sábado, 22 de febrero de 2025

¿POR QUÉ AMO A LA IGLESIA?

SALUTACIÓN
DOMINGO, 23 de febrero de 2025
Perlas del Alma
Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Efesios 5:21-32
 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra. 
Efesios 5:25,26, (LBLA)

¿POR QUÉ AMO A LA IGLESIA? Porque fui hecho para pertenecer a la familia de DIOS. En realidad, yo me había convertido  el 11 de abril de 1963, en aquella ocasión toda mi familia se había ​ido a la playa y yo, ​me había quedado solo​. ​Ese día inolvidable vine a CRISTO. Entonces, el mismo Espíritu Santo, que me atrajo a Él, también me llevó a Su iglesia. 

 

Ocurrió así: Cinco meses después, el domingo 11 de agosto de agosto de 1963, llegué a la Misión Bautista Emanuel que se reunía en el edificio Punto Criollo de Chacaíto. El joven Adonís Rodríguez, un estudiante universitario, quien me había invitado no llegó porque se había regresado a Mene de Mauroa, pueblo falconiano de donde era oriundo. 

 

La Misión había sido fundada por un grupo de hermanos en su mayoría españoles y de otros países, resolvieron organizar una Iglesia al este de la ciudad de Caracas, en 1960. ¡Lo que no sabían ellos era que en mi caso particular al convertirme tres años más tarde en 1963, esa iglesia que ellos estaban fundando: Sería mi familia! 

 

¡En efecto, aquellos amados hermanos DIOS los había destinado para que fundaran mi familia cristiana, mi hogar como recién nacido en CRISTO! En verdad, lo creo de todo corazón que como todo creyente en JESUCRISTO,  es hecho para la familia de DIOS: “Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios”. (Efesios 2:19, LBLA).

 

¿Por qué amo a la iglesia? La amo porque JESUCRISTO fundó la iglesia, le dio un nombre, y la amó hasta el final de Sus días, y pagó un alto precio por ella: Su vida. El apóstol Pablo lo explicó comparándolo con los vínculos sagrados del matrimonio, de la siguiente manera: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra”. (Efesios 5:25,26, LBLA).  Además de todo esto, JESUCRISTO viene por Su Iglesia: “Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros”. (Juan 14:3). ¡Si el SEÑOR, viene a buscarnos y vendrá muy pronto! ¡JESÚS nos ama! “ y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos liberó de nuestros pecados con su sangre”. (Apocalipsis 1:5, LBLA).

 

¿Por qué amo a la iglesia? Porque el SEÑOR puso en mi corazón desde aquella tarde en que me dio Su Vida Eterna, un gran anhelo de predicar Su evangelio, Su mensaje que salva, impacta y transforma. Salí a testificar con Él, primero a mi familia, luego a mis compañeros de trabajo y de estudios. ​Algunos me oían con respeto, otros se burlaban, sin embargo, cada burla de ellos, cada risa, y se quiera persecución, me servían como leña para el fuego que ardía con llamas en mi corazón. 

 

En aquellos días, sentí una sed y hambre de pertenecer a una iglesia, de congregarme y de crecer. ¡El evangelio no es para huérfanos, y por eso la iglesia nos brinda la oportunidad, la libertad de crecer​ en la mutualidad de 58 acciones de “los unos a los otros”. Ayudándonos unos a otros. La iglesia nos enseña a usar los dones espirituales y mostrar un carácter como el de CRISTO”. La iglesia nos enseña a amar, pedir perdón y a perdonar. ¡Todos los cristianos nacidos de nuevo, estamos en construcción hacía la plenitud en CRISTO!

 

Por todas estas cosas, amo la iglesia, tengo el privilegio de estar creciendo todavía. Por más de 60 años he estado con muchísimos amados que ​se invirtieron y confiaron en mí, en aquel joven campesino de 17 años. ¡No, mi iglesia no es perfecta y contrario a lo que usted cree, JESÚS nos declara perfectos, sin arrugas y sin manchas, y nosotros por gratitud a Su misericordia y gracias le creemos, nos esforzamos en Su gracia para serles fieles. ¡Alli vamos! ¡Aleluya! ¡En realidad no somos nada, CRISTO  es todo! “ A Él nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo.  Y con este fin también trabajo, esforzándome según su poder​ que obra poderosamente​  en mí. (Colosenses 1:28,29, LBLA).

 

¡Feliz domingo del SEÑOR!

Vaya a Su iglesia hoy. Allí el SEÑOR será exaltado, enseñado y predicado, dispuesto​ y disponible para aprender y servir. 

¡No hay tiempo que perder!

¡Hoy por aquí en donde vivo, hemos pasado de -20 grados a 7 grados centígrados. ¡Los miembros de nuestra iglesia nos acompañaron todo el invierno! Hoy, el sol nos promete que hoy saldrá todo el día…¡Pronto vendrá la primavera!

Nos vemos en la iglesia y entonces le diré al llegar: ​¡Venga ese abrazo!

¡Adelante, siempre adelante!

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