martes, 10 de septiembre de 2019

Llamado urgente a la oración

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 2 Crónicas 7:11-22
Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14 (RV60)

“La oración es la actividad más alta del alma humana, por eso es a la vez la prueba suprema de la verdadera condición espiritual de un hombre… Todo lo que hacemos en la vida cristiana es más fácil que orar”. Dr. Martin Lloyd Jones.

Admito de entrada, sinceramente, que estoy lejos de considerarme un hombre de oración, sin embargo, oro. Aún así, creo que DIOS abre las puertas de los cielos sobre aquellos que oran. Orar no es solamente una forma de tratar a DIOS como el celebre cuento árabe de la lámpara de Aladino, ¡se frotaba y sucedía un milagro! Por el contrario la oración es un servicio que se brinda también a favor de los demás, y una guerra que libramos en la esfera espiritual a favor de los otros seres humanos que viven en nuestra generación. DIOS nos ha prometido bendiciones ilimitadas si oramos: “Si se humillare mi pueblo” por eso, el “si” condicional que preside nuestro versículo que encabeza el versíulo de hoy. Dios espera nuestra comunión con Él a través de la oración, individual y colectiva.

Por otra parte, nada de lo bueno y perdurable que se haya hecho sobre la tierra, vino sin oración. A través de la historia del cristianismo, vemos que los hombres y mujeres nacidos de nuevo, cambiaron sus generaciones por el impacto de sus oraciones elevadas ante del SEÑOR. El apóstol Pablo aconsejó sobre el priorizar la oración: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres…” (1 Timoteo 2:1). ¿Por qué Pablo nos da este consejo? Porque solamente en la medida en que oramos, nuestras actividades diarias hacen impacto para esta tierra y se extiende hasta la eternidad, y porque nuestros enemigos, el mundo, el demonio y la carne, todavía son impedimentos para que un cristiano nacido de nuevo, haga lo que Dios le pide, y sobre todo: orar.

Hoy vivimos en convulsionado y peligroso mundo y negarlo sería necedad. Pero la Iglesia del SEÑOR, nació, creció y tuvo sus mártires más valientes en épocas como la presente. Sin embargo, la violencia, no fue su arma: “Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las personas a obedecer a Cristo”. (2 Corintios 10:4,5NTV). ¡Esa arma poderosa fueron la Palabra de Dios y la oración; es urgente que las activemos! Contra la densa oscuridad que está sobre este mundo, como resultado de que millones de hombre y mujeres, han escogido vivir alejados de DIOS y Su Palabra. ¡Ellos ponen su confianza en políticos, filósofos, sistemas e ideologías sin sentido! Sin embargo, en esta noche oscura del alma, millones de personas están busando a JESÚS y Su Evangelio. Eso me llena de gozo para orar y buscar el rostro de DIOS en oración porque el enemigo de DIOS, también anda suelto dirigiendo sus “dardos de fuego”. Se nos informa que unos 200.000 cristianos morirán este año por su fe en JESÚS. ¡Oremos por ellos y por los misioneros que están llevándoles el Mensaje! ¡Nosotros mismos necesitamos que otros oren por nosotros, así que, oremos nosotros y por los demás!  Igualmente, el asunto del terrorismo religioso contra la cristiandad, ¡no es un cuento!, es una realidad, y tarde temprano nos tocará y también a los nuestros. ¿Qué hicieron los primeros cristianos cuando enfrentaron una situación semejante? Oraron pidiendo confianza y valor, ellos oraron así:
“Ahora, Señor, toma en cuenta sus amenazas y concede a tus siervos el proclamar tu palabra sin temor alguno”. Hechos 4:29 (NVI).

Como dijo Andrew Murray, hace unos años:
“El Señor Jesús no ofreció su vida, ni derramó su sangre para
evitarnos el sacrificio de nuestras vidas ¡De ninguna manera, Su sacrificio fue para hacer el sacrificio de nuestras vidas posible y deseable!” ¡Que el Señor nos ayude para que en esta hora menguada de nuestro mundo! ¡Levantemos un poderoso movimiento de oración! ¡No tenemos tiempo que perder! ¡Esto es tan urgente que si usted no es persona de oración, inténtelo otra vez, eso sí, comience por humillarse delante de Dios! La oración es el vehículo del poder en todo lo que hagamos en la evangelización y el discipulado de un mundo, “sin Dios y sin esperanza”. Martín Lutero el gran reformador alemán, agonizaba por llevar la Palabra de DIOS a su pueblo, y en muchas otras actividades, sus discípulos estaban agotados al acostarse aquella noche, le preguntaron, ¿maestro a qué hora nos levantaremos mañana? Martín Lutero, respondió:
“Tengo tantas cosas que hacer, que pasaré las primeras tres horas orando”.

Solo una cosa es cierta. Este mundo solo puede ser cambiado por la violencia o la oración. Lo primero nos lleva al caos, la segunda manera, nos lleva a DIOS: “entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” Por eso, nuestro llamado urgente a la oración.

Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Tú no eres ser humano como nosotros para arrepentirte y mentirnos en tus promesas, de amar y perdonar a tus hijos hasta el final, cuando te veamos cara a cara, y ya la oración como vehículo para mantener mi comunión contigo, haya dejado de ser. Ayúdame, a buscar tu rostro, arrepentirme de mi mal camino y a esperar en ti. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Al orar es mejor presentarnos con un corazón humillado y sin palabras que palabras ostentosas sin corazón.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

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