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Lectura devocional: Gálatas 2:17-21
Mi
antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive
en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien
me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Gálatas 2:20 (NTV)
Un joven
pastor recién salido del seminario, iba a atender su primer pastorado.
Comentando el asunto con un anciano y experimentado obrero le dijo: “Será la
iglesia de mis sueños, colega.” El anciano obrero hizo una pequeña pausa y le
respondió: “Pues, haga de la iglesia, la iglesia de los ideales del SEÑOR JESÚS,
colega, de lo contrario, usted tendrá una pesadilla.”
Feliz es
el discípulo que inicia y desarrolla su vida cristiana en una iglesia conforme
al propósito del SEÑOR JESUCRISTO al crearla en Su primera venida a esta
tierra. Los que tenemos el altísimo privilegio de estar al frente del rebaño
del SEÑOR por lo tanto, no rehuimos proclamar ese mensaje: “Por
tanto, os doy testimonio en este día de que soy inocente de la sangre de todos,
pues no rehuí declarar a vosotros todo el propósito de Dios.” (Hechos 20:26,27 LBA) Es decir, no rebaja las
demandas mínimas que el SEÑOR JESUCRISTO dejó a sus discípulos, entre ellas el
ser mayordomo total de todas las cosas que Dios le provea, mientras viva en
este cuerpo humano.
Siendo que
el tema de la mayordomía es muy intenso, nos conviene definir el término
“mayordomía” y “mayordomo”. Según el diccionario, el mayordomo en sentido
general es la persona que ejerce las funciones de superintendente y
administrador principal de una casa en nombre del amo, en otras palabras, el
que administra los bienes de otro. El vocablo viene del latín: maior, mayor, y domus, de casa. Desde donde se desprende que administrar es
aplicar, gobernar, regir, guiar, dirigir, emplear alguna cosa con un fin
determinado. De allì, que la mayordomía es el trabajo que realiza el
mayordomo. En el sentido bíblico,
mayordomía cristiana es ejercer esas funciones con visión, pasión, gozo y
propósitos cristianos, en el nombre de CRISTO. Será un hecho cierto en el
futuro en que un día, todos nosotros Sus mayordomos, estaremos frente a Su
Tribunal, para dar cuenta de que lo que hicimos en este paréntesis de la
eternidad que es nuestra vida humana, en el buen o el mal uso de nuestra
mayordomía:
“Pues
todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de
nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras
estaba en este cuerpo terrenal.” (2 Corintios 5:10,NTV).
Por otra
parte esta mayordomía es integral y total, cuando se ejerce a cabalidad, en
plenitud, sin reservas, sin retiradas y sin lamentos en todo lo que abarca:
Dones, talentos, tiempos, dinero, el ser, la voluntad, la educación y nuestra
influencia por dondequiera que vayamos. En la Biblia encontramos hombres y
mujeres que se dieron a Dios con todo lo eran, lo que tenían. Como ejemplo
supremo, por supuesto el mismo SEÑOR JESUCRISTO. Uno de sus apóstoles, con el
corazón en la mano, escribió: “Porque ya
conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo
pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”
(2 Corintios 8:9) Como dijera, Jim Eliott el misionero que murió en las playas
de un río en la selva ecuatoriana, martirizado por los indígenas, Aucas: “No es
ningún tonto quien le da a Dios, lo que puede perder, para alcanzar lo que es
eterno.”
¡Sé, por
encima de todo un mayordomo integral! Así lo aconsejó el misionero más grande,
después del mismo JESÚS, el apóstol Pablo:
“Mi antiguo yo ha sido crucificado con
Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo
terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por
mí.” Gálatas 2:20 (NTV). Este es el ¡desafío
de la mayordomía total!
¿Oración:
Amantisimo
Padre-Dueño
¡Hoy quiero comenzar a ser un
mayordomo total, dejando que tu Hijo reine en mí desde aquí hasta la eternidad
futura! Sé que quieres alcanzar a muchos por medio de mi buena mayordomía de mi
vida y todo lo que tengo y soy. Haz conmigo lo que según tu propósito has
diseñado y ayudáme para ser ejemplos para otros. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Una
buena mayordomía comienza con la entrega total al Dios-Dueño.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda
aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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