viernes, 20 de noviembre de 2015

¿Por qué amo la Biblia? (2)

Francisco Aular
Lectura devocional: Hebreos 4:1-13
Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos. Hebreos 4:12 (NTV)

Si de repente, todos los libros se desaparecieran y no quedara nada más que uno, la Biblia, no habríamos perdido nada. Porque la Biblia vale muchos más que todos los libros que los grandes literatos han producido en toda la historia de la humanidad. Esta no es solamente mi opinión, Sir Walter Scott (1771-1832), en cierta manera fue el Cervantes para la lengua inglesa de su tiempo. Este reconocido hombre de letras, estando en agonía de muerte, susurró: “Acérquenme el libro.  ¿Cuál libro, pues, tienes muchos en tu biblioteca? Hay solamente un Libro, la Biblia -fue la respuesta-”.
¿Por qué amo la Biblia? Porque Dios me ordena que ame su Palabra. Precisamente, el Salmo 119, el capítulo más largo de la Biblia con 176 versículos, es un poema acróstico de la Biblia como libro de la Ley de Dios, en cada versículo se hace referencia a Dios como el autor de este Libro. El número ocho aparece en todo el Salmo, porque fue a propósito que lo diseñó el salmista, ya que la palabra “ocho” en hebreo significa “abundancia, más que suficiente”. En efecto, el escritor nos está diciendo: “La Palabrea de Dios es más que suficiente”. Entonces, cada sección tiene ocho versículos; se mencionan ocho nombres especiales para la Palabra de Dios; se dan ocho símbolos para la Palabra de Dios: Ley del SEÑOR, testimonios, caminos, preceptos, estatutos, mandamientos, juicios y palabra; igualmente, el creyente tiene ocho responsabilidades con la Palabra. Podemos añadir que Dios, como el Creador también del ser humano, nos dejó un mapa para llegar a Él y saber cómo hacer su voluntad, ¡ese mapa es la Biblia!
¿Por qué amo la Biblia? Amo la Biblia por lo que es, como lo dice el versículo de hoy: “Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos” (Hebreos 4:12 NTV). La Biblia es agua para nuestra limpieza, desde nuestra juventud, y como dice el Salmo 119: “¿Con qué limpiara el joven su camino?” (v.9); la Biblia es riqueza y tesoro: “Me he gozado en el camino de tus testimonios, más que de toda riqueza” (v.14); la Biblia es una compañera y consejera en todo tiempo: “Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros” (v.24); la Biblia, es una canción que acompaña siempre: “Cánticos fueron para mí tus estatutos, en la casa en donde fui extranjero” (v.54); la Biblia tiene una dulzura mayor que la que el mundo, nos da: “¡Cuán dulce son a mi paladar tus palabras!” (v.103); la Biblia nos ilumina el camino: “Lámpara es a mi pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (v.105); la Biblia es mi herencia que me han dejado lo que murieron por ella: “Por heredad he tomado tus testimonios para siempre” (v.111); La Biblia es y será mi riqueza para siempre: “Me alegro en tu palabra como alguien que descubre un gran tesoro” (v.162. NTV). ¡Bendito y alabado sea Dios por permitirnos que llegara hasta nosotros su bendita Palabra!
Oración:
Amado Señor:
Gracias por tu palabra que me ha dado la vida verdadera y eterna a través del nuevo nacimiento, ella incrementa mi fe, sana mis heridas, me alienta porque pone alas a mi esperanza, transforma las circunstancias, me imparte el gozo continuo en mi ser, limpia mi corazón, mi alma y mi espíritu, y es mi herencia, la cual debo pasar a los que me seguirán cuando yo ya no esté. ¡Bendito y alabado seas por este gran tesoro! ¡Por ella vivo sin ella muero! En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La Palabra de Dios es alimento espiritual que me mantiene en pie, es el Menú del banquete, al cual Dios, por su gracia, me ha invitado. 
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo? 

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