¿Qué significa “misión?"
DESDE LA PÁGINA “definición. De”, en internet, traigo esta definición de misión: “El término misión proviene del latín missĭo y se relaciona con la práctica de realizar envíos. Entre los distintos usos de la palabra que reconoce la Real Academia Española (RAE), aparecen la facultad que se le otorga a un individuo para desarrollar alguna tarea; el encargo de tipo temporal que reciben los diplomáticos y funcionarios por parte de las autoridades de un gobierno; la iglesia o el lugar donde los misioneros se encargan de predicar; y el gasto o las expensas que se hacen en algo”.
¿Cómo surgió el nombre de la Gran Comisión?
En realidad, tenemos la meta en cada una de nuestras iglesias: Orar por misiones; enviar misioneros y ofendar para sostener dignamente a nuestros misioneros. ¡Sí, la fuerza impulsora de nuestra pasión misionera es ayudar al cumplimiento de la Gran Comisión!
Misioneros de la Gran Comisión
Nuestro pastor Carlos Clark, participó e inspiró a la Misión Bautista Emanuel para que participamos de lleno en la campaña “multidenominacional” que llamamos Evangelismo a Fondo, realizada en Venezuela los años 1964-1965.
Yo tenía entonces seis meses de haber llegado a nuestra congregación y fui uno de los entusiastas participantes, y hasta ahora, me considero un fruto de aquel gran esfuerzo de oración, evangelización y discipulado, llevado a cabo simultáneamente por el pueblo evangélico en toda la nación suramericana.
De hecho me considero ante todo, un misionero de la Gran Comisión y en eso ando hasta el final de mi jornada terrenal.
¡Qué gran definición!
El Dr. Bill Bright, define la Gran Comisión de una manera que me llega: “La Gran Comisión de nuestro Señor Jesucristo es el más grande plan que ha sido propuesto al género humano; es presentado por la más extraordinaria persona que ha vivido, respecto del mayor poder revelado a los hombres y conteniendo la más grande promesa que se registra en la historia”.
¡Trastornando al mundo entero!
Indiscutiblemente que aquellos discípulos que se congregaron para oír el mandato de la Gran Comisión reseñada por Mateo; también lo escucharon decir: “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”. (Hechos 1:8, NVI).
Como resultado de la llenura del poder del ESPÍRITU SANTO, aquella generación humana escuchó de los labios de esos discípulos y conjuntamente con ellos, se lanzaron a predicar el glorioso evangelio del Reino del SEÑOR JESÚS. Quizás para algunos de nosotros, todo esto se ha reducido por miedo a no parecer fanáticos, ni estar en contra del pluralismo religioso que abundan en estos días.
No obstante, los discípulos apasionados del SEÑOR JESÚS, los de ayer, los de hoy y los siempre, no negociamos, ni negamos nuestra pasión por el nuestro DIOS. De tal manera podemos decir como los apóstoles Pedro y Juan: “¡Nosotros no podemos dejar de hablar de todo lo que hemos visto y oído!” (Hechos 4:20, NTLA).
Esos amados entendieron que JESÚS vivía en ellos, y llenos de gracia y poder proclamaron el evangelio y por la fuerza impulsora de la Gran Comisión, vieron los grandes resultados: “–¡Estos hombres, que han trastornado el mundo entero, también han venido acá!” (Hechos 16:6b, DHH).
¿Qué podemos hacer desde nuestra iglesia?
Por muchos años, las iglesias entendieron que la Gran Comisión fue dada solamente a los Apóstoles y creyentes de aquel primer siglo. Después en la era de la Reforma, otras iglesias y hasta ahora, piensan que la Gran Comisión, era para los misioneros, pastores y evangelistas.