jueves, 30 de septiembre de 2021

EL TRIUNFO DE LA ESPERANZA

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Colosenses 1:24-29
Es Cristo en vosotros la esperanza de gloria. Colosenses 1:27b. (RV60)

“Si ayudo a una sola persona a tener esperanza no habré vivido en vano.
Pastor Martin Luther King

A los discípulos del SEÑOR JESUCRISTO, se nos da la esperanza para iluminar con ella a los que no tienen esperanza.


El cristiano que ha depositado en JESÚS su única esperanza de salvación, no marcha hacia la muerte, sino a la vida. La esperanza tiene una propiedad purificadora, porque mediante ella aprendemos, no sólo a existir, sino a vivir; no sólo a gustar, sino a saborear; no sólo a tocar, sino a sentir; no sólo a mirar, sino a observar; no sólo a oír, sino a escuchar; no sólo a escuchar, sino a entender; no sólo a pensar, sino a investigar; no sólo a hablar, sino a producir. Como consecuencia, la noche, el frío y la escarcha nunca se ponen sobre nuestra esperanza. 


¡Eso sí!, como todos los dones y virtudes de DIOS en nosotros, estos son usados y desarrollados desde  adentro hacia afuera. DIOS nos los dio y es nuestra responsabilidad usarlos. 


Lo peor que le puede suceder a cualquier ser humano es la muerte, pero, el verdadero hijo de DIOS tiene la esperanza de la resurrección. El cristiano nacido de nuevo es realista y ve este mundo y sus millones de habitantes tal y como JESÚS los ve, necesitados de amor, fe y esperanza. Cuando los seres humanos se sienten sin esta esperanza, les aterra morir. Algo les dice que no están preparados para morir, pero el cristiano nacido de nuevo no cambiará nunca lo temporal por lo eterno. 


Tampoco, anhela quedarse en este mundo imperfecto porque DIOS ha puesto en su corazón que existe un lugar mejor para él: “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté”. (Juan 14:1-3; NVI).


Por eso,  la tumba no es el final para el que ha puesto su esperanza en JESÚS, como no lo fue para Él. ¡Este es el pensamiento que cubre todo el Nuevo Testamento! Aparte de la gran lección que encierra la vida humana de JESÚS, desde su encarnación hasta el triunfo de su resurrección, está también la esperanza con que se lanzaron a la conquista de un mundo adverso al Mensaje de la cruz, sus primeros discípulos, los apóstoles. 


En particular, los apóstoles temerosos el día de la crucifixión, mantuvieron un bajo perfil. De repente, ¡vieron a JESÚS resucitado! La fe de aquellos hombres y mujeres que caminaron y comieron en compañía de JESÚS viviente se fortalece, y desde entonces, nada ni nadie, los pudo detener.


Unido a todo esto, está la esperanza de la Segunda Venida de JESÚS, mientras tanto, alienta saber que JESÚS ya vive por la fe en todo hijo de DIOS. El saberlo lo llena de esperanza.


Por consiguiente, la Biblia dice: Es Cristo en vosotros la esperanza de gloria (Colosenses 1:27b.). Siendo así, no existe desesperación humana, por grande que parezca, que el verdadero discípulo del SEÑOR no encuentre que su esperanza triunfe sobre ella. No existe dolor humano que no se redima por el triunfo de la esperanza. No existe pecado tenebroso o sutil que no sea al final vencido por el triunfo de la esperanza. No existe tormenta por fuerte y oscura que sea, que impida que nos orientemos por el triunfo de la esperanza como un faro luminoso al final del camino. ¡No hay lugar para la derrota, sino para el triunfo!


Hubo en el Antiguo Testamento, un profeta que era poeta, el escribió uno de los poema que se convirtió en oración. Es una de las oraciones más hermosas que tenemos en  la Palabra DIOS. El profeta le cantó al triunfo de la esperanza:


Aunque la higuera no dé renuevos, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos; aun así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi libertador! El Señor omnipotente es mi fuerza; da a mis pies la ligereza de una gacela (Habacuc 3:17-19). 


Sí, el profeta y poeta Habacuc le cantó al triunfo de la esperanza.


¡Adelante, siempre adelante!


Oración:
PADRE ETERNO,
Ayúdame a cantar como el himnólogo:
“Oí bendita historia,
De Jesús quien de su gloria,
Al Calvario decidió venir
Para salvarme a mí.
Su sangre derramada
Se aplicó feliz a mi alma
Me dio victoria sin igual
Cuando me arrepentí.
Coro:
Ya tengo la victoria
Pues Cristo me salva

Buscóme y compróme
Con su divino amor.

Me imparte de su gloria,

Su paz inunda mi alma;

Victoria me concedió

Cuando por mí murió.”
(Victoria en Cristo, #466, CBP,1994)
Perla de hoy:
La esperanza en sí es medicina para nuestro ser, ¡usémosla!
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

LA ESPERANZA: LUZ EN LA OSCURIDAD

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Salmo 119:81-88
Estoy agotado de tanto esperar a que me rescates, pero he puesto mi esperanza en tu palabra. Salmo 119:81 (NTV) 

Alguien dijo: “El fuego del sufrimiento hace brillar el oro de la esperanza”.

