viernes, 27 de abril de 2012

Amor supremo por la iglesia (2)


Francisco Aular
       
Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Efesios 5:23 (RV60)

JESÚS es el fundador de la Iglesia, y por lo tanto, Él es la cabeza de la Iglesia. La primera vez que JESÚS habló del propósito de establecer su Iglesia fue con el apóstol Pedro, cuando le preguntó: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”, y Pedro respondió: “Tú, eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16 RV60), esta declaración de Pedro es la piedra fundamental sobre la cual JESÚS edificó su Iglesia: “Sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). Contrario a la interpretación de algunos cristianos: ¡No es Pedro, la roca principal; sino JESÚS, Él es la “Piedra viva”! El apóstol Pedro, lo aclara muy bien es su epístola: Ahora ustedes se acercan a Cristo, quien es la piedra viva principal del templo de Dios. La gente lo rechazó, pero Dios lo eligió para darle gran honra” (1 Pedro 2:4 NTV). Desde luego que, Pedro equipara a JESÚS como la piedra viva con los cristianos nacidos de nuevo, porque, debido a nuestra unión con Cristo de todo cristiano nacido de nuevo, todos somos también piedras vivas:Y ustedes son las piedras vivas con las cuales Dios edifica su templo espiritual. Además, son sacerdotes santos. Por la mediación de Jesucristo, ustedes ofrecen sacrificios espirituales que agradan a Dios” (1 Pedro 2:5 NTV).
En efecto, sólo JESÚS el “Hijo del Dios viviente” es digno de ser la cabeza, y al mismo tiempo el fundamento de su Iglesia. Esto quedó bien claro en todo el Nuevo Testamento, de allí Pablo -quien tuvo el honor de ser el primero en sistematizar la teología cristiana-, escribiera, inspirado por el Espíritu Santo, este himno sobre JESÚS: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él. Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente. Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero” (Colosenses 1:15-18. NVI). También escribió: “Porque nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo” (1 Corintios 3:11. NVI) ¡Sí, JESÚS es la piedra de la Iglesia!
JESUS es la Iglesia y la Iglesia es JESÚS, por eso, la fundación de las iglesias que honran y sirven al “Hijo del Dios viviente”, es tan importante en el Nuevo Testamento; por ejemplo, el Libro de los Hechos de los apóstoles es una recuento de la fundación de iglesias, inmediatamente después que el Espíritu Santo hiciera su entrada como el Espíritu que da poder, dirección, dones y sabiduría a hombres y mujeres, quienes llenos de ese poder salieron y se ganaron este comentario de sus enemigos: “Estos que trastornan al mundo entero también han venido acá”, ¿cómo trastornaban al mundo? Con el mensaje del regalo de la vida eterna en el “Hijo del Dios viviente”, Pedro ratificó lo que el Señor le había enseñado, y delante de las autoridades religiosas judías en Jerusalén, proclamó: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:11,12).
Igualmente, este amor supremo de los apóstoles por JESÚS y por su Iglesia, se manifiesta en que no sólo sembraron de iglesias los lugares por donde fueron, sino, que también, tuvieron constante preocupación por los nuevos convertidos y por las nuevas iglesias; a las iglesias, van predominantemente dirigidas las Cartas o Epístolas apostólicas, poniendo disciplina y orden, como el caso de la primera carta a los Corintios; un resumen de la “Teología de la Iglesia” como lo es la Epístola a los fieles y cristianos maduros de Éfeso; igualmente, el mensaje del Espíritu que es escrito por Juan a las siete iglesias del Asia Menor, en el Apocalipsis que contiene la revelación de los planes de Dios para el futuro, junto con sus represiones, promesas y alabanzas.
Una iglesia local, por muy pequeña que sea, merece todo el respeto, el amor y la consagración, que los apóstoles mismos manifestaron tener ante la promesa de JESÚS: “Porque en donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20. RV60). Sí, pidámosle al Señor un amor supremo por la iglesia.

Oración:
Padre eterno:
Gracias Señor por haberme traído desde hace 49 años a tu iglesia para entrenarme en tus caminos y aprender a servirle a mi prójimo con todo gozo y entusiasmo. Ayúdame a servir como tú lo harías. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La iglesia se compone de gente como yo, nosotros debemos hacer de ella lo que Dios quiere que sea.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?




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