viernes, 27 de marzo de 2015

Tragedia y triunfo

Francisco Aular
Lectura devocional: Marcos 15:21-41  
Mas Jesús, dando una gran voz, expiró. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. Marcos 15:37-39 (RV60)

“¡Mira Francisco, se parece a una calavera!”, me dijo el hermano pastor Ramón Bejarano, al ver la colina que se levanta de doce a quince metros desde el Jardín de la Tumba. El lugar es redondeado en la parte superior, un par de cavernas, una roca saliente como una nariz, una hendidura larga en forma de boca, y una protuberancia más abajo, como una quijada. “¡Asombroso parecido, asombroso!” Respondí.
Desde luego, que cuando uno viaja por tantos países se encuentra con lugares famosos, marcados por la historia, pero ninguno tan famoso como el Calvario. Allí se cometió el crimen más horrendo de todos los tiempos, y la próxima semana, todos viajaremos hasta el Calvario con JESÚS, nuevamente, para escuchar las Siete Palabras pronunciadas por Él en la cruz, porque estas palabras son tan actuales como cuando JESÚS las pronunció por primera vez. En realidad son frases coherentes de nuestro Señor y Salvador:
Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.” Es la palabra de perdón para aquellos ciegos y muertos espirituales que lo llevaron a la cruz, y para nosotros. Así es, hoy todos nosotros, a más de dos mil años, sí sabemos lo que hacemos, cuando rechazamos su mensaje de amor, fe y esperanza.
Hoy estarás conmigo en el paraíso.” Es la palabra de seguridad al ladrón que se arrepiente de sus pecados y confiesa su fe y confianza en JESÚS.
La palabra de la  responsabilidad y provisión social hacia la mujer, su madre -la mujer que Dios eligió para que JESÚS se encarnara por el poder del Espíritu Santo (Lucas 1:31)-, y hacia Juan, el discípulo amado: “Mujer he ahí a tu hijo…”, y al discípulo: “He ahí a tu madre”.
Luego vendrá la palabra de posición: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” JESÚS asume nuestra posición como pecadores; ¡nuestros pecados hacen separación entre un Dios santo y el ser humano pecador!
Sed tengo…” es la palabra de padecimiento como Hombre entre los hombres.
Así, llegamos a la palabra que hace un inventario, y sabe que la deuda ha sido cancelada: “Consumado es.” ¡Quiere decir que la historia de la salvación ha llegado a su final! Jesús pagó todos los requisitos que la santidad absoluta de Dios exigía: “El justo por lo injustos para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:8). ¡Este es el Evangelio! ¡Son las buenas noticias de salvación! ¡Las puertas de los cielos se han abierto de par en par! Ahora, sí podemos vivir y morir en paz.
Nuestro Señor y Salvador exclama con todas las fuerzas que le quedan: “Padre, en tus manos, encomiendo mi espíritu.” ¡Fue una entrega de confianza total en el Padre! Cuando el centurión dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios, la tragedia y crisis de la cruz se convirtió en triunfo.
Las Siete Palabras
                        I
“Padre”, exclama el divino penitente:
“Perdónalos porque no saben lo hacen”…
Mientras la sangre resbala por su frente,
grita la turba con  palabras tan hirientes
que a los enemigos de JESÚS complacen…
                         II       
Pero un ladrón reconoce que es pecador    
Y a un paso de la muerte vino a JESÚS, sumiso
Y JESÚS le dio seguridad total a su clamor,       
y al hablar le dio su gracia y su perdón:                                                    
“Hoy estarás conmigo en el paraíso”…
                         III
“Mujer he ahí tu hijo…, hijo he ahí tu madre”,
Sonó aquella voz del Bienamado…
Ofreciéndole a ambos provisión total
Mientras Él agonizaba en la cruz clavado,
Porque es Amor que derramó su esencia,
Que a todo pecador da su presencia…
Y nunca lo deja abandonado.
                         IV
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado”…
Allí está JESÚS en una soledad total
Su sangre brota de sus manos y
Costados…
Palabra que traspasan el ámbito
eternal…
Palabra de victoria
Sin igual…
                         V
“Tengo sed”, hoy me duele repetirlo
es Palabra que lastima el corazón
qué fuerte para mí…, poder decirlo
y como JESÚS poder vivirlo…
En medio de la angustia y el dolor…
                          VI
“Consumado es”, el Plan de salvación
Terminada es la obra redentora
Es cumplimiento total
Al activar la fe salvadora…
El ser humano por su gracia es ¡inmortal!…
                         VII
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
Padre mío, volver quiero a tu lado,
en esto mi confianza es total….
Como a JESÚS un día viernes,
la muerte tocará el portón…
Pero el domingo, ¡resucitaremos en gloria!…
Entonces con gozo exclamaremos:
 “¿Dónde está, oh muerte
tu aguijón?…”
“¿Dónde, oh sepulcro,
 tu victoria?…”
Francisco Aular
Toronto 05042012             
Oración:
Amado JESÚS:
SEÑOR, Tú nos dices en tu Palabra que existe “tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar”, hoy es el tiempo de recordar, una vez más, la verdadera razón para vivir y morir: Tú. Ayúdame a cumplir con el propósito de anunciar esta verdad: Nadie vivió como tú viviste, nadie sufrió como tú sufriste, nadie murió como tú moriste. Que no tenga yo un corazón indiferente ante la inmensidad de tu amor por mí. Oro en tu Nombre mi amado JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Alabe al Señor JESÚS, porque el triunfo del Crucificado en la cruz es nuestro triunfo también.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


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