SELECCIONES
Perlas del Alma
Francisco Aular
faular@hotmail.com
MIÉRCOLES, 30 de abril de 2025
Lectura devocional: Habacuc 3:1-13
Señor, he sabido de tu fama;
tus obras, Señor, me dejan pasmado.
Realízalas de nuevo en nuestros días,
dalas a conocer en nuestro tiempo;
en tu ira, ten presente tu misericordia.
—Habacuc 3:2, (NVI).
“Un avivamiento es un despertar espiritual en el que una iglesia o comunidad sale de un estado de letargo o estancamiento, lo que resulta en vidas transformadas y una renovada búsqueda de la justicia personal. En un sentido estricto, el avivamiento solo puede ocurrir entre creyentes, ya que implica una restauración a la vida. Sin embargo, en el uso común, la palabra avivamiento a menudo se refiere a cualquier respuesta a gran escala a la evangelización en la que se convierten nuevos creyentes”. (Got Questions).
CREO QUE FUE un domingo de agosto de 1974, me correspondió predicar en la Iglesia Bautista Central de Caracas. Decir que no estaba nervioso al predicar en unos de los púlpitos más importantes de nuestra obra denominacional, sería mentira. Pero sabía que nuestro DIOS, misericordioso estaba conmigo.
¡El final fue hermoso porque algunos asistentes respondieron al llamado y otros me expresaron palabras de aliento que todo predicador novato, necesita.
Mi amado profesor del Seminario de las materias: Ministerio Pastoral y de Música, el Rev. Efraín Siva Ovalles, que andaba de visita, se me acercó. Me abrazó y tenía en sus manos un libro que me regaló y que ahora tengo delante de mí, el libro pequeño en letras, apenas ochenta páginas. Pero es grande en calentar mi corazón desde aquellos tiempos hasta hoy. La obra se llama: “El avivamiento que necesitamos”. Y su autor el muy renombrado canadiense, Oswald J. Smith.
Dos décadas y medias después, recién mudado a Toronto, empezamos a vivir en una casa en la misma parroquia de la People Church. Se imaginarán mis lágrimas cuando asistí por primera vez, al templo de la famosa: “People Church” de Toronto, en donde el pastor fundador fue el Oswald Smith, el predicador era su hijo Paul Smith, un hombre también encendido por la Palabra de DIOS.
En una entrega anterior hablé del chispazo de avivamiento que el SEÑOR nos ha dado, hace un par de años en Wilmore, Asbury, Kentucky. Hoy inicio una serie de tres escritos, porque ese tema simplemente: ¡Me aviva!
El avivamiento que necesitamos, debe ser como le oí a un pastor de jóvenes de una iglesia local de México que recorrió treinta horas en su vehículo, con varios más para llegar a Asbury:
—“Uno pudiera andar tanto tiempo porque viene tras la fama de un gran predicador. Pero aquí, el protagonista famoso es DIOS”. ¡DIOS en tres tres semanas se ha puesto de moda en un país en donde desde hace muchos años lo han estado sacando de las familias, las escuelas, el estado y de otras instituciones! ¡Gracias al SEÑOR, lo que estamos viendo y de mano de la juventud universitaria cristiana es exclamar como profeta de DIOS:
Señor, he sabido de tu fama;
tus obras, Señor, me dejan pasmado.
Realízalas de nuevo en nuestros días,
dalas a conocer en nuestro tiempo;
en tu ira, ten presente tu misericordia.
—Habacuc 3:2, (NVI).
Al momento de escribir, me llega la información de que las autoridades civiles de la pequeña ciudad y las autoridades tanto de la Universidad como del Seminario de Asbury. Las multitudes que llegan continuamente han colapsado la ciudad. Por tanto, han resuelto suspender ese tiempo maravilloso en aquel lugar y llevar esas actividades hacia otros lugares tanto de Kentucky como de otras ciudades del país.
¡Bueno gracias al SEÑOR! ¡Eso es lo que esperamos que cada uno de nosotros que hemos disfrutado y seguiremos disfrutando con esas nuevas de avivamiento, estamos lejos pero no distante para el ESPÍRITU SANTO y, Su poder.
¡Llevemos ese avivamiento hasta la última frontera!
“Tus obras, Señor, me dejan pasmado.
Realízalas de nuevo en nuestros días,
dalas a conocer en nuestro tiempo.”
¡Esa tarea es de las iglesia locales y de nosotros los pastores y otros servidores de DIOS que estamos en primera línea! Los que saben de los idiomas originales de la Biblia, tal vez, no encontrarán una palabra para avivamiento. Pero aquellos, como en mi caso -soy del tiempo en que se cocinaba con leña-. Siendo un niño como de seis años, mi abuelita, me pedía que apagara el fuego o que lo avivara. Todavía me parece oírla: “¡Chico, aviva el fuego!”… El apóstol Pablo, aconsejó a su discípulo Timoteo:
“Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio”. (2 Timoteo 1:5,7, NVI).
Desde luego, los que tenemos años en el SEÑOR orando por avivamiento espiritual en nuestras iglesias, no nos queda más que apoyar cualquier chispazo de un verdadero avivamiento en cualquier lugar de la tierra. Todo esto me traen a mi mente al mismísimo SEÑOR JESÚS, cuando dijo:
“Yo he venido para encender con fuego el mundo, ¡y quisiera que ya estuviera en llamas!”. (Lucas 12:49, NTV).
¡Ese es el Avivamiento que necesitamos!
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE CELESTIAL:
¡Aquí estoy delante de Ti! Consúmeme hasta la última llama de mi existencia. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Nuestros mayores impulsores en esta hora son DIOS y Su Palabra.
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