Una de las obras maestras del arte es el cuadro del pintor y escultor inglés George Frederic Watts (1817-1904) que se exhibe en la galería de arte de Londres, y cuyo título son dos palabras: La esperanza. Es una joven muy bella sentada sobre el globo terráqueo; en sus manos tiene un laúd cuyas cuerdas están rotas, menos una. 

Sus ojos están vendados, pero sus delicados dedos se posan sobre la única cuerda que no está rota; ella inclina graciosamente su cabeza sobre el laúd, como si estuviese presta a captar la nota que ha de emitir la cuerda. Cuando nos quede solamente una cuerda sigamos aferrados a la música de la esperanza. En la concepción del artista, la esperanza es aquello que el ser humano nuca debe perder.

Pues bien, en la estrofa del canto del Salmo 119 que estamos considerando en nuestra meditación de hoy, el salmista –posiblemente el rey David- muestra que está rodeado de enemigos; él ha confiado su aflicción a DIOS, y para ello, utiliza imágenes muy expresivas: “Estoy agotado de tanto esperar a que me rescates, pero he puesto mi esperanza en tu palabra” (v.81); el salmista ha estado deprimido y dice: “Estoy arrugado como un odre viejo, pero no me olvidé de obedecer tus decretos” (v.85).

En efecto, en medio de aquella oscuridad, un rayo de luz penetra iluminándolo todo; es la esperanza, y precisamente, esa esperanza es la Palabra de DIOS: “He puesto mi esperanza en tu palabra (…) pero no me olvidé de tus decretos (…) todos tus mandatos son confiables (…) pero me negué a abandonar tus mandamientos”, el salmista parece decirnos: ¡No importa el tamaño del problema, sino el tamaño del DIOS en el cual he creído! ¡DIOS es quien la Palabra dice que es; ¡DIOS puede hacer lo que la Palabra de DIOS dice que puede hacer! ¡Yo soy quien la Palabra de DIOS dice que soy: ¡Un hijo de DIOS!, por lo tanto, confiando en Su Palabra, en medio de las dificultades que me rodean, puedo decir: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:13). 

Aunque los problemas estén allí, y a veces, mis emociones me traicionen, no me dejaré dominar de ellas, sino que haré, lleno de fe, esperanza y amor, ¡que la Palabra de DIOS siga viva y activa en mí! Todavía espero escuchar el precioso sonido de la última cuerda: La voluntad de DIOS. Pase lo que pase: “… entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2b).

La esperanza es un rayo de luz en medio de las tinieblas; es una continua expectación de que lo mejor está en el horizonte, y la Biblia llama a esta virtud “la bendita esperanza”; no se nos ha prometido a los cristianos nacidos de nuevo que viviremos en un lecho de rosas, y debemos echar bien fuera de nosotros, por inútil, la duda que nos lleva a la desesperación, al temor y a la depresión; como le escuché decir al admirado hermano Adrian Rogers en medio del sufrimiento de su enfermedad, que finalmente lo condujo a la muerte: “El pesar mira hacia atrás, la preocupación mira alrededor, pero la esperanza mira hacia arriba”. 

El proceso natural del cristiano nacido de nuevo y su vida normal en el camino hacia lo eterno, no es ir de placer en placer, de prosperidad en prosperidad -puesto que son temporales y que el mundo nos promete-, sino de esperanza en esperanza; ciertamente “la fe, la esperanza y amor vivirán para siempre con nosotros”, pero la mayor de estas virtudes es el amor (1 Corintios 13: 13). 

En cuanto a DIOS, Él es amor (1 Juan 4:16), y en medio de nuestras luchas aquí, nunca volteará Su rostro, si le buscamos, porque un rayo de luz nos iluminará para siempre: la esperanza. Así, concluye el salmista: “En tu amor inagotable, perdona mi vida; entonces podré continuar obedeciendo tus leyes” (v.88).

Ciertamente, confiemos en el SEÑOR a pesar de todo, porque: ¡La esperanza es un rayo de luz en las tinieblas! 

¡Adelante, siempre adelante!

Oración:
SEÑOR, creó en ti cuando el sol brilla, pero también creo en ti en medio de las tinieblas de la vida, porque sé que enviarás un rayo de esperanza. Ayúdame a perseverar en medio de la prueba, y con ello ser la esperanza contagiosa de los otros. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
El fuego del sufrimiento hace brillar el oro de la esperanza.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
 

 

martes, 28 de septiembre de 2021

ESPERANZA VIVA

Por Francisco Aular 
faular@hotmail.com
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos. 1 Pedro 1:3 (RV60)

La esperanza es vivir la primavera estando en invierno. La esperanza hace vivir; es seguir con todo empeño lo que se quiere conseguir; la esperanza es la fuerza que nos mueve cuando se han agotado todos los recursos; la esperanza es dar gracias por los bienes prometidos, sin tenerlos en la mano; el apóstol Pablo, nos dice: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13:13 RV60). 


