jueves, 1 de mayo de 2014

La dignidad del trabajador

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: 2 Tesalonicenses 3:6-15

Cuando estábamos con ustedes les decíamos que quien no quiera trabajar tampoco tiene derecho a comer.
2 Tesalonicenses 3:10 (TLA)

Me levanté todo emocionado, apenas había dormido pensando y pensando…Sacudí el poco de sueño que tenía con un buen baño y salí a la calle con la frente en alto. Diciembre estaba cercano y la mañana era fría, pero yo tenía el corazón ardiendo, pues, ¡iba a mi primer trabajo! La Segunda Calle del barrio, El Retiro de San José del Ávila en Caracas con sus pinos de lado y lado, parecían que me aplaudían al caminar debajo de ellos. Subí al autobús que me llevó al centro de la ciudad de Caracas, la Capital venezolana. Me bajé y caminé con los hombros en alto y las dos inmensas torres del Centro Simón Bolívar me brindaron toda su belleza con su piso y sus enormes columnas bien labradas y limpias. En pocos minutos estaba en frente del dueño del estudio fotográfico: Luz y Sombra. “¡Bienvenido muchacho!” Me saludó, y acto seguido, él mismo buscó todos los implementos de mi primer trabajo: escoba, cepillo, trapeador, detergentes y un recipiente para el agua. Así empecé mi primer trabajo aquel viernes, 28 de noviembre de 1958. ¡Este año cumplo exactamente 56 años de esta valiosa experiencia de mi vida! ¡Alabado sea Dios por haberme dado ese primer trabajo con mis 13 años, recién cumplidos! Dios me había llevado allí y aquella experiencia desde entonces, marcó mi vida. Aunque el aquel tiempo había una canción dominicana que decía “el trabajo lo hizo Dios como un castigo”, yo la cantaba con mucho entusiasmo mientras trabajaba. Imagínense lo que sentí cuando me dieron mi primera paga al final de la semana, algo así como cinco dólares, ¡tuve que abrirme camino entre las nubes para llevar mi primero sueldo a casa!
Ahora bien, el trabajo en la época del Apóstol Pablo no tenía ninguna resonancia positiva. Al trabajo fuerte los romanos lo llamaban neg-otium” no ocio”, en otras palabras negación del ocio o el tiempo libre, lo realmente valioso para el pueblo romano era tener tiempo suficientemente libre para dedicarse al arte, a la ciencia y a la diversión. Dicen algunos historiadores que en los primeros siglos de nuestra era, los emperadores romanos en medio de la gran necesidad y situación de pobreza del pueblo, inventaron un sistema para mantener a las multitudes entretenidas, ellos lo llamaron pan y circo, de acuerdo a Wikipedia, “Panem et circenses”, es decir, pan y circo; es una locución latina peyorativa, que en la actualidad describe la práctica de un gobierno para mantener tranquila a la población, ocultar hechos controvertidos y permite proveer a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas”.
Además de todo esto, los hermanos de la Iglesia de Tesalónica, estaban convencidos de que la Segunda Venida del Señor JESÚS, ocurriría en aquellos años. Así que se dedicaron a esperar al SEÑOR en las casas  y abandonaros sus trabajos, y por no trabajar, les sobrevino la pobreza. Entonces el Apóstol les dijo su famosa frase: “quien no quiera trabajar tampoco tiene derecho a comer”. Es posible que hoy venga el Señor por mí, me iré con Él, desde mi puesto de trabajo. Porque el JESÚS Obrero que conozco expresó: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.” (Juan 5:17; RV60).
Conozco a un hombre, un hermano en la fe, él estudió derecho y se graduó con honores de la universidad. Ha trabado en su profesión de abogado con éxito. Pero la situación de su país ha cambiado, la corrupción lo ha transformado todo, se premia a los mediocres y se castiga a los virtuosos. No ha sido posible encontrar trabajo sin comprometer sus valores. Bien, esta semana, llamé a su casa. Con aquella alegría que solamente un ser humano siente, al sentirse útil, mediante el trabajo y sostener dignamente su hogar, me dijo: “¡Pastor, hoy encontré trabajo manejando un transporte público!”… Allí anda este hombre por las calles de su ciudad, sin amargura, sin resentimientos, trabajando de sol a sol, sintiéndose nuevamente capaz de poder llevar otra vez, el pan a casa. Entonces, recordé mi felicidad de mi primer trabajo, cuyo gozo mantengo hasta hoy. ¡Alabado sea el Señor!
Alguien dijo: “no esperes con las manos cruzadas que te caiga el bien de lo alto. Si es cierto que Dios sustenta a los pajarillos del aire, también lo es que no les lleva la comida al nido”.  En realidad el trabajo es tan digno como el que lo realiza como lo dijo el doctor Jorge W. Crane: “No existe porvenir en ningún empleo. El porvenir está en el ser humano que desempeña el empleo”. La Biblia dice: El que se esfuerza en su trabajo tiene comida en abundancia, pero el que persigue fantasías no tiene sentido común”. Proverbios 12:11 (NTV).
Mi siempre recordado el pastor Braulio Pérez Marcio, le oí decir esta anécdota, por aquellos años en que lo escuchaba en su programa radial: Un obrero asistía emocionado al entierro de un compañero. Lo acompañaba su nieto, un niño de doce años. De pronto el niño preguntó: “Abuelo, ¿de qué murió este hombre?” _De las más bellas de las muertes -contestó el anciano,- murió de un accidente de trabajo. 
Oración:
Hoy te alabo Padre Celestial, por hacerme fuerte para el trabajo, y con la disposición de ánimo para enfrentarlo. No me has permitido una vida fácil, no nací en una cuna dorada. No tuve todo a la mano porque tú sabiduría infinita me había hecho para ayudar a otros y necesitaba llevar en mi propio cuerpo, lo que tu tantas veces les has dicho a mi espíritu: “Hijo tú y yo podemos hacerlo”. Te pido SEÑOR que me acompañes siempre como aquel primer día –desde hace 56 años- en que tú y yo, empezamos a trabajar. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Ora al Señor y depende de Él, y trabaja como si todo el triunfo dependiera de ti.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?




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