¡Feliz domingo del SEÑOR!
Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Efesios 5:21-33
Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Efesios 5:29,30 (RV60)
¿Por qué el Cristianismo ha llegado a ser un movimiento mundial de miles de millones? ¿Por qué a dos mil años de haberse iniciado, esta fe ha triunfado por encima de sangre, sudor y lágrimas? ¿Por qué mientras usted lee este devocional -todavía en este siglo veintiuno- miles de discípulos de JESÚS, se están enfrentado a los peligros, desnudez, hambre, persecución, cárcel y muerte? ¿Por qué JESÚS continúa siendo el hombre más extraordinario de la historia del ser humano? Esto se debe a la unión sobrenatural que cada uno de Sus discípulos de ayer y de hoy mantenemos con nuestro amado SEÑOR, como lo dijo el Apóstol: “porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.” Es decir, ¡CRISTO vive en mí! ¡Él y yo, somos uno! ¡Gloria a Su Nombre!
Con respecto a nuestra unión sobrenatural con CRISTO: “¡Quitémonos los zapatos que estaremos pisando tierra santa!” Les digo a mis estudiantes cada vez que vamos a entrar en la doctrina de nuestra unión sobrenatural con CRISTO. Hemos hecho claro que en el orden de la salvación comienza con la iniciativa de DIOS Padre de salvar al ser humano, ese inclinarse a favor del hombre pecador, lo llamamos la gracia. Nos encontramos sin embargo con un dilema: DIOS nos ama y por ello quiere salvarnos; pero DIOS es justo y no puede pasar por alto nuestro pecado. ¡En la cruz de CRISTO, está la respuesta! Dios hizo justicia en CRISTO; y al mismo tiempo nos mostró Su amor: “Pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.” (Romanos 5:8,NTV).
En efecto, la justicia de DIOS quedó honrada en CRISTO nuestro sustituto. Por ello, podemos decir que cuando CRISTO murió yo morí con Él y cuando CRISTO resucitó, yo resucité con Él, también. Por ello, puedo vivir hoy, una vida resucitada. ¡Mi unión sobrenatural con CRISTO lo hace posible!
Ahora bien, podemos preguntarnos ¿Cuáles son algunas consecuencias de mi unión sobrenatural con CRISTO?
- Soy hecho una nueva persona y con ello ocurre un cambio de mi personalidad total: espíritu, alma y cuerpo. Ahora tengo un propósito para vivir, traerle honra y gloria a quien murió y resucitó por mí.
- Me convertí por la fe y el arrepentimiento en un hijo de DIOS. Conquiste una posición legal ante DIOS, es una posición perfecta y eterna.
- Aunque mi condición sea variable como ser humano que soy, mi posición es firme delante de DIOS. Soy un hijo de DIOS, no tanto por lo que haga, sino por lo que DIOS ha hecho por mí.
- La unión sobrenatural con CRISTO me ayuda en mi proceso de santificación. Soy un cristiano en construcción en camino a lo que debo ser en CRISTO. El motivo para vivir una vida santa no es para ganarme un lugar en el cielo, sino que vivo una vida santa porque tengo un lugar en el cielo.
- Otra consecuencia de mi unión sobrenatural con CRISTO es la comunión que mantengo con Él y con mis hermanos en la iglesia. Es comunión que se expresa: en medio de fortaleza y debilidad, de sufrimiento y alegría, de tentación y de seguridad, en el trabajo o en descanso, en la honra o en la deshonra, en la vida o en la muerte.
- ¡Qué podamos vivir victoriosamente desde aquí y para siempre mediante nuestra unión sobrenatural con CRISTO!
El Cristiano nacido de nuevo, puede exclamar por medio de su fe en JESÚS y de su unión sobrenatural con Él: “Todo lo puedo en CRISTO que me fortalece.” (Filipenses 4:13,RV60) ¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
¡Gracias por tu unión sobrenatural conmigo! En este mismo instante en dónde yo esté tu estás, y en dónde tú estés, yo estoy. Hoy te entrego mi miedo y tu me das tu valentía. Te entrego mi vida humana y tu me das tu vida eterna. Te entrego mi derrota y tu me das tu victoria. Te entrego esta oración y gracias por tu respuesta, en el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Nuestra unión sobrenatural con CRISTO, nos lleva de triunfo en triunfo en nuestra misión histórica aquí en la tierra. ¡Adelante, siempre adelante!
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