Mediante la esperanza, el atleta se disciplina en sus ejercicios, el estudiante se concentra en sus estudios, las parejas se casan; los padres educan a sus hijos, los agricultores adquieren tierra y se dedican a la siembra, todos ponen su esperanza en el éxito. La esperanza alienta el esfuerzo. A la inversa, si la esperanza desaparece, llega la duda y la depresión que frenan hasta el deseo de vivir. De esta forma pudiéramos decir que la esperanza forma parte de nuestras necesidades fundamentales.


Hoy entre todas las crisis que nos afectan la desesperanza es una de las peores. Hoy son muchos los seres humanos que han perdido la esperanza. Han perdido la esperanza de un futuro mejor, andan con desgano en el mundo, con demasiada frecuencia no esperan nada bueno de los demás, ni tampoco nada de sí mismos. Para Dante, quien vive sin esperanza está ya en el infierno. 


La esperanza nos abre el futuro con sus horizontes. La esperanza, nos hace ver que esta vida es breve y que vale la pena vivirla a plenitud. Nos fortalece. Ensancha nuestra visión y el corazón. En definitiva, la esperanza es el grito del alma, que, en medio de la aflicción más profunda, puede hacernos felices y contagiar a muchos otros con nuestra actitud.


La Palabra de DIOS, nos dice que la esperanza más que una virtud teologal es una Persona, es JESÚS: “Que es Cristo en vosotros la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27b RV60). La esperanza cristiana descubre su fuente y meta en DIOS mismo. Brota en el corazón de todo aquel que discierne el sentido de la venida de JESÚS a la tierra, que muriera y resucitara. 


Ciertamente, JESÚS por medio de su muerte y resurrección, venció todo aquello que nos corta la esperanza, y nos coloca por medio del nuevo nacimiento, “la esperanza de gloria”, esa certidumbre que pase lo pase, “ni la muerte ni la vida…ni nada” nos podrá separar del amor de DIOS que está en JESÚS (Romanos 8:35-39) ¡JESÚS es la esperanza viva!

Oración:

PADRE ETERNO:

Gracias por darnos esta bendita esperanza en ti. Ayúdame a enfrentar toda la prueba, todo problema e inclusive todo mi éxito que pueda lograr con la certeza de que vas conmigo, en el Nombre de JESÚS, amén.

Perla de hoy:

Cuando tu esperanza es DIOS no habrá nada imposible bajo Su voluntad que no puedas lograr

Interacción:

¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 

¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?

¿Existe alguna lección por aprender?

¿Existe alguna bendición para disfrutar?

¿Existe algún mandamiento por obedecer?

¿Existe algún pecado por evitar?

¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

LA ESPERANZA DEL CRISTIANISMO

 Francisco Aular                                            
faular@hotmail.com
Ustedes, aunque nunca han visto a Jesucristo, lo aman y creen en él, y tienen una alegría tan grande y hermosa que no puede describirse con palabras. 1 Pedro 1:8 (LBLA)
 

El finado Dr. Emeterio Gómez, economista, filósofo y catedrático, venezolano, escribió: “El Cristianismo es el salto formidable de una visión del Hombre centrada en lo natural, la necesidad, la Razón, la exterioridad y el mundo, a otra centrada en el Espíritu, la libertad individual, la interioridad, el alma, la conciencia y la persona. Pero es, sobre todo, el salto espectacular del pensamiento inerte a la calidez de los sentimientos y, más aun, ¡a la dureza de los sufrimientos! De los conceptos y Esenciasabstractas, muertas y vacías, a la Existencia, a la vida concreta y fáctica, "de carne y hueso"”… (El Cristianismo: la gran esperanza. El Universal, Caracas. Domingo 29 de marzo de 2009).

 

En efecto, desde los primeros siglos del Cristianismo hasta nuestros días, los discípulos de JESÚS han sido un enigma y un desafío para aquellos que los contemplan desde lejos, pero que no ha puesto su única confianza en CRISTO JESÚS para la salvación eterna. Los historiadores paganos se maravillaban en que los hombres, las mujeres, y aún los niños, se dejaran despedazar por las fieras, quemar en las hogueras, el sufrimiento en las cárceles y el ostracismo de sus contemporáneos, pero ellos prefirieron padecer antes que negar, su amor, su fe y su esperanza en JESÚS. El sufrimiento de los cristianos no se ha detenido a través de los siglos, por ello, a través de la Edad Media con su terrible Santa Inquisición, y hasta el día de hoy, hombres, mujeres y niños han continuado padeciendo por JESÚS, y dando sus vidas por Él. ¿Cómo podemos explicar esa esperanza gloriosa de la vida cristiana, y este fenómeno de devoción tan extraordinarios?...

