jueves, 24 de septiembre de 2015

La oración, mi compañera de viaje

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Salmo 102
SEÑOR, ¡oye mi oración!  ¡Escucha mi ruego! Escuchará las oraciones de los desposeídos;  no rechazará sus ruegos. (Salmo 102:1,17 NTV)

Hoy haré a la oración mi compañera de viaje, porque: ¿Cuál ser humano en un momento de desastre y de angustia no ha invocado al Señor? ¿Quién de nosotros no ha clamado a Dios cuando se ha visto frente a un peligro, la muerte, o un misterio sin solución aparente? ¿Acaso, Dios ha puesto eternidad en el corazón del ser humano y por eso instintivamente, mira hacia arriba, cuando aquí abajo no hay respuestas? ¿No es nuestro clamor el grito del alma y del espíritu, una muestra de que hemos nacido para Dios y no podemos descansar en otro que no sea Él? ¿Es la oración un diálogo entre dos personas que se aman mutuamente o un monólogo sin sentido? ¿Cuál otro desafío del Eterno es comparable a éste?: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3 RV60). ¿Estará la línea directa del celular de Dios disponible para mí hoy? Sí, ciertamente, ¡Dios es inmutable y está atento a nuestro clamor! Porque nos ama, como dice uno de los versículos de hoy: “Escuchará las oraciones de los desposeídos;  no rechazará sus ruegos”.
Hoy haré a la oración mi compañera de viaje porque por ella expresaré mi amor a Dios en cualquier circunstancia; no tengo que esperar por peores tiempos para orar, porque los tiempos se hacen peores sin orar; pero, ¿cómo orar? Comenzaré mis oraciones con la alabanza como un acto de adoración a la Divinidad: “El que sacrifica alabanza me honrará” (Salmo 50:23 RV60); inmediatamente, confesaré a Dios mis pecados y haré que los deseos de este mundo estén sujetos al poder del Espíritu Santo, que vive en mí; a continuación me apropiaré de las verdades y promesas que la Biblia tiene para mí, porque:“Así que la fe es por el oír, y el oír es por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17 RV60); oraré basando mi peticiones en la Biblia, y no solamente en mis palabras y sentimientos; en mi oración, tendré un tiempo de intercesión por otros, en realidad, como cristianos nacidos de nuevo, nuestro propósito es glorificar a Dios y alcanzar a los que todavía no han oído su Mensaje; el momento de la oración para suplicarle a Dios cosas, específicamente personales, es la petición; la acción de gracias es el momento de la oración en que le expresamos a Dios, nuestra gratitud por lo que Él ha hecho, tanto en los demás como en mi propia experiencia personal; y concluyo la oración como la empecé con la alabanza, donde adoro a Dios por lo que Él es. Como lo expresa el cierre de el Padrenuestro: “porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén” (Mateo 6:13b).
Hoy haré de la oración mi compañera de viaje porque algún día, me despediré de ella, antes de entrar al cielo; ya que el cielo no precisa de  oración, allí veremos a Dios cara a cara, como bien lo dice el antiguo himno “Dulce oración”:
Dulce oración, dulce oración,
que aliento y gozo al alma das,
en esta tierra de aflicción
consuelo siempre me serás.
Hasta el momento en que veré
las puertas francas de Sión.
Entonces me despediré
Feliz de ti, dulce oración.
(El nuevo himnario popular #138)
Oración:
Amado Padre Celestial:
Señor, ya tu amor probaste al amarme y perdonar mis pecados y recibirme en tu redil. Sé cuan frágil soy, y necesito la oración como mi compañera de viaje para disfrutar de tu compañía y andar por fe. Ayúdame a mantener tu comunión y relación contigo, ahora y siempre, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La oración, como modo de vida, me permite vivir al estilo de Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo? 

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