lunes, 9 de septiembre de 2019

La oración: la disciplina del espíritu

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 1 Tesalonicenses 5:16-28          
Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23 (NVI)

¿Cómo está constituido el ser humano?

A través de la historia se ha explicado de tres maneras: Unidimensional, “somos nada más un cuerpo”, proponen los materialistas, los ateos: “cuando morimos se acaba todo…” Bidimensional, “somos cuerpo y alma” los filósofos griegos, y teologos cristianos influenciados por los primeros: “muere el cuerpo pero sobrevive el alma inmortal”. La tercera propuesta es Tridimensional, “somos espíritu, alma y cuerpo” viene dada la explicación por ese gran teólogo sistematizador del Cristianismo el Apóstol Pablo, en nuestra cita de hoy de 1 Tesaloniceses 5:23:… “espíritu, alma y cuerpo”, en griego: “pneuma, psuke, soma”. Aquí me uno al Apóstol. ¡Eso es lo que creo, vivo y enseño! Justamente este ser humano tripartirto, lo es porque también es espíritu. El espiritu humano, nacido de nuevo y en la plenitud espiritual que tal hecho implica, permitió que JESÚS, DIOS mismo hecho hombre, viniera del cielo a la tierra. Porqué ÉL mismo es la vida eterna. Todo esto, lo entendemos mejor y empezamos a vivirlo por medio del Nuevo Nacimiento, que transforma nuestra vida temporal en esta tierra -vida “bíos” a Vida “Zoé”- la vida que viene del cielo, por medio de nuestra fe en JESUCRISTO, porque lo repito, Él y solo Él, es la Vida Zoé… “Y la manera de tener vida eterna es conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra.” (Juan 17:3,NTV). Solo un cristiano nacido de nuevo puede poseer esta seguridad: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” (Juan 11:25,RV60). ¡Esto hace posible que tengamos Vida, en y después de esta vida!

Implicaciones de esta verdad

¿Por qué todos los seres humanos tenemos que nacer de nuevo? ¿Por qué tenemos que experimentar esa nueva vida que viene de lo alto? ¿Por qué tiene que existir esa regeneración espiritual para todos los pecadores? La Biblia dice que desde la caída de Adán y Eva en desobediencia a DIOS, todos los seres humanos, si bien tenemos un espíritu dentro de nosotros, ese espíritu está muerto en nuestra relación con DIOS, “y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y  pecados” (Efesios 2:1,2 RV60). Desde luego  como seres humanos, poseemos las facultades del espíritu que son la intuición, la conciencia y la comunión, para poder comunicarnos con el mundo espiritual, lamentablemente, no con DIOS. Porque cuando no hemos experimentado el nuevo nacimiento, ese espíritu humano prácticamente está muerto para relacionarse con DIOS y con la Palabra de DIOS como debe ser. Así JESÚS lo afirmó: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24 RV60). Fíjense que Pablo en nuestro versículo de hoy, enumera primero el espíritu, después el alma, y luego, el cuerpo. Porque en el ideal de Dios para el ser humano, debe ser nuestro espíritu -controlado y dirigido por el Espíritu de Dios-, quien nos guíe en este mundo y en el venidero. Por eso JESÚS le dijo a un hombre muy religioso llamado Nicodemo, “de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios (…) lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:3,6 RV60).

¡Nacidos espiritualmete para adorar a DIOS!

Como resultado de todo esto, se resalta esta verdad: La principal manifestación espiritual de un verdadero nacido de nuevo es adorar a DIOS “en espíritu y en verdad”. Esto lo hacemos primordialmente por medio de la oración. Orar es hablar con DIOS. Sin conversación no puede haber comunión. La oración es comunicarnos con DIOS por medio de nuestro espíritu vivificado por Su gracia y poder. La oración es la parte esencial de la vida del espíritu. Mediante la oración activamos todo el poder de DIOS y Sus grandes tesoros de promesas para Sus hijos. Decía mi siempre recordado profesor, y mi compañero de oración en mis días de seminarista, el Dr. Roy Lyon: “La oración es la llave del tesoro de las riquezas espirituales de DIOS. Por medio de ella podemos recibir de nuestro PADRE la unción del poder del Espíritu Santo”. Debemos ejercitar  nuestro espíritu en la búsqueda devocional de la comunión con nuestro DIOS, y mantenernos en adoración a ÉL aquí en la tierra, por medio de la oración. Recuerde que orar es un privilegio de todo cryente que ama a su DIOS y le sirve de todo corazón en esta tierra; en el cielo, no oraremos, ni evangelizaremos y ni haremos discípulos… Allí en el cielo estaremos siempre cara a cara con nuestro DIOS. Ahora la oración es simplemente un vehículo para transportarnos a Su presencia en todo momento: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. (Jeremías 33:3,RV60). Entonces, con toda confianza podemos afirmar: la oración es la disciplina de nuestro espíritu.

Oración:
Padre eterno: ¡Te alabo nuevamente en esta hora en mi tiempo de comunión contigo! Ayúdame a disciplinarme y a ejercitarme en la oración. En el nombre de JESÚS, amén.
En nuestro tiempo de orar en espíritu, nada es tan grande, ni tan insignificante como para no llevarlo ante DIOS.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

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