lunes, 2 de julio de 2018

Pasión evangelizadora

Por Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Mateo 28:16-20
Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos. Mateo 28:19,20 (NTV)

El diccionario de sinónimos, señala como términos afines a pasión: “ardor, calor, entusiasmo, vehemencia, anhelo, ansia, energía, ardimiento, esfuerzo, entusiasmo. Fogoso, impetuoso, vigoroso”. Vea usted a su alrededor y encontrará que los hombres y mujeres de éxito son personas que tienen una pasión interna que los empuja a ser los mejores dentro del área en el cual se desenvuelven. De hecho, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, la Biblia es un libro lleno de la pasión de Dios en su busqueda del ser humano pecador para realizar con el Su plan de salvación, que Él tiene, desde antes de la fundación del mundo: “El propósito de Dios fue que nosotros, los judíos —que fuimos los primeros en confiar en Cristo—, diéramos gloria y alabanza a Dios. Y ahora ustedes, los gentiles, también han oído la verdad, la Buena Noticia de que Dios los salva. Además, cuando creyeron en Cristo, Dios los identificó como suyos al darles el Espíritu Santo, el cual había prometido tiempo atrás.” (Efesios 1:12,13 NTV) En efecto, el punto central de la historia de la salvación, fue precisamente, la Vida, Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo. ¡Desde el el Calvario y el poder del Cristo Resucitado en adelante, en la historia de la evangelización, la fuerza que nos impulsa para llevar al Evangelio hasta la última frontera, fue, es y será, ver el cumplimiento de las palabras de despedida de JESÚS en un lugar desconocido de Galilea!: Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos. Mateo 28:19,20 (NTV). ¡En eso andamos!

Doy gracias al Señor todos los días porque tuve el privilegio que recién nacido espiritual, Dios me llevó a una denominación cristiana-en donde la Gran Comisión es nuestra fuerza impulsora que alimenta nuestra pasión para servir al Señor JESÚS, con todo lo que somos y hacemos. Como lo saben algunos de ustedes, hace algunos años estuve en España, en Sevilla, aunque admiro todo lo que la Provincia de Andalucía, tiene para llenarme de la historia de nuestras antepasados colonizadores, nada me impacta más que haber visitado lugares en donde hombres apasionados por JESÚS, dejaron sus huellas para siempre.

Con esto en mente, pude ir a la ciudad de Santiponce, pequeño pueblo ordenado y limpio con sus calles estrechas, a sus afueras visité al Monasterio Jerónimo de San Isidoro del Campo de Sevilla, dentro de aquel claustro en la década de 1550, un monje Casiodoro de Reina, conjuntamente con veintiuno de sus compañeros, al estudiar los originales de las Sagradas Escrituras, y por la influencia de lo que estaba pasando por el Movimiento de la Reforma Protestante, en Alemania y otros países de Europa, nacieron de nuevo; y Casiodoro, dedicó 12 años a la traducción de la primera Biblia en Castellano, la que hoy llamamos Reina-Valera, porque su otro compañero del claustro religioso, Cipriano de Valera, años después, hizo la primera revisión del texto sagrado. Allí están los muros, las puertas y el patio de los naranjos por donde aquellos hombres anduvieron. Por su fe viva en JESÚS para la salvación de sus almas, fueron sentenciados a muerte. Los 22 monjes convertidos al Evangelio, huyeron por diferentes caminos.

Pues bien, allí en el Monasterio de San Isidoro, en compañía de mi yerno César Parra, di gracias al Señor y renové mi pasión por JESÚS y Su Palabra eterna. Porque como algunos de ustedes saben, fue por esta Biblia, traducida allí 400 años antes que, en 1963, leyendo el Evangelio de San Juan 17:20, le entregué mi vida al Señor. Así en el patio de los naranjos, mirando al cielo y con lágrimas en mis ojos, agradecí al Señor porque por la oración, testimonio y la pasión por JESÚS de aquellos hombres, el Evangelio llegó a mi corazón. ¡Gloria a Dios! Solo espero llegar al cielo para conocerlos y abrazarlos.

Ciertamente la pasión por la Palabra de Dios y la pasión por la evangelización van juntas. Pero ¿qué es la evangelización? La evangelización es una cruz clavada en el ama; la evangelización es un ardor en nuestro espíritu por llevarle el mensaje que nos dio vida a otros con sus espíritus muertos para Dios; la evangelización es el calor que sentimos en nuestros corazones por llevar el Mensaje eterno a aquellos que todavía no lo han oído y creído; la evangelización es sentir el entusiasmo mismo de JESÚS, al humillarse para salvarnos, así nosotros debemos estar con todo el gozo del Espíritu Santo, dispuestos y disponibles, a llevar este Mensaje a todos los seres humanos, estén donde estén, y a cualquier precio; la evangelización debe ser hecha sin dudar con una fuerza impetuosa que nos lleva más allá de nuestras fuerzas; la evangelización es el anhelo de ver a hombres y mujeres convertidos al Evangelio del Señor Jesucristo, cómo la única esperanza para esta vida y la venidera; la evangelización es el ansia, la energía, la fe, el amor y la esperanza de ver a millones de personas convertidas al Evangelio, antes de que el Señor venga a buscarnos o nosotros irnos con él; y por último, la evangelización pone en marcha el esfuerzo individual y colectivo para hacer que cada evangelizado sea discipulado para lo cual debo esforzarme, lleno de entusiasmo contagioso, impetuoso y vigoroso; podemos tener esto en mente, recibir el Evangelio es por gracia, pero ser discípulos de JESÚS, nos costará todo lo que somos y tenemos; en conclusión: la evangelización, es vislumbrar la orden de nuestro Comandante Nazareno, JESÚS, hecha realidad en nuestra generación:  Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos”. Mateo 28:19,20 (NTV).

No podemos cumplir efectivamente con este mandato del SEÑOR RESUCITADO, sin Pasión evangelizadora.

Oración:
Amado Padre Celestial
Estoy postrado delante de ti y delante de tu verdad del amor que se desprende desde tu Trono por nosotros los pecadores. Tú eres Señor mi pasión y triunfo. Contigos todo lo puedo, sin ti no soy nadie. Ayúdame a vivir la pasión evangelizadora de tus grandes hombres y mujeres a través de la historia de la salvación. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
La pasión evangelizadora es una cruz clavada en el alma que nos lleva contarle el Mensaje de la salvación a otros.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?


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