 

Esto es posible porque la esperanza del Cristianismo esta fundamentada en una relación personal con JESÚS, Pedro nos dice: “Ustedes, aunque nunca ha visto a JESÚS” … Debemos señalar que, Pedro escribe 30 años después de la resurrección de JESÚS a un grupo de creyentes perseguidos. Estos eran creyentes, que así como nosotros hoy en día habían tenido un encuentro con JESÚS, aunque nunca lo hemos visto. Dado que la fe salvadora viene por oír la Palabra de DIOS, no hace falta demostraciones de fenómenos metafísicos para depositar nuestra fe, únicamente en JESÚS, como nuestro SEÑOR Y SALVADOR ,Y, esta es una decisión individual,  DIOS establece con Sus hijos, una relación personal por medio de JESÚS (Juan 1:12)

 

Definitivamente, la esperanza del Cristianismo está en la eficacia, indescriptible de nuestra fe viva en JESÚS, que nos convierte a Él, y nos hace amarlo hasta el fin: “lo aman y creen en él, y tienen una alegría tan grande y hermosa que no puede describirse con palabras. Deberíamos recordar que Pedro era un testigo de primera mano de la obra, el carácter, la vida, la muerte y la resurrección de JESÚS. Pedro había visto la resurrección de JESÚS, y por eso estaba admirado de la fidelidad al SEÑOR de todos aquellos que no fueron testigos presenciales de la vida y obra del SEÑOR JESÚS –incluyéndonos a nosotros- por el amor, la fe, el gozo y la esperanza que los acompañaba. Pedro se acuerda, las palabras proféticas que JESÚS, resucitado dijo al incrédulo Tomás: “… Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29) ¡Usted y yo somos bienaventurados por la fe salvadora que DIOS nos ha dado para creer, aceptar el regalo de salvación y ser fieles hasta la muerte, sin haberlo visto físicamente nunca!

 

La esperanza del Cristianismo se apoya en la nueva persona que Dios forma, el sonado “Hombre Nuevo” (Juan 3:3), el cual no es fruto de nada externo, sino de la metamorfosis que ocurre de adentro hacia afuera, por el poder del ESPÍRITU SANTO y Su Palabra. Así las cosas, el Evangelio no se propone cambiar a la sociedad sino al individuo, y esto lo hace DIOS mismo, según Su voluntad. El encuentro individual con JESÚS es como si uno, volviera a nacer. 

 

Con esta idea Pablo, lo explica así: “Ahora que estamos unidos a Cristo, somos una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta nuestra antigua manera de vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida nueva. Y todo esto viene de Dios. Antes éramos sus enemigos, pero ahora, por medio de Cristo, hemos llegado a ser sus amigos, y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: 

 

Por medio de CRISTO, DIOS perdona los pecados y hace las paces con todos” (2 Corintios 5:17-19 LBLA). El Hombre Nuevo, es JESÚS viviendo en nosotros: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20 RV60). ¡Esa es la esperanza del Cristianimo bíblico en acción!

 

¡Adelante, siempre adelante!

Oración:

PADRE NUESTRO:

¡Gracias por enviarnos a JESÚS para empequeñecerse como uno de nosotros para que nosotros fuésemos engrandecidos! Ayúdame a anunciar por donde vaya estas buenas noticias de salvación, en el nombre de JESÚS, amén.

Perla de hoy:

El Hombre Nuevo es hechura divina, desde el principio hasta el fina para cumplir con el propósito eterno de DIOS.

Interacción:

¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 

¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?

¿Existe alguna lección por aprender?

¿Existe alguna bendición para disfrutar?

¿Existe algún mandamiento por obedecer?

¿Existe algún pecado por evitar?

¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

sábado, 25 de septiembre de 2021

SALUTACIÓN

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Versículos de hoy:

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación Mateo 5:4 (RV60). Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza.
1Tesalonicenses 4:13 (NVI)

 

El versículo más pequeño de la Biblia, pero al mismo tiempo el más grande del Libro sagrado, dice: “Jesús lloró” (Juan 11:35 RV60). Ese llanto de JESÚS debió sorprender a los griegos porque para ellos, sus dioses eran incapaces de sentir simpatía por las desgracias de los seres humanos, los griegos creían en dioses esencialmente incapaces de sentir ninguna emoción; sus dioses eran aislados, desapasionados e impasibles ante el dolor y angustia de sus adoradores, ¡no había ninguna esperanza de que el llanto fuera consolado! 

 

¡Qué imagen tan diferente tenemos de DIOS en JESÚS! En el cuadro original que precede al llanto de JESÚS, el versículo 33 pudiera traducirse así -traducción del original griego-, “Se conmovió profundamente en Su espíritu de tal manera que no pudo reprimir un gemido, y tembló movido por una profunda emoción.” (William Barclay) Aquí el corazón de DIOS mismo se conmueve y se une a nuestro instante de dolor como seres humanos, porque en breve versículos después, JESÚS resucitará a Lázaro. Me atrevo a opinar que el llanto del SEÑOR es llanto con esperanza. ¡Así lloramos nosotros a nuestros muertos!

