lunes, 23 de diciembre de 2013

¡Otra vez la Navidad!


Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional Lucas 2:1-7
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley. Gálatas 4:4
La Navidad está llena de recuerdos imborrables. Es admirable, que una sociedad secular, materialista y global como en la que estamos viviendo, no haya sido capaz de acabar con el amor, la fe, la esperanza, y aún la ilusión de estas fechas. Todavía más adimrable son los Ebenezer Scrooge, el personaje central de la novela de Charles Dickens (1812-1870) El Canto de Navidad, “allí el protagonista, es un hombre avaro y tacaño que no celebra la fiesta de Navidad a causa de su solitaria vida y su adicción al trabajo”. Hace algunos años, se le preguntó a un millonario chino de Hong Kong, que estaba abriendo nuevas empresas aquí en Canadá, su parecer sobre el calendario laboral de esta nación, el millonario respondió: “Es una lástima que se pierda tanto tiempo en días de fiestas como los domingos y Navidad.” Otro enemigo de la Navidad son los neoevangélicos que han llegado y que están haciendo todo lo posible por demostrarnos que la celebración de esta fecha es contra la Biblia, esta gente sigue las pisadas de las sectas, el judaismo extremo e igual el islamismo. Sin embargo, la Navidad es todavía ocasión para sacar lo mejor de nosotros, entre ellos, el dar; como lo recordó el Apóstol Pablo a sus discípulos en Mileto: En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.” (Hechos 20:35 RV 60).
Ciertamente, el Señor nos dijo que no solo de pan y del bienestar material vivirá el ser humano. Porque el ser humano además de cuerpo y alma, es también espíritu, y por eso, aunque sea de manera superficial, necesita alimentarse de una fiesta del espíritu, como lo es la celebración de la verdadera Navidad. La Navidad nos lleva al relato bíblico y nos pone en contacto con los secretos de Dios para salvar al pecador y volverlo a una relación con Él.
En efecto, cada año al llegar diciembre, los relatos de la Palabra de Dios sobre la Navidad desfilan ante nosotros con todo su contenido espiritual, humildes y verdaderos. Si tuvimos el privilegio de venir al mundo en un hogar en donde la Biblia ocupaba su verdadero lugar, entonces, estamos familiarizados con esos relatos desde que tuvimos conciencia, y los recordaremos años tras años, contándolos a nuestros hijos y nietos; esos relatos son seguros, aleccionadores e inmortales, ente los más resaltantes encontramos: La fascinante Anunciación del ángel a la Virgen María; la vigilia de los pastores cuidando sus rebaños, y de repente la aparición de los ángeles que no pudieron callar el Nacimiento de JESÚS, y alabaron a Dios, diciendo: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14); el nacimiento de Juan el Bautista; el sueño de José confirmando que un milagro había ocurrido en el seno virginal de María; el nacimiento de JESÚS en un lugar de pobreza extrema, un sucio pesebre en dónse se colocaban los corderitos que después serían sacrificados en el templo; el asombro y gozo de los pastores al verificar la realidad de la noticia y de las profecías; la circuncisión de JESÚS; el descanso definitivo de Simeón porque el Espíritu Santo le había revelado de que no moriría sin tener en sus brazos al Mesías prometido; y las acciones de gracias de Ana, la ancianita que permanecía en el templo desde hacía ochenta y cuatro años, orando y ayunando en espera del Mesías; la estrella con su fulgor que apareció en el cielo para guiar a los tres sabios que vinieron desde lejanas tierras para adorar a JESÚS; la matanza de los niños decretada por el rey Herodes; la huída a Egipto, y el posterior regreso a Jerusalén: “Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él” (Lucas 2:40 RV60).
Sí, el Cristianismo tiene historia y es historia que estamos haciendo, empezando desde un humilde pesebre en la primera venida de JESÚS, hasta llegar a su Entronización definitiva como SEÑOR de señores y Rey de reyes al final de la historia, tal y como la conocemos: “Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 5:11-13 RV60).
Cierto, ¡otra vez Navidad!, y con esta celebración, una nueva oportunidad se nos presenta a los cristianos nacidos de nuevo para volver a contar la bella historia que cambió al mundo; porque ese hecho fue la culminación de la historia de la salvación del ser humano, lo que habíamos perdido en el Edén, lo recobramos en el pesebre y en el Calvario y la Resurrección. La Navidad, la Encarnación del Verbo, es la suma de las verdades divinas reveladas por el mismo Dios que vino a buscarnos y salvarnos. Poco importa si JESÚS nació en diciembre, en abril o en septiembre. La Navidad no es una fecha; es un estado de salvación espiritual concebida en la mente divina para llevarnos a ser familia de Dios. ¡Esto hay que celebrarlo!, ¡Y yo, me uno de todo corazón a esta celebración porque esto no me añade ni me quista nada en cuanto a la salvación, la cual es un Regalo de Dios! ¡Yo me entusiamo, y con mi familia e iglesia cantamos los aguinaldos e himnos, y celebro con toda sobriedad estas verdades eternas! ¡Gracias mi amado Emanuel, “Dios con nosotros”! ¡Gracias mi amado JESÚS por venir a buscarnos! Así que cualquier hora, día o mes del año es bueno para hacerlo, porque no es un día al año, nada más, en definitiva, Navidad es la memoria de todas las memorias nobles que el ser humano percibe con todo su ser, espíritu, alma y cuerpo. Recibamos la buena noticia que celebramos en estos días, y digamos con gozo espiritual: ¡Otra vez Navidad! ¡Feliz Navidad!
Oración:
Padre eterno:
¡Gracias por darnos esa primera Navidad! Ayúdame a contar otra vez, esa bella historia; que no me pierda nada más en la celebración, sino en ver al Celebrado, y darle un lugar en el pesebre de mi corazón; darle las gracias, por la fe, el amor y la esperanza en Él. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Navidad es una fiesta del espíritu, en donde JESÚS ha entrado dándole vida en abundancia.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

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