sábado, 29 de enero de 2022

IGLESIA DEL DIOS VIVIENTE

¡Gracias a todos los que me han regalado sus oraciones!
Ya estoy mucho mejor de mi salud. Con la ayuda del SEÑOR, estaremos regresando, DIOS mediante, el martes 1 de febrero de 2022. ¡Espérela!
Francisco Aular
“Para que, si me retraso, sepas cómo debe portarse uno en la familia de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, la cual sostiene y defiende la verdad.” (1 Timoteo 3:15 DHH)

¿Cómo debe ser nuestro comportamiento en la familia de DIOS, nuestra iglesia? 
Trataré de ser breve para responder esa pregunta:

Cuando llegué a mi familia espiritual en agosto de 1963, una de las primeras cosas que aprendí fue a hablar. Sí, creo que de cada diez palabras que decía, nueve, estaban descartadas para decirlas en aquel ambiente de preciosos hermanos, verdaderamente y bíblicamente hablando, santos. Simultáneamente, casi sin darme cuenta aprendí tres objetivos que tiene la iglesia: 
Lo primero que tuve que hacer fue crecer en el conocimiento de DIOS, Su Palabra y exaltar el nombre del SEÑOR con mis palabras y mis hechos. Aprender a adorar a DIOS por lo que es y no solamente por lo que ha hecho, es tarea de una iglesia. ¡Adorar a DIOS es vivir para Su gloria, en todo lo que somos y hacemos! Desde luego, es un aprendizaje de toda nuestra vida en esta tierra. ¡En eso ando!

Segundo: “Dar testimonio al mundo”. Empecé evangelizar -sin que nadie me lo dijera-, sino por el gozo mismo de haber encontrado a mi familia espiritual.  Sí, empecé a evangelizar, a llevar el corazón de DIOS al corazón de los perdidos, a los no nacidos de nuevo, a la manera en que lo hacíamos en aquellos años: repartir tratados, invitar a mis familiares, amigos y compañeros de trabajo y estudios que no conocían a CRISTO. Tuve la bendición de que nuestro pastor Carlos B. Clark, involucró a aquel grupo dentro de una estrategia multidenominacional, llamado Evangelismo a Fondo. De hecho allí aprendí a crecer en el liderazgo cristiano, tomando en cuenta al resto del pueblo de DIOS. 

Tercero: Tuve que aprender a pensar, decir y hacer mejores cosas que ayudarán a la “edificación de los santos”. Me sorprendí al darme cuenta que la iglesia, no es el edificio, el templo, sino la ¡Gente!, es decir, de los cristianos nacidos de nuevo dentro del Reino. Sin embargo, las reuniones presenciales en grupo de la Iglesia del SEÑOR, no tiene precio. Exactamente, los santos de la iglesia, no son los muertos, sino los santos vivos, es: ¡La Iglesia del DIOS viviente! ¡No asistimos al templo solamente para recibir, sino también para ejercitarnos para vivir la Vida de CRISTO, desde aquí-el ahora- hasta el más allá en el cielo. La Iglesia existe para ayudarnos a crecer, para ejercitarnos en la fe, en ese entorno eclesiástico, es decir, nuestra familia espiritual, allí aprendemos a perdonar y a pedir perdón; a poner nuestras miradas únicamente en JESÚS, no solamente para nacer de nuevo en el Reino de DIOS, sino para mantener una atmósfera de amor y unidad en el pueblo de DIOS; en nuestra familia espiritual nos ejercitamos en esta vida sobre cómo vivir en el cielo, nuestro destino final. 


Gracias al SEÑOR por dejarnos en la tierra una agencia de Su Reino: ¡Su iglesia local!: “Somos familia del DIOS Viviente”… “Para que, si me retraso, sepas cómo debe portarse uno en la familia de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, la cual sostiene y defiende la verdad.” (1 Timoteo 3:15 DHH). 
Con mucho afecto,
¡FELIZ DOMINGO DEL SEÑOR!
Pastor y amigo,
¡Adelante, siempre adelante!
Por lo tanto, hoy, si no tienes impedimentos físicos extremos: ¡No te quedes en casa! Toma tus precauciones cuando vengas al templo, no desconocemos la malicia del coranavirus que nos ataca. No olvides somos humanos, nos enfermamos y morimos  como todo ser vivo. No obstante. Ven a tu familia espiritual! ¡Te esperamos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos tus comentarios