viernes, 3 de julio de 2015

Poder eficaz

Francisco Aular      
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Romanos 1:8-17
De allí mi gran anhelo de predicarles el evangelio también a ustedes que están en Roma. A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles. Romanos 1:15,16(NVI)

¡El evangelio es la buena noticia de la salvación que la gracia de Dios nos ofrece a los pecadores, solamente por la fe! Trae la gran noticia que hizo tambalear la religión que llevaba dos mil años de fundada, y ni siquiera el mismo infierno pudo frenar su impacto en aquel mundo, tan perdido y adverso como lo sigue siendo hoy. No en vano, palabra griega para “poder” es “dunamis”, la traducimos al español como “dinamita”. Este  es el Evangelio, estas son las buenas noticias: la salvación es un regalo, y no un premio. La verdad bíblica es: Todos hemos pecado, y por eso estamos lejos de Dios. (Romanos 3:23 LBLA). El pecado, es una ofensa para la santidad de Dios. Ahora bien, debemos entender que no somos pecadores porque pecamos, sino que ocurre lo opuesto: ¡Pecamos porque somos pecadores! En realidad, vivimos para pecarla religión ha calificado los pecados, pero nuestro Dios santo, no lo hace, para él, pecado es pecado-, poseemos una naturaleza pecadora: Quien sólo vive para pecar, recibirá como castigo la muerte. Pero Dios nos regala la vida eterna por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor. (Romanos 6:23 LBLA). La religión como institución era tan sólo una sombra de la verdadera salvación en JESÚS. Al nacer JESÚS, vino la Vida con Él, en Él, por Él y para Él: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.  ¡Eso es buena noticia para aquellos a quienes el Apóstol predicaba y a también a nosotros!: Ustedes han sido salvados porque aceptaron el amor de Dios. Ninguno de ustedes se ganó la salvación, sino que Dios se la regaló. La salvación de ustedes no es el resultado de sus propios esfuerzos. Por eso nadie puede sentirse orgulloso. (Efesios 2:8-9 LBLA).
Vale la pena recordar que el mismo Pablo, había sido un dirigente oficial de la religión de Moisés, pero él mismo lo dijo así: Me circuncidaron a los ocho días de nacido, pertenezco a la nación de Israel y soy de la tribu de Benjamín; ¡soy más hebreo que muchos hebreos! En cuanto a cumplir la ley, pertenecí al grupo de los fariseos. Tanto me preocupaba por cumplir la ley que perseguía a los miembros de la iglesia. ¡Nadie puede culparme de no haber cumplido la ley! Pero, gracias a lo que Cristo hizo por mí, ahora pienso que no vale la pena lo que antes consideré de valor. Todo eso lo he dejado a un lado, y lo considero basura, con tal de llegar a conocer bien a Cristo, pues no hay mejor conocimiento. Y quiero que Dios me acepte, no por haber obedecido la ley sino por confiar en Cristo, pues así es como Dios quiere aceptarnos. (Filipenses 3:4-9 LBLA).
¡Que gran testimonio el del Apóstol de la gracia! En esa misma línea teológica, todo el ser y el hacer de los hombres y mujeres del Nuevo Testamento, y de la historia de la Iglesia, demuestran sin duda alguna, que durante los primeros siglos del Cristianismo, la Iglesia fue establecida y confirmada en su fe por la predicación y enseñanza del Evangelio: Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. (1 Corintios 1:21)
Notemos en las palabras paulinas, que existe una gran tentación para los creyentes, la de avergonzarse del Evangelio. En realidad, el Evangelio es de por sí, una ofensa al mundo, lo ha sido y continuará siéndolo. Los líderes religiosos y los intelectuales del primer siglo, lo despreciaron y se burlaron. Para los judíos, con su religiosidad popular, era “piedra de tropiezo”, y para los griegos “locura”, ¡era una bobería! Hoy en día también encontramos oposición al Evangelio, y en algunos lugares, en esta misma hora en que escribo, los cristianos están siendo perseguidos, humillados, encarcelados y asesinados… Nos preguntamos, ¡qué hacen las Naciones Unidas!, ¿están mirando hacia otro lado? Nosotros que vivimos todavía en libertad –no sabemos por cuánto tiempo más-, no podemos avergonzarnos de este bendito Evangelio en esta hora en que el mundo debe ser consolado, alentado y enseñado acerca de la gracia de Dios. Yo sería un ingrato, sino proclamara que la locura del Evangelio me ha tocado y soy lo que soy, gracias a su poder infinito. Sí, doy testimonio de que el evangelio es poder eficaz.
Oración:
Sembraré la simiente preciosa
Del glorioso Evangelio de amor,
Sembraré, sembraré mientras viva,
Dejaré el resultado al Señor.
Sembrare, sembraré
Mientras viva, simiente de amor;
Segaré, segaré,
Al hallarme en la casa de Dios.
(El Nuevo Himnario Popular #131,CBP)
Perla de hoy:
Este mundo necesita ser cambiado: activemos el poder eficaz del Evangelio, sin temor.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo? 

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