jueves, 12 de julio de 2018

Pasión evangelizadora: Su triunfo

Francisco Aular      
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Lucas 15:1-7
Y, cuando la encuentre, la cargará con alegría en sus hombros y la llevará a su casa. Cuando llegue, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida”. Lucas 15:5,6 (NTV)

Este año cumplimos 41 años de haber iniciado en mi país, Venezuela un esfuerzo de alcance evangelizador y misionero, el cual llamamos la Marcha Evangelizadora. ¡Aquella actividad puso el sello definitivo de lo que sería mi trabajo en la obra de Dios, desde entonces: encender en mi mismo y en los otros, la pasión evangelizadora! En eso ando. He disfrutado cada paso de esta labor, pero nada puedo calificar de triunfo en esta actividad, como ser testigo del nuevo nacimiento de una persona e inmediatamente verlo crecer en la fe, hasta su madurez en Cristo.

Esto verdad la vemos mejor ilustrada, cuando JESÚS pronunció la Parábola de las posesiones perdidas, la oveja, la moneda y el hijo, estaba mostrando su pasión evangelizadora que le trajo entre nosotros, hace dos mil años:Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos.” (Lucas 19:10 NTV), no se necesita ser un gran teólogo para darse cuenta que JESÚS, en nuestro ejemplo, en la tarea de “buscar y salvar a que están perdidos”, y el capítulo 15 de Lucas, vemos una sola parábola la cual pudiéramos titular: La parábola de las posesiones perdidas, aunque son tres ilustraciones, pero es un mismo ejemplo. En efecto, la oveja perdida (1-7), la moneda perdida (8-10), y el hijo perdido (11-32)  Son posesiones temporalmente perdidas, el esfuerzo y decisión de dejar todo de lado y darle prioridad a la búsqueda de la posesión perdida, dan el triunfo final, el gozo de esas posesiones recobradas. Por eso, dice el Señor: “De la misma manera, hay alegría en presencia de los ángeles de Dios cuando un solo pecador se arrepiente.” (Lucas 15:10)

Aquí el texto nos dice que el pastor pierde a su oveja, una sola de cien, pero él deja las noventa y nueve que están en el redil, y él se lanza en la búsqueda de su apreciada oveja. Me imagino recorriendo todos los lugares por donde había guiado a su amado rebaño aquel día; se hizo tarde, y el sol se ocultaba en el horizonte, un águila con sus garras anda buscando desde las alturas, una presa para llevarla a su nido… lejos se escucha el aullido de los lobos hambrientos; el pastor sabe que encontrar a su oveja es un asunto de vida o muerte, en eso ve una abertura que conduce a un precipicio, escucha un leve quejido que viene de allí, se asoma y ve su oveja que había caído, herida y sin fuerzas, cuidadosamente, paso a paso, desciende a don está su oveja, venda sus heridas, se la monta sobre sus hombros y gozo de recobrarla, hace corto el viaje de retorno, ya es de noche y ve a sus amigos, y desde lejos les dice: “Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida”.

Confieso sin rubor alguno que, al detallar esta bellísima historia que nos dejó el Señor, tengo dificultad para ver lo que escribo porque las lágrimas me nublan la vista, y mis labios nuevamente, se pronuncian en alabanzas a mi amado Pastor: ¡Ah, SEÑOR, gracias! ¡Yo soy aquella oveja perdida! ¡Bendito y alabado sea tu nombre mi amado pastor JESÚS. ¡Dame un poco de tu pasión evangelizadora o me muero! ¡No existe un triunfo mayor en la pasión evangelizadora que ver a un perdido, rendido a los pies de JESÚS! Me parece Su voz, cada veo que veo llegar uno más para CRISTO: “Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida”.

He escuchado poesías hermosas sobre JESÚS el Buen Pastor, pero un poema “Pasión pastoral” que luego se hizo canción de mi amado hermano el pastor mexicano Juan Romero, es mi favorita. ¡Cantémosla otra vez!:
I.
Eran cien ovejas ,

que había en el rebaño; 

eran cien ovejas 

que un pastor cuidó, 

pero en una tarde 

al contarlas todas,

le faltaba una
le faltaba una 

y triste lloro…
Coro:
Las noventa y nueve 

Dejó en el aprisco 

y por la montaña 

a buscarla fue 

la encontró gimiendo 

temblando de frío: 

Curó sus heridas, 

la tomo en sus brazos 

y al redil volvió.
II
Esta misma historia 

vuelve a repetirse; 

hay muchas ovejas 

que sin rumbo van 

con el alma rota, 

van por los collados 

temblando de frío
vagando en el mundo:

Sin Dios y sin fe.
Coro:
Las noventa y nueve 

dejó en el aprisco 

y por la montaña, 

a buscarla fue, 

la encontró gimiendo 

temblando de frío: 

Curó sus heridas, 

la tomo en sus brazos 

y al redil volvió.

Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Gracias amado Señor! Gracias por abandonar tu gloria, por un tiempo para venir a buscarnos, y hacernos miembros para siempre de tu redil en el cielo, junto a ti. ¡Dame Señor tu pasión evangelizadora para que mi misión en este mundo, ayude a cumplir la tuya: Buscar y salvar lo que se había perdido. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
JESÚS: ¡Dame un poco de tu pasión evangelizadora o me muero!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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