martes, 20 de octubre de 2020

"Da cuenta de tu mayodomía”

Francisco Aular

perlasdelalma@gmail.com                  

Lectura devocional: Lucas 16:1-16

Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo. Lucas 16:2 (RV60)

 

Como he relatado muchas veces en estos devocionales, no nací en un hogar cristiano y por la misericordia de DIOS, un buen día conocí más de Su Palabra. Personalmente mi experiencia con DIOS la cuento así. En una Semana Santa, empecé a leer la Biblia, leyéndola en voz alta, escuchándola de mi propia voz. Hoy puedo decir que DIOS me estaba guiando y fui al Evangelio de Juan. Lo leí dos veces en aquella ocasión. En la tarde, DIOS,me llevó a la Oración Sacerdotal de JESÚS que se encuentra en Juan capítulo 17, el Espíritu Santo -bajo cuya convicción estaba en aquel momento- hizo que mis ojos se posaron en el versículo 20, donde JESÚS oró por Sus discípulos: 

“Más no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.” 

 

De ahí que, se abrieron mis ojos y comprendí asombrado y conmovido que ¡JESÚS, había orado por mí también! Allí mismo comprendí en lo más profundo de mi ser, lo que ya algunos evangelizadores evangélicos me habían dicho. Incliné mi rostro, me arrepentí de mis pecados, pedí perdón a DIOS e hice la decisión más importante de mi vida: aceptar a JESÚS como Regalo de la Vida Eterna. El resultado de aquella decisión es la verdad que me ha sostenido desde aquel inolvidable 11 de abril de 1963!

 

Como todo aquel enfermo terminal que encuentra remedio para el mal que lo mataba, nada ni nadie me detenía de contar a todos mis familiares, compañeros de trabajo y mis amigos, mi nuevo nacimiento como hijo de DIOS. En realidad no sabía mucho de doctrina pero sí sabía que yo no era el mismo.

 

Ustedes comprenderán que mi madre de crianza, no pudo entender el cambio milagroso que el SEÑOR había hecho en mi vida. Sin entrar en muchos detalles, ella me dijo: “En esa iglesia te van a sacar dinero, y cuando te muera te enterrarán boca abajo…” Por el contrario, después de mi conversión, el Espíritu Santo me fue guiando en mi nueva vida y sabía que no podía vivir mi cristianismo sin ayuda de otros. Así que empecé a orar y a buscar una iglesia para congregarme, fui a varias, y ahora entiendo que el SEÑOR me llevó de la mano a una congregación local, recién iniciada como Misión Bautista Emanuel. ¡Aquella iglesia sería mi hogar y mi familia grande los hermano de la Convención Nacional Bautista de Venezuela!

 

Así que cuando llegué a la Misión Bautista Emanuel, en el mes de agosto de 1963, en Caracas, fue por la voluntad de DIOS. Yo trabajaba los domingo por la mañana, así que llegué una noche al lugar de reunión de la Misión. Aquella noche, el joven Luis Magín Alvarez Durán quien dirigía el Servicio, también recogió las ofrendas para el SEÑOR, ¡yo puse un flamante bolívar en el plato de las ofrendas!... como había sigo monaguillo en la iglesia popular, y vi tantas veces a los ricos de mi barrio colocar tres centavos para DIOS en el cepillo de las limosnas, supuse que yo los había superado y además no había caído en la “trampa” que me había advertido mi madre de crianza: “En esa iglesia te van a sacar el dinero”…

 

Tres meses de convertido corrieron rápidamente porque yo no dejaba de anunciar a JESÚS, y algunos familiares y amigos, también había venido al SEÑOR. ¡Qué gozo tan grande tenía al saber que había llegado a la familia de DIOS! “Así que ahora ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros. Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la familia de Dios.” (Efesios 2:19,NTV).

 

Los perlistas de muchos años, saben cuanto agradezco al SEÑOR, por mi primera familia eclesiástica que el SEÑOR me dio como recién nacido por Su gracia. Ahora tenía que aprender tantas cosas de la Palabra de DIOS, y por ello, me regaló también un gran pastor al misionero estadounidense Carlos B. Clark (1923-2017), y su preciosa familia compuesta por mi “mamá” Shirley y mis hermanos: Shirley, Judy, Carlos y Juan. Así las cosas, llegamos al mes de noviembre de 1963 y el pastor Clark, nos guió en lo que conocí como la “Campaña de Mayordomía Anual”. Allí por primera vez, hace 57 años, comprendí que el SEÑOR quiere hacernos Sus mayordomos, es decir, comprender que DIOS es el Dueño de todo lo que existe y el ser humano, simplemente el administrador temporal de Su propiedad. Por eso la advertencia de la “parábola del mayordomo infiel”: DIOS nos dice: “Da cuenta de tu mayordomía…” 

 

Tarde o temprano, un día saldremos de este mundo como lo dijo Job: “Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá”. ¡Allí daremos cuenta de lo que hicimos con lo que el DIOS-DUEÑO, nos había dado aquí en la tierra!

 

Desde luego en la doctrina de la mayordomía cristiana, abarca mucho más allá de nuestros recursos financieros, como dice la teología del himno lema de todo el mes de la mayordomía cristiana de aquel año: “Entera consagración”. Aquí la letra de este amado himno que aprendimos en aquel mes. En efecto, la poeta inglesa: Frances Ridley Havergal (1836-1879), lo expresó así:

I

Que mi vida entera esté

consagrada a ti, Señor,

que mis manos pueda guiar 

el impulso de tu amor. 

CORO: 

Lávame en tu sangre, Salvador, 

límpiame de toda mi maldad; 

¡Traigo a tí mi vida, para ser, Señor: 

tuya por la eternidad! 

II

Que mis pies tan sólo en pos 

de lo santo puedan ir, 

y que a tí Señor, mi voz 

se complazca en bendecir. 

III 

Que mis labios al hablar 

hablen sólo de tu amor;

que mis bienes ocultar,

no lo pueda a ti, Señor.

IV

Que mi tiempo todo esté

consagrado a tu loor,

que mis labios al hablar,

hablen de tu amor.

V.

Toma, ¡oh Dios! mi voluntad, 

y hazla tuya, nada más; 

toma, sí, mi corazón, 

y tu trono en él, tendrás. 

(NHP#94,CVP,1975)

Oración:

PADRE DUEÑO:

¡Qué descanso espiritual me produce saber que tú eres mi amado hacedor y dueño de quien soy y lo que tengo!¡Gracias SEÑOR por revelarnos la verdad de que nada trajimos a este mundo y nada nos llevaremos! ¡Ayúdame a ser un buen administrador de mis talentos y dones que poseo al ponerlos a tu servicio! En el nombre de JESÚS. Amén.

Perla de hoy:

Ser buenos mayordomos o administradores de los bienes de DIOS, es vivir una vida con propósito.

Interacción:

¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra? 

¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?

¿Existe alguna lección por aprender?

¿Existe alguna bendición para disfrutar?

¿Existe algún mandamiento por obedecer?

¿Existe algún pecado por evitar?

¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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