miércoles, 26 de agosto de 2020

Hoy diré: ¡No al desánimo! (1-2)

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 1 Reyes 19:1-8
Él anduvo por el desierto un día de camino, y vino y se sentó bajo un enebro; pidió morirse y dijo: Basta ya, SEÑOR, toma mi vida porque yo no soy mejor que mis padres. 1 Reyes 19:4 (LBLA) 

Hoy diré: ¡No, al desánimo! Y mi base bíblica, viene concretamente de la experiencia del profeta Elías, uno de los campeones de DIOS del Antiguo Testamento, aprendo esta verdad, debo decirle: ¡No, al desánimo! O el diablo hará que se mueran mis sueños, y se frustren los planes que DIOS tiene para mí, la sociedad y el mundo entero en mi generación. Porque cada vez que DIOS tiene un gran plan para Su obra, lo primero que Él hace, es ponerte en un lugar de bendición para ti y los demás de tu generación. 

Hoy diré: ¡No, al desánimo! Porque he visto que él desánimo es el enemigo número uno de todo aquel que está en algún punto del liderazgo. El diablo, no escoge para lanzar sus dardos contra los obreros del Reino de DIOS, sino los que están en la primera línea de combate. A los que lo han derrotado, vez tras vez. Ciertamente, es difícil llevar adelante tanto a una obra que esta naciendo como aquella en que los miembros han envejecido y ya han perdido hasta las fuerzas físicas para luchar. En efecto, esto es como cuidar a un padre anciano que está gravemente enfermo, puede hacer que nos frustremos tanto que caigamos nosotros también enfermos. Por ejemplo, en estos momentos el mundo está atravesando momento que nos pueden llevar a situaciones de desánimos y a la vez, nos lleven hasta la depresión. De allí al suicidio es un paso, como fue el cuadro de ese gran hombre de DIOS, como lo fue Elías:
Él anduvo por el desierto un día de camino,
 y vino y se sentó bajo un enebro; 
pidió morirse y dijo: Basta ya, 
SEÑOR, toma mi vida porque 
yo no soy mejor que mis padres”.
1 Reyes 19:4 (LBLA). ¡Sin embargo, DIOS no dejó que este profeta de Israel quedara postrado en el valle de la muerte, sino que lo cargó en Sus brazos, lo usó en gran manera y después se lo llevó con Él, ¡en triunfo y gloria! ¡En el nombre de DIOS, echemos bien fuera de nosotros al desánimo! Digamos como nuestro admirado apóstol Pablo, -perdón por lo largo de la cita, pero no tiene desperdicio-:
“35 ¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte? 36 (Como dicen las Escrituras: «Por tu causa nos matan cada día; nos tratan como a ovejas en el matadero»).37 Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó. 38 Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. 39 Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor”. (Romanos 8:35-39, NTV). En efecto, ¡DIOS nos ama a pesar de las circunstancias y de nosotros mismos!

Hoy diré: ¡No, al desánimo! Por encima de las circunstancias. Hoy escucho decir que el mundo está lleno de maldad y que el mal se manifiesta en todo lugar. Es verdad. No lo niego. Pero no permitiré que el desánimo se anide en mi vida y me obligue, a vivir aplastado bajo el peso de una mortal congoja que anhele morir antes que enfrentar la vida con sus demandas normales. La vida es breve, es tan solo un paréntesis de la eternidad está abierto como un papel en blanco en dónde yo soy el escritor, no cerraré ese paréntesis, sin cumplir el propósito para el cual, DIOS me dio esta preciosa vida humana y también la Vida “Zoé” que viene del cielo. Por muy oscuro que hoy aparezca el horizonte, sé que más allá brilla el sol, también sé que DIOS es real y va conmigo, Él me sostendrá en las noches más oscuras de mi alma como en la historia de Elías. En efecto, Dios, tiene hombres y mujeres clamando día y noche por un mundo mejor. ¡Me uniré a ellos!

Hoy diré: ¡No, al desánimo! Hoy busco los tonos claros y las notas mayores en el teclado de la vida. No nací en una cuna dorada, ni rodeado de privilegios. No provengo de una familia pudiente. Pero en esta hora, reconozco que esta preciosa vida que poseo es todo un milagro de DIOS. Mi espíritu tocado por el dedo divino me dice que soy parte del propósito de DIOS para este mundo y Él, estaba allí cuando yo nací. ¡No soy un accidente en la cadena de seres humanos que el mundo ha tenido! ¡No permito que el desánimo me quite el gozo de saber que soy único, porque DIOS rompió el molde, después que nací! Así afirmo nuevamente, mi decisión: Hoy diré: ¡No, al desánimo!

¡Adelante, siempre adelante!

Oración:
PADRE JUSTO:
Hoy mi acción de gracias llega delante de ti por lo que has hecho en mi vida. Bendigo el día en que nací y el cuidado que has tenido de mi vida, aún antes de nacer. Nací esclavo y me has hecho libre. Nací perdido y me encontraste. Nací sin conocer tu propósito y hoy lo sé y esa es la dinamita que me hace explotar de alegría por dondequiera que voy. Ayúdame a que mi optimismo por la vida humana y la vida espiritual, sean tales, que contagie con el gozo de servirte a los desanimados que pongas a mi lado. ¡Que tu nombre sea honrado y alabado! En el nombre de JESÚS, mi SEÑOR Y SALVADOR, amén.
Perla de hoy:
Cuando solo DIOS nos queda, no tenemos más nada que buscar para ser optimistas.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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