viernes, 26 de junio de 2020

Señor corazón productivo

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Mateo 13:3-23
Finalmente, las semillas que cayeron en buena tierra representan a los que oyen y entienden el mensaje. Estos sí cambian sus vidas y hacen lo bueno. Son como esas semillas que produjeron espigas con cien, con sesenta, y hasta con treinta semillas. Mateo 13:23 (TLA)

Les confieso de entrada que llego al estudio del “señor corazón productivo”, con un nudo de gratitud en mi garganta. Me conmueve al pensar en todos esos amados que en trancurso de toda mi vida cristiana he conocido y me han acompañado en la labor pastoral. Desde luego el proverbio del SEÑOR: “Por sus frutos los conoceréis”. (Mateo 7:16). Subraya la condición de cada uno. Ciertamente, los frutos visibles van dejando huellas de quienes somos y lo que hacemos. Desde luego, tengo en mente también a esos que han han estado a mi lado en cinco décadas, siendo leales primeramente al SEÑOR y después a mí, haciendo más liviano y placentero el peregrinaje y se han entregado al reino juntamente conmigo y Mary, sin esperar nada a cambio. Esos amados de ayer y hoy han marcado mi vida.

Efectivamente, la frase del Apóstol Pablo a poco tiempo de terminar su carrera, la utilizo en esta hora para dedicarlos a mis compañeros del camino: “a éstos que combatieron juntamente conmigo en el evangelio…cuyos nombres están en el libro de la vida”. (Filipenses 4:3). A todos mis hermanos “corazón productivo” que me han ayudado en el proceso de siembra, cultivo y cosecha en el Reino de Dios, les digo conmovido en esta hora de mi vida: ¡Los amo y extraño! ¡Nos veremos al amanecer!  

Gracias al “señor corazón productivo” se cumple en nosotros los sembradores, lo dicho por el salmista: “Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas” (Salmo 126:6), en efecto, el “señor corazón productivo” es el creyente en cuyo corazón la semilla sembrada tiene raíces profundas y por ello se les ve un cambio radical. Es la semilla que crece hacia el cielo y también hacia la tierra. Son los creyentes que desde un principio se ve que Dios los va a usar en Su reino, como Él quiera hacerlo. Ellos están dispuestos y disponibles todo el tiempo para el servicio de Dios. Son los creyentes que saben que tienen un destino eterno en el cielo, pero también, una misión histórica en la tierra. Son esos creyentes que en las iglesias locales no critican y tampoco se enredan en los diversos problemas humanos que los creyentes carnales pueden causar, agotando a los líderes. No. El “señor corazón productivo” se afianza plenamente en su nueva fe. Su encuentro con JESÚS le dio el nuevo nacimiento y la Vida Zoé. El poder de la semilla sana y reproductiva ha entrado en cada parte de su espíritu, de su alma y de su cuerpo. La Palabra ha entrado en el “señor corazón productivo” en forma tal, que ha llenado su mente, su corazón, su conciencia y su conducta. Ellos no vienen a la iglesia esperando ver qué hace la iglesia por ellos, sino buscando qué pueden hacer ellos por la iglesia y el reino de Dios. Desde un principio se ubican en tal forma que: “Son como esas semillas que produjeron espigas con cien, con sesenta, y hasta con treinta semillas”. En estos amados hermanos y hermanas, el que produce menos lo hace al treinta por uno; el que produce en grado intermedio lo hace en sesenta por uno; pero algunos de ellos producen hasta el ¡ciento por uno! ¡Qué gran cosecha da el “señor corazón productivo”!

Nosotros los cristianos nacidos de nuevo, impulsados por el Espíritu Santo, debemos sembrar la semilla de la Palabra de Dios por dondequiera que vayamos. La oración es el vehículo que nos pone en marcha. Nosotros no sabemos cuáles tipos de suelo vamos a encontrar, sólo Dios lo sabe, sin embargo, mientras sembramos en obediencia a la Palabra, habrá resultados. Ningún esfuerzo en la evangelización se pierde.

En los 50 años de ministerio que mi esposa Mary y yo, Dios mediante, cumpliremos en agosto de 2021, será una ocasión para recordar y celebrar. El SEÑOR de la mies, nos ha enviado al “señor corazón productivo”. En muchas ocasiones, además del llamado irrevocable que Dios nos  hizo, ellos han sido el combustible principal que nos han mantenido a lo largo y ancho de nuestra siembra, cultivo y cosecha. El “señor corazón productivo” ha estado a nuestro lado, como se dice comúnmente, “en las buenas y en las malas”; desde luego, como seres humanos hemos fallado muchas veces, pero ellos no han resaltado nuestros errores, sino que han sostenido nuestros brazos en alto, en medio de la dura batalla espiritual con sus implicaciones emocionales y físicas. ¡Es imposible en esta hora agradecer, en toda su magnitud, al “señor corazón productivo” por estar a nuestro lado incondicionalmente! También es imposible olvidarlos; lo que dijo el Apóstol de sus colaboradores inmediatos, reitero también de los nuestros: “Cuyos nombres están en el libro de la vida” (Filipenses 4:3b).

¡Adelante, siempre adelante!

Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
¡Dios mío! Sé bien que la cosecha está lista para ser recogida en este mismo fin de semana. Ahora mismo los cosechadores se están alistando para ir en su búsqueda. Permite que hoy sembremos tu Palabra con la esperanza de cosechar al “señor corazón productivo” para tu honra, Tu gloria y la extensión de tu reino en toda la tierra. Ayúdame a ser fiel en la siembra, en el cultivo y en la cosecha. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No hay atajos hacia la madurez espiritual y hacia un corazón productivo para Dios. Es un proceso de toda la vida.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos tus comentarios