martes, 21 de febrero de 2012

El carnaval del mundo

Francisco Aular

Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Gálatas 5:16

­El carnaval es una de las grandes fiestas del año en algunos países. El catolicismo con su influencia especialmente desde el siglo cuarto de nuestra era, pudo, por decirlo de alguna forma, “cristianizar” algunas celebraciones paganas, pero el carnaval que se celebraba desde hacía más de tres milenios, siguió siendo pagano, lo más que pudo hacer la Iglesia Católica fue inventar el Miércoles de Cenizas en que el pecador que había participado en la “fiesta de la carne” -que eso es lo que significa carnaval-, encontrara algún alivio indulgente ese miércoles, y a partir de allí, comenzaba la cuaresma con su enseñanzas sobre el ayuno, las oraciones y la abstención de comer carne, especialmente durante la Semana Santa.
El Nuevo Testamento, nuestra regla de fe y práctica, ante tales celebraciones nos advierte: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”. Ya explicamos en otro escrito que frente a las diversas prácticas de estas fiestas de trasfondo pagano, -y vale decir que el cristianismo surgió en medio de un mundo pagano y continuamos en un mundo igual-, caben las siguientes interrogaciones: ¿Puede un cristiano nacido de nuevo participar del carnaval? ¿Cómo decidir cuáles celebraciones practicar y cuáles no?
En primer lugar, averiguar si tal fiesta va en contra de los principios bíblicos, que nosotros hemos escogido como nuestra única norma de fe y práctica. Segundo, si esa celebración según la Biblia es neutral, es decir, no puede considerarse buena o mala. Tercero, aunque dicha celebración no aparezca en la Biblia, no contradice sus principios y valores por lo tanto, podemos celebrarla.
La Biblia misma sitúa el carnaval y fiestas semejantes a ésa en la categoría de fiesta de la carne y no del Espíritu de Dios. La orden de Dios frente al carnaval es “andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne”.
El carnaval es un disfraz del ser humano en su intento por escapar de su hambre espiritual, así que, no encontrará satisfacción para su espíritu y su alma, sino para su naturaleza enemistada contra Dios. Es la fiesta del cuerpo con sus deseos y obras antagónicas a la verdadera fe. Es un escapismo a la soledad del ser humano, muerto para Dios pero vivo para la carne. Es un vano intento por llenar su vacío espiritual, y como lo afirmara San Agustín, quien antes de convertirse al cristianismo había vivido una vida de muchos carnavales: "¡Oh Dios, Tú nos hiciste para Ti, y nuestro corazón queda insatisfecho hasta no descansar en Ti!". Más recientemente, el gran físico y filósofo Blas Pascal afirmó: “En el corazón del ser humano existe un vacío con la figura de Dios, que no puede ser llenado con ninguna cosa creada sino con Dios mismo, el Creador revelado en JESÚS”.
Frente al escapismo del carnaval, y la realidad de la sed espiritual del alma, que solo la puede satisfacer Aquel que le dijo a la mujer de Samaria: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed —respondió Jesús—, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna” (Juan 4:13,14. NVI). El cristiano nacido de nuevo no tiene por qué regresar a las aguas muertas del carnaval del mundo, ni entrar en los pantanos movedizos de los cuales salió, su única razón de ser y hacer en este mundo es servir a JESÚS, su SEÑOR Y SALVADOR, el agua de la vida. Que el SEÑOR nos ayude y que frente a las tentaciones del carnaval de este mundo, podamos decir como el poeta mexicano Amado Nervo:
Bendita es el alma
que aviva tus pasos
no hay agua que pueda
saciar tu ansiedad
por mucho que bebas
el alma es un vaso
que solo se llena
con eternidad.

Oración:
Amado Padre:
Mi única razón de ser y hacer en este mundo es servir a JESÚS, mi SEÑOR Y SALVADOR, el agua de vida. Ayúdame a centrarme en ti y en tu obra. En el nombre de Jesús. Amén.
Perla de hoy:
Usted no puede impedir que el carnaval del mundo pase por su calle, pero si puede impedir que se detenga en su casa.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


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