lunes, 15 de junio de 2020

Parábola del amor paterno (1-2)

Francisco Aular
faular@hotmail.com 
Lectura devocional: Lucas 15   
Parábola del amor paterno (1-2)
Ya no soy digno de ser llamado tu hijo;
hazme como a uno de tus jornaleros. 
Y levantándose, vino a su padre.
Y cuando aún estaba lejos, lo vio
su padre, y fue movido a misericordia,
y corrió, y se echó sobre su cuello,
y le besó. Lucas 15:20,21 (RV60)


En este fin de semana, estaremos celebrando en varios países el "Día del padre", y aquí con un abrazo a todos los hombres y su responsabilidad paternal, me uno de todo corazón a una celebración como ésta porque tiene un fuerte asidero bíblico: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da”. (Éxodo 20:12, BLA)

Hoy tenemos delante de nosotros el conocido relato del Evangelio de Lucas, llamado comúnmente: La parábola del hijo pródigo. He oído hermosos sermones al respecto. Sin embargo, hacemos una mejor justicia al bello texto, si consideramos que el personaje central es la actuación del padre amoroso, frente a la actitud desleal de sus dos hijos. Los estudiosos de las parábolas bíblicas, la han elogiado de la siguiente manera: “Corona y perla de todas las parábolas” “el evangelio dentro del evangelio” “divinamente la historia más tierna y humanamente la más conmovedora que se haya contado en toda la tierra” El famoso escritor de cuentos Carlos Dickens lo describió como “el más bello cuento jamás escrito”.

En mi concepto personal, entre las parábolas es mi favorita, suelo ir a ella con frecuencia para alimentar mi alma con esta historia real, y su comparable expresión con que el amor de un padre humano se viste para soportar la ingratitud, la obstinación y la insensatez de sus dos hijos, y triunfar sobre ellas. Algunos maestros ven aquí el amor de Dios en acción y lo comparan con el amor de Dios Padre, es mi sentir que es al contrario es el amor de este padre humano que debe compararse con el amor de Dios. En efecto, este padre humano hace un derroche de la gracia de Dios que salta como una fuente inagotable del corazón paterno hacia sus hijos. Es incondicional y leal. Todo lo da, todo lo espera, nada pide para sí mismo; todo lo da sin medida y sin protesta.

En este próximo fin de semana, se celebra en muchos países el Día del Padre. Me uno de todo corazón a dicha celebración, y con esta parábola del amor, les rindo un sencillo homenaje a los hombres de carne y hueso, a nuestros padres que han manifestado amar a sus familia con esta clase de amor. Así, que tracemos algunos pasos que conducen a ser padres amorosos, ejemplares, en medio de las dificultades de un mundo postmoderno.

El primer paso para ser un padre amoroso se da cuando asumimos ser la cabeza espiritual de la familia “un hombre tenía dos hijos”. Esos hijos ya eran jóvenes entre la segunda y tercera década de la vida. Toda la enseñanza que un padre amoroso da a sus hijos, habían sido dadas. Nos podemos imaginar que los había creado con el mismo amor y el mismo cuidado. Pero, como es sabido, cada hijo es distinto. Así mientras uno resultó aventurero, el otro resultó casero. Uno se convierte en delincuente público, y el otro en un “delincuente honrado”. Uno regresa de la corriente del mundo y el otro amenaza con irse al mundo. Uno pone su confianza, y arrepentido, busca el perdón del padre para seguir adelante en la vida; el otro confía en sí mismo. Uno alcanza la madurez a través del sufrimiento que le trae su insensatez; el otro permanece en la actitudes infantiles de la vida. Sin embargo, el padre amoroso nunca pierde, la oportunidad que le brinda cada tiempo de la familia para mostrar que su amor y posición dada por Dios, permanece firme como cabeza del hogar.

El segundo paso para ser un padre amoroso se da cuando respetamos, las decisiones difíciles de nuestros hijos adultos: “y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes”. Comoquiera que veamos esta escena, la veo como una falta de respeto, es como si dijera: ¡Tengo urgencia de irme a hacer mi propia vida, tengo el derecho de ser feliz y no puedo esperar a que te mueras! ¿Qué clase de hijo es este que puede hablarle así a un padre amoroso? Sin duda, el padre sabía que con aquella actitud, no podría tener un final feliz. Sin embargo, no vemos al padre persuadir al hijo porque como es sabido, a veces los hijos tienen que aprender por el camino dificultoso de la vida, al no oír ni poner práctica las enseñanzas y valores aprendidos en el hogar. Este hijo, en aquella etapa de la vida, no haría caso a lo que tanto había escuchado, y tal vez, leído y que el apóstol Pablo, resumiera magistralmente: Hijos, obedezcan a sus padres porque ustedes pertenecen al Señor, pues esto es lo correcto. «Honra a tu padre y a tu madre». Ese es el primer mandamiento que contiene una promesa: si honras a tu padre y a tu madre, “te irá bien y tendrás una larga vida en la tierra.” (Efesios 6:1-3 NTV)

Oración:
PADRE eterno:
Hazme brillar con tus luz admirable para que mis seres amados vean y encuentren el Camino, la Verdad y la Vida. Dame tu amor para amar, fe y valor para servirte en mi casa primero, y a lo ancho y largo del mundo que me rodea. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La actitud que tengamos frente a nuestro hermano menor y su arrepentimiento, nos revelará si amamos como nuestro PADRE.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado para evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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