 

En efecto, cuando un ser amado fallece es natural que tengamos una sensación de pérdida, e inclusive de una profunda soledad que nada ni nadie podrá llenar nunca más. En esos momentos de crisis, de angustia, podemos también experimentar más íntimamente la solidaria y amorosa presencia de JESÚS. Sí, JESUCRISTO, quien lloró al lado de los que lloraron; quién sufrió la cruz y enfrentó solo la muerte y el infierno para nuestra salvación, sabe lo que es el sufrimiento y la soledad. 

 

De ahí que, Él mismo pasó por allí es capaz de darnos fuerzas con Su presencia: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:3-4 RV60).

 

Por tanto, en nuestras vidas como cristianos nacidos de nuevo -poseedores de la vida eterna, la vida “zoé”, la vida que viene desde el cielo que tenemos en JESÚS-, nuestro llanto es un llorar con esperanza.

 

La historia de las epístolas paulinas nos habla de los hermanos de Tesalónica, ellos habían entendido que JESÚS vendría en Su Segunda Venida. Esperaban que tal evento ocurriese mientras ellos estaban vivos, pero estaban preocupado por los cristianos que habían muerto. 

 

Los hermanos tesalonicenses querían estar seguros de que los que ya habían muerto verían la gloria de DIOS, ese día de la Segunda Venida de JESÚS. Así Pablo, tiene la oportunidad de enseñarle esta verdad bíblica: la persona que ha vivido ha experimentado su nuevo nacimiento en JESÚS, y aunque haya muerto, su vida “bios”, la vida humana se le habrá terminado, pero su vida eterna “zoé” es para siempre, por eso les dice: “Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza”.

 

Tal afirmación nos revela que la relación que tenemos con JESÚS es tal que nada ni nadie la puede romper, ni aún la muerte. Así como JESÚS murió, pero resucitó, todos los que hayamos depositado nuestra fe, nuestra confianza únicamente en Él para la salvación eterna, establecemos una unión eterna con JESÚS. 

 

En la Biblia de una creyente anciana que falleció, tenía su Biblia bien subrayada y con notas que ella había escrito al margen a través de los años, en una de ellas, decía: “Dios no nos ofrece un camino fácil a la Tierra Prometida, pero sí nos brindará un camino seguro.” Negar el sufrimiento, los problemas, enfermedades y aflicciones, no es propio del cristianismo. 

 

Concluyo diciendo: he transitado un largo trecho tanto en mi vida humana como en la espiritual, mi vocación pastoral me ha puesto al lado de los que pasan por distintas pruebas, sean cristianos o no; pero he comprobado que en tales circunstancias una fe firme en la Palabra de DIOS nos permite: Llorar con esperanza.

 

¡Adelante, siempre adelante!

 

¡Feliz domingo del SEÑOR para todos en todas partes!

ENTRE EL SUFRIMIENTO Y LA GLORIA

 

Estamos en los últimos segundos de una competencia mundial de ciclismo, el ciclista está agotadísimo, ha recorrido miles de kilómetros dándole la vuelta a su país. Pedalea, avanza, suda; su rival más cercano todavía está lejos, pero el ciclista no se confía. El público lleno de furor patriótico lo vitorea, el locutor radial se ha enronquecido de tanto ponderar el esfuerzo. No hay nada más que otro pueda hacer, porque el ciclista cruza la meta; todo el país se vuelve una locura, el deportista es el bicampeón indiscutible del ciclismo en todo Colombia, su nombre: Martín Emilio “Cochise” Rodríguez. 

 

Al día siguiente, en la prensa aparece la fotografía del famoso ciclista; yace en el suelo después de su gesta deportiva, el cansancio y el calambre de sus piernas no le permiten estar de pie, sin embargo, en su rostro, combinado con las lágrimas del esfuerzo y el sufrimiento físico, también se dibuja la gloria del triunfo.


Sería nuestro máximo ideal vivir una vida sin problemas, sin aflicciones y que al nacer de nuevo en CRISTO se deje de sufrir, como lo asegura un gancho publicitario de una secta.  Al contrario, JESÚS nos dijo claramente que tendríamos problemas en este mundo: 

“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33b). 

 

El apóstol Pablo, el misionero y teólogo práctico más grande del Cristianismo, lo expresó así, frente a los sufrimientos que él sabía que lo esperaban y que él sellaría con su propio martirio:

“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”. (2 Corintios 4:17,18,RV60).

De hecho, el Nuevo Testamento no sabe nada del cristianismo ligero que hoy se anuncia en muchos lugares. Es más, debemos saber que DIOS tiene un propósito detrás de cada aflicción. Así que, tarde o temprano nos daremos cuenta de la verdad: ningún ser humano es inmune a los problemas, a las pruebas ni al sufrimiento. La diferencia entre el dolor de los hijos de DIOS, y el de los que no lo son, estriba en nuestra actitud frente al mismo. El coro de un precioso himno que entonamos a menudo en nuestra congregación dice:


Ya tengo la victoria,

Pues Cristo me salva.

