jueves, 6 de julio de 2023

LA PATRIA QUE MÁS AMO

Mis amados todos: Desde el mediodía de hoy, estoy enfrentando problemas con Whatssap, no quiero pensar en "jaqueo"....Tengo a muchos de ustedes allí. Lamento mucho, la inconveniencia. Pero este mundo en que vivimos, no es justo. ¡Así que allá vamos!
Francisco Aular
faular@hotmail.com
VIERNES, 7 de julio de 2023
Lectura devocional: Apocalipsis 21:1-27  
Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y el mar tampoco existía ya. Vi también que la ciudad santa, la nueva Jerusalén, descendía del cielo, de Dios, ataviada como una novia que se adorna para su esposo.
—Apocalipsis 21:1,2 (RVC)
 

Con entusiasmo les digo que en el transcurso de los años pasados he visitado muchos países en este mundo. He aprendido a no comparar los países unos con otros, sino disfrutar a los seres humanos y sus muchas atenciones que me han dado y desde luego disfruto también, la belleza particular de cada país. Humanamente hablando tengo dos patrias en esta tierra: Venezuela y Canadá. 

 

¿Cómo llegamos a Canadá? “Primero llegué yo el 11 de octubre, y Mary y los cuatro hijos, el 17 de noviembre de 1990. El otoño exhibía delante de nosotros una bienvenida multicolor. Llevé a nuestros hijos a un puente cercano a la casa donde viviríamos, situado entre Leslie y Finch. Al llegar a aquel lugar, y con una sola mirada contemplamos aquel hermoso valle delante de nosotros. 

La escena parecía una pintura del pintor venezolano Sandor Berta, “Chani”, y recuerdo que les dije: “Muchachos, hemos dejado a nuestra patria Venezuela, aquí somos misioneros comisionados por el SEÑOR de la Gran Comisión. De ahora en adelante, como los misioneros que fueron enviados desde América del Norte a llevarnos el Evangelio, nosotros venimos a retornar nuestra gratitud al SEÑOR que los envió y a ellos que obedecieron, fundando nuevas iglesias en este país, Canadá y en Estados Unidos. Ahora tenemos dos patrias en esta tierra, pero debemos recordar que vamos de paso en esta vida, nuestra verdadera patria está en el cielo”. Ninguno de mis hijos dijo nada pero había lágrimas en sus ojos, oramos y retornamos a nuestra casa”. 

—Pasión por JESÚS en Marcha, Francisco Aular, páginas 189,190. Amazon, 2014.

Vivimos en un momento en que la emigración de un país a otro, se ve como un asunto: político, geográfico, económico y social. Vemos millones de personas ir de un país a otro en este mundo. Sin embargo, no existe ningún país de llamado primer mundo, adonde quisiéramos vivir para siempre, en términos de la eternidad. 

Por más de 30 años viviendo en un gran país, quizas de los más avanzados del mundo. En esta amada patria en que vivo y que me ha abierto sus brazos y posibilidades para un mejor futuro de mi familia. Las palabras que ayer, les dije al llegar, se las repito hoy: “debemos recordar que vamos de paso en esta vida, nuestra verdadera patria está en el cielo”. 

En efecto, enfrentamos aquí en esta segunda patria, los mismos efectos del pecado del ser humano de ayer, de hoy y sin duda de siempre. Aquí se percibe que nos desplazamos a grandes pasos hacia la ilegalidad, corrumpción, crímenes, inmoralidad que ya veíamos en Génesis 19 con Sodoma y Gomorra, en los inicios de la historia de la humanidad.

La guerra con sus consecuencias de derramamiento de sangre y de muerte, dominan la escena mundial. Las injusticias que muchos gobiernos y sus sistemas de genocidios, nos traen mucha tristeza y dolor, la consecuencia es que los que estamos aquí, nos aferramos a las verdades bíblicas y nos siniamos extraños en un mundo que no es nuestro hogar. 

¡Gracias sean dadas al SEÑOR que nos ha dejado a los cristianos nacidos de nuevo, la esperanza de un fabuloso mañana en ese precioso libro llamado el Apocalipsis! Allí se habla que habrá un final feliz y allí están los cimientos, desarrollo y perfección de la patria que más amo.

La patria que más amo es un país en donde no hay lágrimas, es el triunfo definitivo de los nuevo sobre lo viejo y maligno: “Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y el mar tampoco existía ya”. 

La patria que más amo es un país donde no existe lágrimas ni pesar; es un país donde no existe ni la enfermedad, ni la pobreza, ni el dolor, ni la muerte. En ese país no existe la guerra: 

“El Señor mediará entre las naciones
    y resolverá los conflictos internacionales.
Ellos forjarán sus espadas en rejas de arado
    y sus lanzas en herramientas para podar.
No peleará más nación contra nación,
    ni seguirán entrenándose para la guerra”.

(Isaías 2:4, NTV).

 

La patria que más amo, quienes viven allí no se cansan, no llevan cargas y siempre son jóvenes, nunca se evejece. Las despedidas no existen, nunca se dice adiós y nunca se anhela regresar:

“Si hubieran añorado el país del que salieron, bien podrían haber regresado. Sin embargo, buscaban un lugar mejor, una patria celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de ser llamado el Dios de ellos, pues les ha preparado una ciudad”. 

—(Hebreos 11:15,16,NTV).

 

Hace 60 años en una preciosa tarde en mi patria terrenal original, inicie ese camino a la patria celestial, y como ya me siento en ella, no he dejado de predicarla a los demás dentro y fuera de mi generación humana. ¡No quisiera que nadie se quede sin entrar a esta patria eterna! ¿Quisieras venir conmigo?

 

¡Adelante, siempre adelante!

 

PADRE ETERNO:

Hace muchos que me diste la ciudadanía a mi Patria Celestial, no lo merecía entoces: pero tu gracia y misericordia me invitaron; JESÚS me dio el derecho de ser llamado Tu hijo y el ESPÍRITU SANTO, selló mi pasaporte. Ayúdame, mientras me esperas que termine mi misión histórica, no tengo tiempo que perder. Ayúdame a proclamar Tu reino eterno. ¡En el nombre de JESÚS! Amén.

Perla de hoy:

No nos aferramos a este mundo porque nuestra ciudadanía está en la Patria que más amamos: “más nuestra ciudadanía está en los cielos” (Filipenses 3:20a, RV60).  

 

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