Francisco Aular
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para
el Señor y no para los hombres. Colosenses
3:23 (RV60)
El apóstol Pablo magistralmente nos habla del
análisis final al pasar por esta vida. ¿A quién le vamos a rendir cuentas al
salir de aquí? ¿Qué hicimos con la vida que se nos dio? ¿De qué manera asumimos
las diferentes tareas que se nos encomendaron? En realidad el éxito o el
fracaso en muchas de las actividades que emprendemos, dependen de nuestra
actitud ante las obligaciones contraídas; dependen de la pasión o entusiasmo
que pusimos ante las demandas normales de la vida; dependen del alma y el
espíritu con que encaramos las actividades y el trabajo que debemos realizar.
No podemos lograr algo significativo en esta vida sin sentir pasión por lo que
somos y lo que hacemos, ¿cómo lo logramos? Norman Vincent Peale nos dice:
“Piense apasionadamente, hable apasionadamente y llegará a ser una persona que
siente pasión por la vida. La vida va a tomar un nuevo fervor, con intereses
más profundos y mayor significado. Usted puede hablarse a sí mismo, pensar y
actuar para tener entusiasmo, o falta de interés y monotonía o desdicha. Por el
mismo proceso puede llegar a la inspiración, la emoción y a un nivel profundo
de gozo”.
Ahora bien, JESÚS dijo: “(…) mi Padre hasta ahora
trabaja, y yo trabajo” (Juan 5:17 RV60), ¡Dios trabaja y nunca descansa! A la
verdad, Él es Dios. Nosotros debemos disfrutar nuestro descanso y reponer las
fuerzas, justamente por eso el Señor recomendó un día de reposo semanal. Sin
embargo, si hacemos nuestras tareas como si fueran lo más importante de este
mundo, podemos descansar al realizarlas. Creo, sinceramente, que no existe
trabajo tan humilde que no debamos realizar, si consideramos nuestro trabajo
como indispensable para que todo lo demás funcione. Por ello, es muy útil tener
una visión de la finalidad del trabajo que realizamos. Tres hombres, albañiles
trabajaban en una catedral, al primero de ellos se le preguntó qué estaba
haciendo y respondió: “Construyo un edificio e ignoro lo que quieren hacer con
él”. Se le hizo la misma pregunta al segundo y respondió: “Levanto aquí unas
paredes y me gano así el sustento de mi familia”. Cuando se le preguntó al
tercero, respondió con mucho entusiasmo: “Edifico una catedral, no la construyo
para cualquiera, la considero la casa de Dios, y me imagino a los hombres,
mujeres y niños, llegando aquí para adorar al Señor del cielo y de la
tierra”.
Hace muchos años, el profesor Kent M. Keith escribió
un poema para sus alumnos, el cual llamó “Los Mandamientos Paradójicos”, luego
fue traducido al español como “El análisis final”. Ese poema cayó en manos de
una joven monja que tuvo el sueño de irse a la India para servir a Dios, entre
los parias, los más pobres de aquella nación; ese poema lo convirtió en parte
de su visión. Aquella monja era la madre Teresa de Calcuta. ¡Ya sabemos la historia!
El análisis final
La gente comúnmente es incomprensible, ilógica y
egoísta.
Perdónalos de todas maneras.
Si eres amable, la gente podrá tildarte de egoísta
y con motivos ocultos.
Sé amable de todas maneras.
Si eres un triunfador, ganarás algunos falsos
amigos y algunos verdaderos enemigos.
Triunfa de todas maneras.
Si eres honesto y sincero, la gente podrá
engañarte.
Sé honesto de todas maneras.
Lo que has invertido años en construir, alguien lo
podrá destruir de la noche a la mañana.
Construye de todas maneras.
Si encuentras serenidad y alegría, ellos te podrán
tener envidia.
Sé alegre de todas maneras.
El bien que puedas hacer hoy, la gente lo podrá
olvidar mañana.
Haz el bien de todas maneras.
Dale al mundo lo mejor que tengas, y eso nunca será
suficiente.
Da lo mejor que tengas de todas maneras.
Como ves, en el análisis final, es algo entre tú y
Dios.
Nunca fue entre tú y ellos de todas maneras.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Soy una pieza de barro que tú diseñaste, tomé la
forma que tu quisiste darme, trabajaste en mí antes de que el mundo fuese y
todavía sigues moldeándome para que yo sea útil en tus manos y para los demás.
Ayúdame Señor a ser lo que tú quieres que sea. En el nombre de JESÚS amén.
Perla del día:
Habrá un análisis final sobre lo que hicimos en
esta tierra con la vida que Dios puso en nosotros, trabajemos para la honra y
gloria de Dios en todo lo que hagamos.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento a obedecer?
¿Existe
un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para
llevarlo conmigo?
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