viernes, 22 de septiembre de 2017

“¡SEÑOR, ven pronto!”

Francisco Aular
Lectura devocional: Apocalipsis 22:6-21
He aquí, yo vengo pronto, y mi recompensa está conmigo. Apocalipsis 22:12
Al final de un día largo y exhausto de tanto caminar, un vendedor regresó a la habitación de su hotel. Era tarde y estaba visiblemente agotado. Se sentó al borde de la cama y comenzó a quitarse los zapatos, uno cayó al piso con un sonoro golpe y el hombre pensó para sí mismo: Que descuidado de mi parte. Es tarde en la noche y es probable que mi zapato haya molestado a la persona en la habitación de abajo. Así que cuando se quitó el segundo zapato, lo colocó sobre el suelo muy suavemente y se puso a dormir. Alrededor de treinta minutos más tarde tocaron a la puerta. Cuando fue a abrir, allí estaba un hombre de pie con su ropa de dormir y unos círculos negros  debajo de sus ojos. El hombre dijo: “Por favor, ¿podría tirar el otro zapato para que pueda dormir un poco?...”. Así está el mundo en esta hora, esperando que caiga el otro zapato.
En tan sólo una década el mundo ha sufrido una serie de cambios catastróficos en todos los sentidos. Hemos vistos cambios sociales, religiosos, políticos, científicos, económicos, epidemias que dejan muchos muertos en su paso, y fenómenos naturales con millones de perdidas humanas y materiales. Mis amados me han buscado y preguntado: “Pastor, ¿hemos tocado fondo?; ¿son señales de la Segunda Venida de Cristo?; ¿son evidencias de la ira de Dios por el pecado de los seres humanos?, ¿o son simplemente fenómenos humanos y naturales?”.
Sea cual fuera nuestra posición escatológica frente a estos sucesos, tenemos que verlos desde el punto de vista de Dios. En verdad, el tiempo humano “cronos” y el tiempo de Dios “kairós”, son diferentes. El primero lo medimos con el reloj y el calendario, pero el “kairós” o tiempo de Dios son las manifestaciones que hace el SEÑOR, irrumpiendo en la historia humana -a veces por largos períodos-. El ser humano, a través de la historia, ha mostrado su naturaleza pecaminosa infligiendo sufrimientos y destrucción hacia los demás seres humanos, y cualquier sistema que se invente ya tiene la corrupción en su ADN, pero en el tiempo cronológico, vale decir, del ser humano a través de los siglos, estas cosas han sucedido una y otra vez. Revelan la verdad de lo que la Biblia dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23 RV60).  ¡Sólo JESÚS es nuestra única esperanza! Teniendo en mente esto del tiempo humano y el tiempo de Dios, alguien escribió: “Nuestros ciudadanos han renunciado a creer en el futuro, especialmente aquellos que viven en las partes más pobres de la ciudad. No tienen trabajo, tienen muy poca comida, y no tienen oportunidad para mejorar sus vidas. En algunos barrios de la ciudad se han desatado disturbios, pero en su mayor parte, hay demasiada desesperación para provocar disturbios. Seguramente Cristo escuchará nuestros llantos y vendrá pronto” (Roma, año 455 d.C.). Sin embargo, la Biblia dice: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9 RV60).
Todavía no es el tiempo de Dios. De hecho creo que la crisis en la cual estamos será superada una vez más, todavía la Iglesia del SEÑOR tiene mucho trabajo para hacer en la tierra. Sin embargo, los desastres naturales y la maldad del ser humano continuarán de manera impredecible hasta que JESÚS vuelva con sus llaves para decirnos: “¡Han fracasado, han desperdiciado todo los recursos que les presté, vengo a cerrar esto y a apagar las luces!”. Pero los cristianos nacidos de nuevo debemos aprovechar esta hora, porque la palabra “kairós”, el tiempo de Dios, también significa una nueva oportunidad que no debemos dejar pasar: Aprovechen cada oportunidad que tengan de hacer el bien, porque estamos viviendo tiempos muy malos. Efesios 5:16 (TLA).
Ciertamente, estos días son tiempos de cosecha espiritual, nuestra esperanza está puesta únicamente en JESÚS; ¡JESÚS vendrá, en Segunda Venida, con una recompensa para todo aquel que ha aceptado el Mensaje que Él nos trajo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Marcos 1:15 RV60). Todavía este es el Mensaje de Salvación eterna. Por lo tanto, debemos montarnos en las plataformas de las plazas, y proclamarlo a voz en cuello, ir por las calles y anunciarlo; tocar las puertas para llevarlo a las familias humanas en toda la tierra. Es muy significativo para mí, que en Apocalipsis, al final del último capítulo de la revelación divina, Dios, nos haga a esta generación la misma invitación que la ha hecho al ser humano, que se apartó de Él,  desde que perdió el Paraíso:Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” (Apocalipsis 22:17).
Pues bien, no sabemos ni el día ni la hora en la cual el Señor mismo, vendrá por nosotros. Esto hace que el anhelo de nuestros corazones, cuando nos reunimos como familia de Dios, y oramos, digamos como los discípulos del primer siglo y hasta cuando JESÚS retorne a poner todas las cosas en orden: “¡SEÑOR, ven pronto!”.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Te doy las gracias por habernos dejado tu santa Palabra llena de promesas que nos sostienen en los momentos difíciles, nos alientas para seguir, y son un ancla segura en medio de las tormentas de la vida. Que yo no sea alguien que sabe y lee mucho, sino alguien que pone en práctica lo que ya sabe. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
A medida que los sucesos mundiales se hacen más oscuros, la promesa del regreso de JESÚS se hace más brillante.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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