viernes, 16 de noviembre de 2012

Como las aves


Francisco Aular
 
Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? Lucas 12: 24 (RV60)

Se cuenta que dos gorriones estaban en un jardín felices saltando de rama en rama, comiendo por aquí y por allá, y atendiendo a sus respectivos polluelos, en eso, vieron a los dueños de la casa, afanados, discutiendo sobre la carestía de la vida, lo caro de la educación de los hijos, su falta de ropas nuevas y un sin fin de inquietudes en cuanto al futuro. Entonces, un gorrión le dijo al otro: “¿Será que ellos no tienen el mismo Creador que nosotros?”…
“¿No valéis vosotros mucho más que las aves?” Es la pregunta que el Señor les hace a sus discípulos, para que definitivamente se alejen de la creencia tan popular de que la felicidad está en las posesiones de la vida, en tener, en poseer, en dominar lo material. Aunque la comida, el vestido y el techo son importantes, sin duda, Dios proveerá para nuestras necesidades, nos dará fuentes de trabajo, ideas para superarnos y posibilidades para que  no nos falte nada. Dios no nos impide que seamos prósperos, al contrario, Él quiere que nos superemos y en grande; Él nos llevará de su mano hacia el triunfo. ¿Por qué entonces afanarse? En efecto, los afanes angustian y torturan hasta el punto de paralizar. En realidad, debería ser lo contrario, así como las aves, debemos comprender que Dios les provee el alimento, pero no se los lleva al nido. Nada puede hacerse en medio de la angustia, como no sea el dar lástima, sin embargo, la necesidad puede abrir oportunidades nunca soñadas para emprender algo grande en la vida y lograrlo. La necesidad hace ver el trabajo como una manera digna de ganarse el sustento, de sostener el hogar y educar a los hijos. Repito: ¡Dios siempre va a suplir las necesidades de sus hijos cuando vea el entusiasmo con el que asumen sus tareas! No existe trabajo tan humilde como para que no merezca ser emprendido; al obrero entusiasta y que trabaja “como para el Señor”, Dios los va a bendecir.
Por ello, es fácil  comprender que el afanarse es incompatible con la fe viva en un Dios proveedor. La mayoría de los grandes hombres y mujeres de la humanidad, y personajes bíblicos no nacieron en cunas de oro: David era un simple pastor de ovejas, Gedeón, un labrador, Amós, un campesino, JESÚS un carpintero, Pablo hacedor de tiendas, Cristóbal Colón fue hijo de un obrero, Cervantes, un simple soldado. Podría continuar la lista, pero ésta revela que un origen humilde, más que una desventaja, muy a menudo, es un motivo para luchar con empeño y nobleza.
Al final de nuestra vida, nuestro éxito consistirá en haber vivido para la gloria de Dios, y hacer felices a los que nos rodearon en nuestro breve transitar por este mundo. Somos felices al vivir contentos con lo que el Señor nos da, al hacer nuestro el lema del sabio Salomón: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Mantenme del pan necesario. Proverbios 30:8 (RV60).
Oración:
Amado Padre Celestial:
Te saludo en este día con alabanzas a tus atributos eternos y acciones de gracias por todo lo que has hecho por mí. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
¿En dónde estarán nuestros problemas dentro de cien años?
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


 

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