martes, 14 de enero de 2014

¡Convierte tus problemas en perlas!


Francisco Aular
faular@hotmail.com 
Lectura devocional: Génesis 50:15-19           
Ustedes se propusieron hacerme mal, pero Dios dispuso todo para bien. Él me puso en este cargo para que yo pudiera salvar la vida de muchas personas. Génesis 50: 20 (NTV).
Gary Smalley en su libro “Amémonos siempre”, me ayudó a interpretar la parábola moderna sobre la perla. En efecto, me llevó a descubrir que el origen de una perla es la clave para entender la parábola. Todas las perlas se encuentran en ostras. Aunque hoy en día se cultivan, el valor de una perla natural, es superior. ¿Cómo se forma? en el fondo del mar las ostras nacen y crecen tranquilas, pero a veces se forman verdaderas tormentas de arenas a su alrededor, el molusco se abre para respirar y comer, pero la tormenta introduce, por accidente, un granito de arena en su organismo. Esta es una experiencia muy dolorosa para la ostra, porque le irrita todo el organismo, pero, como defensa a su dolor, la ostra emite una sustancia llamada nácar. En el nácar hay cristales que cubren el grano de arena, y allí viene el valioso resultado: ¡Surge la perla!, y esta es la enseñanza: que algo bello, precioso y muy valioso, surge del dolor y del sufrimiento inicial.
Ciertamente nuestros problemas personales, muy a menudo, no son causados por alguna persona de nuestro entorno, ni por catástrofes naturales, ni aún por el temible Satanás, la raíz de todos nuestros problemas yace en nosotros mismos, en nuestra actitud frente a la vida, en cabos sueltos que nunca atamos, en paréntesis que nunca cerramos, pidiendo perdón o perdonando. A muchos los guía la ira por un carácter sin domar y un resentimiento sin freno; todo esto nos hace más daños a nosotros mismos que a los demás, porque hace mucho tiempo, quizás, nos hicieron daño, pero ellos continúan sus vidas felices, mientras nosotros somos torturados por el verdugo rencor. Ahora bien, Esas emociones negativas, esas “pasiones combaten” dentro de nosotros, y llegamos a ser sus esclavos, en vez de sus dueños: “¿De dónde vienen las guerras y las peleas entre ustedes? Pues de los malos deseos que siempre están luchando en su interior.” (Santiago 4:1 DHH).
Ahora bien, perdónenme que recurra a una experiencia personal, pero será mejor que lo diga aquí. Cuando yo tenía nueve años, mi mundo era el campo en el cual nací, mis padres, mis hermanitos, mi abuelita y mis tíos. Amaba mi campo, pero, mis padres no pudiendo hacer frente a una situación de mi salud, con todo el dolor que les causaba mi separación, me entregaron a un familiar que vivía en la ciudad capital de mi país – por cierto, muy cerca del Hospital de Niños- ¿cómo me separaron de mi núcleo familia?: me engañaron llevándome de paseo; me despedí de mi madre, pero me aferré a ella, porque algo me decía que en aquella tarde nos separaríamos; un primo me entusiasmó a salir y fuimos de paseo, cuando regresamos, mi madre no estaba allí. Puedo recordar, a  cincuenta y ocho años de aquella experiencia, que las doce horas que en ese entonces se hacía a la gran ciudad, no bastaron para impedir mis lágrimas.
Les confirmo que no fue fácil desde aquel día enfrentar mi infancia y adolescencia entre extraños. Por aquel tiempo, entonces, hice una resolución, no dejaría que esa experiencia me dañara; una vez que nací de nuevo por el poder del Evangelio, Dios puso amor y comprensión hacia todos aquellos envueltos en una situación en la que ahora puedo afirma con toda la certeza lo que la Palabra de Dios dice del gran patriarca José: “pero el Señor estaba con José y le extendió su misericordia” (Génesis 39:21). Es más, ¡no sería quien soy, si el Señor no me hubiera permitido pasar por aquella prueba! Con la ayuda del Señor, cualquier circunstancia de la vida por la que estés pasando: ¡Convierte tus problemas en perlas!
Oración:
Padre eterno:
Eres demasiado grande y maravilloso para comprender tu altura, tu anchura y profundidad; en esta hora te doy gracias por ser mi Padre y cuidarme en todo mi transitar por este mundo; ayúdame a decirle al mundo tu mensaje; tú quieres que pertenezcamos a tu familia, y nada ni nadie nos puede separar. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Si Dios es lo único que tienes en el camino de la vida, vas con buena compañía.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos tus comentarios