Buscóme y compróme

Con su divino amor.

Me imparte de su gloria,

Su paz inunda mi alma;

Victoria me concedió

Cuando por mí murió.

(HB#466, CBP,1966)


En efecto, los cristianos nacidos de nuevo, sabemos que DIOS puede usar nuestro sufrimiento para llevarnos a un nivel de madurez y espiritualidad más altos. Una preciosa mujer de DIOS que conocí en mi juventud, modelo de esposa de pastor y misionera, cayó postrada en cama con un terrible cáncer que la invadió. Pocos minutos antes de morir alguien le preguntó: “Hermana, ¿cómo se siente?”, Ella hizo un esfuerzo y le dijo: “¡Me siento muy feliz en compañía de mi SEÑOR!”. 

 

Ciertamente, los discípulos de JESÚS vivimos entre el sufrimiento y la gloria. 


Oración:
PADRE ETERNO
Me postro delante de ti para rendirte el tiempo, la honra y el honor que te mereces. Sé que ningún triunfo terrenal es duradero. Tú nos permites toda una vida aquí en la tierra y hay promesas tuyas de salvación eterna al invitarte a ser parte de nuestro caminar aquí y en esta hora. En realidad, tú nos has hecho para ti y no podemos vivir sin ti. Ayúdame para esforzarme en tu gracia a pesar de las pruebas que enfrento. Mi gozo depende de ti. Que tu mano vaya conmigo al decirle a otros del verdadero propósito de nuestras vidas. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Pídele a DIOS que frente a las tormentas de la vida puedas hundir tu ancla en Su misericordia y Su gracia.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 24 de septiembre de 2021

¿PARA QUÉ SEÑOR?

Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com          
Lectura devocional: Isaías 26:1-10
Todo mi ser te desea por las noches;
por la mañana mi espíritu te busca.
Pues cuando tus juicios llegan a la tierra,
los habitantes del mundo aprenden lo que es justicia.
Isaías 26:9 (NVI)

 

En un accidente de tránsito murieron varios miembros de una sola familia, entre ellos, los padres y el hijo menor del grupo familiar de seis. Llegué a la funeraria y alli estaban los tres hijos sobrevivientes: un hombre y dos mujeres. Ellos eran bastante jóvenes. Uno nunca esta bien preparado para una ocasión así. Pero yo era uno de los pastores de la ciudad y amigos de aquella familia y fui. 

 

Hice la larga fila para acercarme a aquellos jóvenes y darles palabras de aliento. La hermana mayor, era miembro fiel de una de nuestras iglesias. Me acerqué y le expresé mis condolencias, nunca he olvidado lo que me dijo: “Pastor, les he dicho a mis hermanos que no preguntemos ¿por qué? Si no ¿para que?” ... ¡Era la primera vez que oía esa manera de enfrentarse a una tragedia tan grande! 

 

Obviamente, la primera pregunta demanda una razón, la segunda un propósito. La razón solo DIOS la sabe, pero el propósito queda abierto a nuestra madurez cristiana. Aquella ocasión en vez de ministrar fui ministrado, fui a consolar y salí consolado. 

 

Dicho de otra manera, DIOS no hace ni permite lo que acontece por capricho. Todo corresponde a Su propósito eterno que tiene tanto para Su creación en general como para nosotros sus hijos adoptados por fe. Saber que DIOS tiene un propósito en todo lo que nos acontece nos llena de un optimismo contagioso como el que poseía Pablo, cuando exclamo: “¿Quién nos separara del amor de Cristo?” No existe un lugar mas seguro que estar en las manos del PADRE. 

 

Ciertamente la vida de un verdadero discípulo del SEÑOR, no es fácil. Como seres humanos, seamos cristianos o no de todas maneras vamos a encontrar dificultades en la vida. Cristianos o no de todos modos moriremos algun día. Por lo tanto tomemos la resolución de vivir para la gloria de DIOS y con un propósito: ¡servirle!.

 

Oración:

PADRE DUEÑO Y SEÑOR

¡Gracias SEÑOR por ser parte de tu propósito eterno en esta tierra! Sé que no habrá nada que pueda ocurrirme como ser humano que tú no lo sepas. Todo lo que existe debajo del sol tiene un propósito y nada escapa a tu control. Ayúdame SEÑOR a recibir todo lo que venga de tus manos con obediencia y sumisión eternos como tú. Por los acontecimientos que están ocurriendo en el mundo, sé que muy pronto veremos tu manifestación final y todos los reinos del mundo vendrán delante de ti. ¡Dame fuerzas para proclamar que se aproxima un fabuloso

mañana para todos quienes hayan depositado en ti, su confianza para vivir con tu propósito eterno! En el nombre de JESÚS. Amén.

Perla de hoy:

Déle gracias al SEÑOR y pídale fuerzas para ver un propósito divino en cualquier prueba que le sobrevenga.

Interacción:

¿Qué me dice DIOS hoy por medio de Su Palabra? 

¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?

¿Existe alguna lección por aprender?

¿Existe alguna bendición para disfrutar?

¿Existe algún mandamiento por obedecer?

¿Existe algún pecado por evitar?

¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 22 de septiembre de 2021

SALVADOR Y SANADOR

Francisco Aular

faular @hotmail.com

Lectura devocional: Marcos 5:24-34

Versículo de hoy:

Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote. Marcos 5:34 (RV60)

 

Entre las interrogantes que nos preocupan como seres humanos, se encuentran estas: ¿Por qué debo sufrir tanto? ¿Porque el sufrimiento parece ensañarse conmigo? ¿Por qué a mí SEÑOR? ¿Dónde estás SEÑOR? Estas son algunas de las preguntas que con frecuencia escuchamos de nuestros familiares, amigos y hasta de nosotros mismos cuando pasamos por momentos o circunstancias difíciles. 

 

Desde luego, nadie lo desea. Pero me adelanto en decirte, que el dolor es parte de nuestro diario vivir, en el transcurso de nuestras vidas nos enfrentamos a las enfermedades, problemas, ingratitudes, fracasos y lágrimas. Y con mucha frecuencia el ser humano llega al punto en que siente que ya no tiene fuerzas para seguir resistiendo. 

 

¿Cuántas veces se habrá hecho estas preguntas, en doce años de sufrimientos, la mujer de nuestro relato? El sufrimiento de ella, no era solamente físico, sino también sicológico y espiritual. Ceremonialmente inmunda era excluida de la adoración pública. En otras palabras era una marginada social. 

Aquella mujer, había agotado todos sus recursos para no padecer aquella penosa enfermedad; pero el azote, seguía allí. Sin embargo, un rayo de esperanza atravesó  los nubarrones de su sufrimiento y encendió su fe y así se abrió paso para un encuentro salvador y sanador con JESÚS. ¡Cuán grato debió sonar la voz del SEÑOR en sus oídos!, cuando le escuchó decir: “Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote”. (Marcos 5:34,RV60).

 

El sufrimiento, por muy grande que sea para un cristiano nacido de nuevo, nunca debe hacernos olvidar que somos hijos de DIOS. Es más el dolor puede hacer que nosotros nos elevemos a un plano superior en nuestra relación con nuestro PADRE: “Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables”. (1 Pedro 5:10). 

 

¡JESÚS, vino a sanarnos no solo físicamente, sino espiritual, y sus contemporáneos lo vieron actuar como DIOS mismo! Porque ellos pedían señales para saber Quién era ÉL, y DIOS les concedió, que lo vieran en acción: salvando, sanando y haciendo muchos milagros.

 

Por otra parte, la Iglesia del SEÑOR ha andado por más de dos mil años, a la par que sanando y curando a los que sufren, predicando la importancia de la fe, no solamente la fe que hace milagros; sino la fe que hace posible que depositemos nuestra confianza en JESÚS para nuestra salvación eterna: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios”. 

 

La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.” (Efesios 2:8,9,NTV). La Iglesia del SEÑOR también  nos enseña el otro lado, el sufrimiento puede ser un crisol que nos purifique de la escoria, que nos libra de todo aquello que daña nuestro carácter. Pone templanza en nuestra vida, nos ayuda a eliminar nuestro orgullo, nuestro egocentrismo que lo quiere todo para sí mismo, sin pensar en otros. 

 

Y por encima de todo el sufrimiento nos enseña a confiar en DIOS. Porque DIOS, no se pone a la vera del camino para vernos desde lejos, sino que se une a nosotros para andar a nuestro lado. “Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento”. (2 Corintios 4:17,NVI). ¡Alabado sea el SEÑOR, ÉL es SALVADOR y SANADOR!

 

¡Adelante, siempre adelante!

 

Oración:      
PADRE ETERNO:
¡Alabado sea tu Hijo Amado Quién nos vinos a salvar y sanar! Te pido  SEÑOR que me hagas consciente en todo momento del sufrimiento de los demás y ser alguien que lleve palabra de consuelo a los que sufren. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No se dan títulos en la universidad del sufrimiento en esta vida presente, pero el aprendizaje es seguro.
Interacción:       
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

¿DÓNDE ESTÁS DIOS?

 Mis amados perlistas, estoy de retorno, desde Toronto. ¡Grandes cosas para el Reino están ocurriendo por estos lados, en medio de una pandemia que no da tregua! ¡Gracias por regalarme sus oraciones siento que ustedes estuvieron batallando conmigo y ganamos
Francisco Aular
faular @hotmail.com
Quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. 2 Corintios 1:4 (NVI)


¿Dónde está DIOS cuando sufro? Cuando Mary y yo, estudiábamos en el Seminario, teníamos un familiar muy grave, hospitalizado. 

Nuestro Seminario estaba situado en una colina a las afueras de la Ciudad de Los Teques, mu cerca de Caracas, en Venezuela. En las noches, la zona era muy oscura y el clima algo frío ponía una cortina de niebla, casi permanente en aquella época del año. Vivíamos en un apartamentito en frente de la Biblioteca. 

