Era casi la medianoche cuando sonó el teléfono; corrí antes de que se perdiera la llamada; del otro lado reconocí la voz que sin muchos preámbulos me hizo la siguiente propuesta:
—Hermano, vienen las elecciones nacionales y por primera vez, los evangélicos tenemos las posibilidades de llevar nuestra gente al Congreso de la República. Entonces, añadió:
– ¿Estaría dispuesto a poner su nombre como candidato a una curul?
Mientras oía lo que me decía, mi mente viajó a los primeros años cuando conocí al SEÑOR, en aquel entonces, mis fuertes inclinaciones de liderazgo me habían llevado a la política, pero, también recordé, que al mismo tiempo había recibido el llamado del SEÑOR al divino ministerio, en mi caso, hice a un lado la política como profesión, y abracé la causa del SEÑOR como mi única razón de ser y hacer en la vida.
De hecho, DIOS en Su gracia me hizo tres llamados espirituales sobre los cuales edifiqué mi vida hasta hoy. Primero a la salvación el 11 de abril de 1963. Segundo descubrir y unirme a mi familia espiritual, el domingo 11 de agosto de 1963 en la Misión Bautista Emanuel, hoy Iglesia Bautista Emanuel de la Castellana. El tercer llamado que me hizo el SEÑOR fue al ministerio pastoral, el sábado 26 de septiembre de 1964, en un Culto Unido de Evangelismo a Fondo en el Templo de la Iglesia Bautista Central de Caracas.
Así que, volviendo a la llamada a ser un político de carrera, ni siquiera, le di oportunidad al amigo, hermano y colega quien me llamaba para convencerme como candidato al Congreso Nacional de mí país. Por lo tanto, cuando me dio la oportunidad de hablar, le respondí:
—“El Señor me ha llamado para ser un embajador de su reino a tiempo completo, y en esa labor me encuentro, no tendré ningún problema en darles mi voto como ciudadano común y corriente, pero mi tiempo y corazón están comprometidos en forma total y de por vida con mi amado REY, SALVADOR Y SEÑOR.”
Indudablemente, existen muchas vocaciones genuinas para invertir nuestra única vida humana, pero ninguna puede compararse a la vocación celestial de servir al SEÑOR y a Su pueblo en la tierra. Estamos de paso por este mundo, y como aquel misionero mártir intentando, de alcanzar para CRISTO al pueblo Huaorani de Ecuador, Jim Elliot (1927-1956): "No es ningún tonto quien cambia lo que es temporal por lo eterno".
PADRE CELESTIAL:
¡Qué grande eres!, y lleno de misericordia para nosotros los pecadores. ¡Gracias por ese llamado a servirte, con esa vocación divina que pusiste en nosotros! Aquí estamos delante de ti: Sin reservas, sin vuelta atrás y sin lamentaciones. ¡Ayúdame a correr mi carrera y a cruzar la meta! En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Si queremos servir al SEÑOR, Él nos dará la sabiduría para distinguir entre lo mejor de este mundo y lo mejor de DIOS para invertirnos en ello.
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