jueves, 12 de enero de 2017

Hoy diré:¡No al desánimo!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 1 Reyes 19:1-8
El anduvo por el desierto un día de camino, y vino y se sentó bajo un enebro; pidió morirse y dijo: Basta ya, SEÑOR, toma mi vida porque yo no soy mejor que mis padres. 1 Reyes 19:4 (LBLA)

De la experiencia del profeta Elías, uno de los campeones de Dios del Antiguo Testamento, aprendo esta verdad, debo decirle:¡No al desánimo! O el diablo hará que se mueran mis sueños, y se frustren los planes que Dios tiene para mí, la sociedad y el mundo entero en mi generación. Porque cada vez que Dios tiene un gran plan para Su obra, lo primero que Él hace, es ponerte en un lugar de bendición para ti y los demás de tu generación. Por ello, hoy diré: ¡No al desánimo!
Por otra parte, hoy escucho decir que el mundo está lleno de maldad y que el mal se manifiesta en todo lugar. Es verdad. No lo niego. Pero no permitiré que el desánimo se anide en mi vida y me obligue, a vivir aplastado bajo el peso de una mortal congoja que anhele morir antes que enfrentar la vida con sus demandas normales. La vida es breve, es tan solo un paréntesis de la eternidad, está abierto como un papel en blanco en dónde yo soy el escritor, no cerraré ese paréntesis, sin cumplir el propósito para el cual, Dios me dio esta preciosa vida humana y también la Vida que viene del cielo. Por muy oscuro que hoy aparezca el horizonte, sé que más allá brilla el sol, también sé que Dios es real y va conmigo, Él me sostendrá. En efecto, Dios, tiene hombres y mujeres clamando día y noche por un mundo mejor. ¡Me uniré a ellos!Por eso, hoy diré: ¡No al desánimo!
Hoy busco los tonos claros y las notas mayores en el teclado de la vida. No nací en una cuna dorada, ni rodeado de privilegios. No provengo de una familia pudiente. Pero en esta hora, reconozco que esta preciosa vida que poseo es todo un milagro de Dios, durante los nueves meses de mi gestación, mi madre tuvo que enfrentar el fuerte desafío de su vida campesina y ser una mujer luchadora y tenaz que al lado de mi padre, tenía que buscar algo para comer cada día, porque los rigores mundiales de los efectos de la Segunda Guerra Mundial, hasta allí habían llegado. Así nací en un caserío, bajo las matas de café, de cacao, de aguacate, de limones agrios y dulces y éramos tan pobres y tan alejados de un hospital que mi padre y mi abuela materna, fueron los parteros que me recibieron en sus manos y me cargaron llenos de amor. De todas maneras, algo me dice, que soy parte del propósito de Dios para este mundo y Él, estaba allí con nosotros. ¡No soy un accidente en la cadena de seres humanos que el mundo ha tenido! ¡No permito que el desánimo me quite el gozo de saber que soy único, porque Dios rompió el molde, después que nací! Así afirmo nuevamente, mi decisión: Hoy diré, ¡No al desánimo!
Ciertamente, hoy, confieso que muchas veces, el desánimo ha tocado la puerta de mi vida, pero nunca he permitido que el desánimo, se anidara en mi corazón y me postrara. He comprendido en mi largo vivir, que tal estado de ánimo podría quizás explicarse, y aún tolerarse, considerando las vicisitudes y las penurias por las cuales los seres humanos pasamos, pero también he descubierto que en muchos casos se trata simplemente de debilidad de carácter y del complejo de mártir que poseen. Son personas que, no encaran los problemas normales de la vida con criterios de vencedores. Por el contrario, se dejan vencer por las circunstancias. Aún habiéndoles Dios provisto desde la cuna muchas bendiciones, que otros no hemos tenido, el pesimismo les llena la vida sin que hagan el menor esfuerzo por librarse de él. Afirmo, más aún, si los observamos bien veremos que tales personas justifican su estado de ánimo y amargura de la vida, echándoles la culpa a otros, y de ello no se escapa, ni el mismo Dios. Así que con mucho gozo digo mi resolución de vida: Hoy diré, ¡No al desánimo!
De hecho, hoy abro la puerta y las ventanas de mi vida de par en par quiero que el sol entre a raudales, porque la luz siempre hace huir a las tinieblas. Quiero que la luz del Señor haga el milagro de vestir de gloria, amor, fe y esperanza hasta el rincón más oscuro de mi ser. ¡JESÚS es mi Luz y mi Salvación! ¡Me llenaré de Dios y seré “mas que vencedor”! Me acercaré a las rosas de mi jardín para verlas mejor y olerlas y palparlas por los lados sin espinas. Me inclinaré para ver la simetría y belleza de sus pétalos, y nuevamente diré: ¡Dios es real! Quien hizo esto, cuidará también de mí. Como en la vida cristiana el “dar es mejor que recibir” ¡Hoy salgo con la ayuda de Dios, a darme a los demás, sin quejas, sin lamentos y sin retiradas.
¡Hoy salgo a triunfar en donde los desanimados, han fracasado! Hoy diré:¡No al desánimo!
Oración:
Amado Dios Todopoderoso:
Hoy mi acción de gracias llega delante de ti por lo que has hecho en mi vida. Bendigo el día en que nací y el cuidado que has tenido de mi vida, aún antes de nacer. Nací esclavo y me has hecho libre. Nací perdido y me encontraste. Nací sin conocer tu propósito y hoy lo sé y esa es la dinamita que me hace explotar de alegría por dondequiera que voy. Ayúdame a que mi optimismo por la vida humana y la vida espiritual, sean tales, que contagie con el gozo de servirte a los desanimados que pongas a mi lado. ¡Que tu nombre sea honrado y alabado! En el nombre de JESÚS, mi SEÑOR Y SALVADOR, amén.
Perla de hoy:
Cuando solo nos queda Dios, no tenemos más nada que buscar para ser optimistas.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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