Serían las ocho de la noche, habiendo terminado nuestras tareas para el día siguiente, nos marchábamos a nuestra casa. En eso, por la pendiente vimos dos carros, el primer vehículo conducido por nuestro rector, el Dr. Roy Lyon, y el segundo conducido por nuestro pastor y profesor el Dr. Roberto Tucker. Ambos salieron de sus vehículos, se acercaron a nosotros. 

Al verlos allí, sin decirnos palabra alguna, comprendimos que nuestro familiar, había partido con el SEÑOR. El Dr. Lyon, nos invitó a su casa y fuimos. Allí su esposa Alma Ruth, había hecho un ambiente para nosotros. Los tres nos abrazaron y nosotros, lloramos. 

El hermano Tucker, nos leyó la palabra. El Dr. Lyon oró para que nuestros corazones fueran fortalecidos durante y después de los arreglos fúnebres. Y, además supiéramos que DIOS estaba con nosotros: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10 RV60) ¡No hay que decir que aquellos tres siervos de DIOS, nos consolaron!

¿Dónde está DIOS cuando sufro? Puedo garantizarte que DIOS está en donde siempre ha estado, en control de todo hasta en los detalles más pequeños, Sí, Él, está presente y no está callado: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber. Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible, por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo! Dios ha plantado en los cielos  un pabellón para el sol. (Salmo 119:1-4) 

Ahora bien, debo ser muy sincero: muchas cosas para mí son inexplicables, sería un charlatán si buscara una explicación, que me deje satisfecho del todo: ¿Por qué sufren y mueren los niños? ¿Por qué gente buena y joven trágicamente perecen? ¿Por qué un asesino acaba con una vida honrada y útil? ¿Por qué nuestro mundo actual va hacia lo absurdo en vez de lo razonable? ¿Por qué los desastres naturales en que miles de personas mueren en minutos? ¿Por qué, DIOS no está aquí, cuando más lo necesito? 

Al contrario, he comprobado con mis ojos llenos de lágrimas que preguntas de este tenor de “¿Por qué?” nos llevan al pasado, y piden explicaciones que no tendrán respuestas fáciles, y que de verdad, digámoslo sinceramente: no consuelan. ¿Qué diferente es buscar un propósito en nuestro sufrimiento? Entonces, la pregunta  correcta es: “¿Para qué?” El apóstol Pablo, nunca negó sus sufrimientos, es más dio un propósito elevado para asumirlos: Ahora me alegro de sufrir por ustedes, pues así voy completando en mi propio cuerpo los sufrimientos del cuerpo de Cristo, que es la iglesia.(Colosenses 1:24 LBLA)

¿Dónde está DIOS cuando sufro? Alguien le preguntó al pastor Warren Chandler, en su enfermedad terminal: “¿Dígame francamente, ¿teme cruzar el río de la muerte? Él, contestó: ¿Por qué he de temer? Mi Padre es dueño de la tierra de un lado como del otro.” 

Ciertamente, al igual que los cristianos de todos los siglos, todavía estamos aquí para consolar a los demás, entre otras cosas, porque nosotros mismos pasamos por los mismos dolores y tragedias como los demás seres humanos. 

La verdadera espiritualidad cristiana, no niega la enfermedad declarándola inexistente. Eso es estoicismo vano que nos lleva a mayores sufrimientos al comprobar la realidad. Por el contrario, la verdadera espiritualidad reconoce que DIOS está en control a pesar de todo, que también la enfermedad humana y el sufrimiento son propios de nuestra fragilidad humana aquí en esta tierra, en donde vamos de paso, y que la enfermedad, los problemas y circunstancias difíciles por las cuales pasamos, no son un fracaso, sino una oportunidad para templar un carácter conforme al propósito eterno de DIOS. 

¿Dónde está DIOS cuando sufro? Consolándonos para que pongamos nuestra mirada en Él, y no en nosotros. De esta manera, podemos consolar a otros. DIOS que, en Su forma de JESÚS, lloró. Conoce muy bien a los seres humanos, Él enviará a otros amados a consolarnos y estar con nosotros, a pesar de todo. ¡Allí está Él!

Oración:
¡Señor, lo que me pidas, Te doy!
ya sea en el valle peligroso,
o en medio del verano copioso;
si me mandas SEÑOR contigo voy.
Con ánimo pronto y muy sincero,
respondo inmediato a tu llamado.
Conozco bien la voz del Ser Amado
y atenderlo a Él, es lo primero.
¿SEÑOR que pides Tú de mí?
Cualquiera cosa que sea te digo: sí,
y la victoria del martirio ciño.
¡No me quites SEÑOR el sufrimiento,
si lo exiges por Ti, sufro contento;
y mi fe se hace pura como un niño!
Perla de hoy:
Cuando sufrimos Aquel que sufrió en una cruz nos enseña que el dolor nos conduce a un plano superior.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?