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VIERNES, 6 de enero de 2023
EL LLANTO POR LA PAZ
Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella. Dijo: --¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos. —Lucas 19:41(NVI)
—¡Por favor, bájense del vehículo y caminen!
Exclamó el guía turístico, un judío convertido al cristianismo, y mientras todos salíamos del auto, el hombre añadió: - “Desde mis antepasados, es la costumbre de entrar a Jerusalén, a pie”.
Una pequeña pendiente ocultaba a nuestros ojos lo que veríamos después. Subimos. Allí majestuosa delante de nosotros, estaba Jerusalén, la ciudad de la paz, la ciudad milenaria y testigo principal de tantos acontecimientos que yo había leído en la Biblia. Y de un solo vistazo 4000 años de historia desfilaron delante de mí. No pude evitarlo, lloré. Pero debiera decir que más de 20 pastores latinoamericanos que andaban conmigo, también lloraron.
Uno de ellos anciano, me dijo
—Francisco, dame tu apoyo para que no caerme. Así lo hicimos. Aquel varón de DIOS, yo lo había oído predicar y el cielo mismo bajarse; pero ahora viendo la santa ciudad, el cielo lo subía en el espíritu. En realidad, aquel llanto era más que una simple emoción de los predicadores y servidores del reino que estábamos allí. Aún lo recuerdo con mucho gozo en mi espíritu.
JESÚS, lloró porque como SU PADRE mismo sabía lo que el futuro reservaba para Jerusalén: “Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de las naciones." Mi generación ha contemplado el retorno de los judíos y la refundación de Israel, la Guerra de los Seis Días y la recuperación de Jerusalén, y en donde los judíos pudieron nuevamente orar y llorar sobre los Muros de las Lamentaciones, allí están hasta hoy.
Esto literalmente les ha costado a ellos y sus enemigos un río de sangre. Por eso, mi amigo el rabino Pynchas Brenner, de Caracas, Venezuela, dijo: “Si algunos pueblos se quejan de sus sufrimientos, puedo entenderlo porque en la escuela del sufrimiento, los judíos tenemos un doctorado”.
En efecto, desde que JESÚS estuvo allí, nos dicen los historiadores que Jerusalén ha sido conquistada once veces y en cinco oportunidades ha sido destruida totalmente. Es por lo tanto una ironía que la ciudad sea llamada: “La Princesa de la Paz”. Sin embargo, allí está Jerusalén, la ciudad sagrada para judíos, cristianos y los árabes.
Es igualmente importante recordar que la escatología cristiana ubica con el nombre de la Nueva Jerusalén, el destino final de JESÚS y Su Iglesia, pero mientras llega ese momento es necesario que pasemos por momentos muy difíciles para los seres humanos, aquí en la tierra.
Es posible que lo que estemos viendo en los acontecimientos mundiales, sea nada más que, “comienzo de dolores” … En este preciso momento el llanto por la paz, lo exclaman los discípulos de JESÚS en las ciudades de Ucrania y Rusia. En verdad, los hermanos en CRISTO del mundo entero, nuestras oraciones van al cielo en medio de un llanto por la paz.
Por otra parte, hoy estamos escuchando los avances y los cañones de una indeseable guerra que nos acerca más a la Nueva Jerusalén. Sin embargo, los de mi generación que oímos por la radio, los estruendos de la Guerra de los seis días, frente a Jerusalén y clamamos por esa ciudad, al verla por primera vez, nos unimos en aquel sentimiento, tal vez recordamos al SEÑOR JESUCRISTO y su llanto por la paz. ¡Hagamos oraciones en estos momentos en cualquier hora y cualquier lugar y unámonos en un llanto por la paz! ¡DIOS nos oirá porque Su HIJO amado es el Príncipe de paz!
El gran venezolano Arturo Uslar Pietri, explicó algunos motivos para la guerra: “Toda la historia del hombre ha sido la de la escasez y la de la guerra. Para tener algo había que arrebatárselo a alguien. Era una economía de despojo y de rapiña. Así fue desde los orígenes del hombre hasta los grandes imperios”.
Pues bien, estamos en manos de gente que quiere guerra, pero la guerra trae solamente dolor y miseria a los seres humanos. Ante la coyuntura actual: Oremos por la Paz…A pesar de todo soy optimista porque el SEÑOR nos ha prometido que un día habrá un “cielo nuevo y una tierra nueva” (Apocalipsis 21:1) Mientras tanto, tal vez, no podré hacer mucho por la paz del mundo, pero, DIOS sí puede. ¡Oremos a Él!
Ahora bien, si de verdad creo en la paz que da JESÚS, debo encarnarla en mi propia vida, con mi propia familia, en nuestro ambiente en que nos movemos cada día, en las pruebas que sufrimos en nuestra propia vida. ¿Estamos dispuestos a sufrir, a perdonar, a ser testigos del amor de JESÚS bajo prueba, y levantar la bandera de la paz? Hace muchos años, Francisco de Asís, escribió una oración que hago mía en esta hora.
Señor,
hazme un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo armonía,
donde hay error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo la luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Señor, que no me empeñe tanto
en ser consolado como en consolar,
en ser comprendido, como en comprender,
en ser amado, como en amar;
porque dando se recibe, olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
muriendo se resucita a la vida .
Amén.
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE ETERNO:
Me postro delante de ti con un corazón que siente muy de cerca, el dolor la tragedia y la muerte de muchos ucranianos y rusos. SEÑOR te pido y lloro en esta hora el llanto por la paz. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
JESÚS, nos mira y nunca pasará de largo sin vernos, ¿lo haremos sonreír o llorar?
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