sábado, 13 de mayo de 2023

ROMANCE A UNA MADRE

¡Gracias al SEÑOR por aquí estamos!, después de una gran semana, aquí en Calgary, rodeados de hombres y mujeres de DIOS e inspirados y dinamizados por el ESPíRITU SANTO y Su Palabra, a seguir: ¡Adelante, siempre adelante! Abrazos a todos y gracias por sus oraciones. En virtud de la celebración del Día de las Madres: ¡Feliz día para todas ustedes que están en el grupo y fuera de él…! ¡Abrazos!

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com

Lectura devocional: Isaías 66:7-14

Los consolaré allí, en Jerusalén, como una madre consuela a su hijo. Isaías 66:13 (NTV).

 

Pensamientos sobre la madre

 

Se han escrito y dicho muchas palabras hermosas sobre la madre que por supuesto, nunca se agotarán:

 

Una madre bienaventurada es aquella que ama a DIOS porque sus hijos no podrán ignorar su fe, su esperanza y su amor.

Una madre excepcional es la que ama la Palabra de DIOS y extrae su sabiduría como mujer ejemplar.

Una madre es una fuente de consuelo que no admite comparación, excepto el consuelo de DIOS.

Una madre abre sus labios, y con ello basta para calmar los pesares de sus hijos.

Una madre ora y hace que su clamor pueda mover el delicado músculo que derrama las bendiciones de DIOS sobre sus hijos y nietos.

Una madre es una voluntad que no se cansa, ni la frena el dolor y las lágrimas.

Una madre es alguien que se queda al lado del hijo, cuando todos se van.

Una madre joven, llena de vida, expone su salud para salvar a la del hijo.

Una madre anciana se rejuvenece por el triunfo de sus hijos y nietos.

Una madre es un ángel enviado del cielo para decirnos que Él vive.

 

Por todas estas cosas y muchas más, el profeta Isaías nos dice: Los consolaré allí, en Jerusalén, como una madre consuela a su hijo. Isaías 66:13 (NTV) ¡El profeta, no compare a la madre con DIOS, sino a DIOS con una madre! 

 

Hace varios años, escribí el poema: Romance a una madre, el cual dedico con mucho amor a todas nuestras madres. Disfrútenlo y ¡Feliz día de las Madres para todas! Y a todos, valorémosla.

 

 ROMANCE A UNA MADRE

Francisco Aular

“…no desprecies a tu madre cuando sea anciana.”

Proverbios 23:22 (NTV).

 

Madre, los que no saben

medir bien el sentimiento,

los que nunca han comprendido

que ser madre es un portento;

te echan la culpa por todo,

voy a probar que no es cierto.

A ti te acusa la escuela,

de mi mal comportamiento,

y hasta el psiquiatra me dice

que son tuyos mis complejos,

y mi esposa que es tu nuera

por las fallas que yo tengo;

y el esposo de mi hermana

lamenta hoy ser tu yerno,

y hasta mi padre critica,

y me extraña mucho oír eso,

como una que compra todo

y lo tiene sin dinero.

Pero yo que te he sentido

como una flor en mi pecho,

yo que he vivido en tu sangre

y soy hueso de tus huesos,

yo que sé cómo te agrada

que todo quede derecho;

y a lo blanco llamas blanco

y a lo negro llamas negro;

no llamas bueno a lo malo

ni a lo malo llamas bueno,

voy a enseñarle a esta gente

que eres mujer de mi pueblo,

lo que he aprendido contigo

no lo enseñan en colegios:

me enseñaste a ser hombre

de ti aprendí el Padre Nuestro

me condujiste a CRISTO

como el regalo del cielo;

a obedecer a mi padre,

a no faltarle el respeto;

llevarme bien con mis hermanos

sin contiendas y sin celos;

me enseñaste a levantarme

a no quedarme en el suelo.

A andar con la frente en alto

sin miedo y sin misterios…

Y hoy reconozco, madre,

que tu pelo que era negro

se ha puesto blanco por mí

y la nieve de los tiempos;

pero tú, sigues igual,

como cuando éramos tiernos:

“Hijo mío, ¿te sientes mal?…

¡Abrígate del invierno!…

¡Muchacho se te hace tarde,

es hora de ir al templo!…

Porque quiero que tu esposa

en compañía de mis nietos

vean en ti a un hombre fiel,

sincero y de buen ejemplo…”

¡Madre mía, aquí me tienes!

He venido de muy lejos… 

Madre mía estoy cansado

No es sino un poco de sueño;

quiero dormirme en tus brazos

como cuando era pequeño,

y que sólo pueda oírse

la tenue voz de mis versos,

que me cantes mi canción

con los compases del viento…

©Francisco Aular

Toronto, mayo de 1998

Perla de hoy:

El mejor testimonio de una madre a sus hijos es hablar con su vida. 

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