perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: 1 Corintios 12:7-11
Pero a cada uno le es dada la manifestación del
Espíritu para provecho. 1 Corintios 12:7 (RV60)
“¿A quién beneficia un árbol de manzana al
producir su fruto?” Pregunté a los que vinieron a la conferencia sobre los
dones del Espíritu Santo. Es raro, pero nadie mencionó al árbol que daba los
frutos. Ciertamente, el propósito de los dones espirituales no es para el
beneficio personal de quien lo posee, sino para beneficio de toda la iglesia y
la extensión del reino de Dios en toda la tierra.
Ciertamente el SEÑOR nos ha dado dones, y como
buenos mayordomos o administradores en los asuntos del reino, debemos administrarlos
con toda sabiduría de lo Alto, como lo dice el Apóstol Pedro: “¿Has
recibido el don de hablar en público? Entonces, habla como si Dios mismo
estuviera hablando por medio de ti. ¿Has recibido el don de ayudar a otros?
Ayúdalos con toda la fuerza y la energía que Dios te da. Así, cada cosa que
hagan traerá gloria a Dios por medio de Jesucristo. ¡A él sea toda la gloria y
todo el poder por siempre y para siempre! Amén.” (1 Pedro 4:11,NTV). ¡DIOS nos equipa
para servir a otros!
Le debemos muchas cosas al apóstol Pablo en la
sistematización de la teología, pero en el terreno de la analogía tampoco se
quedó corto, así que al hablar de la Iglesia del SEÑOR, una de sus
comparaciones favoritas es con el cuerpo humano, el cual esta compuesto por
distintos miembros, y todos esos miembros -externos e internos- son
importantes, porque así lo determinó nuestro Creador: “Mas ahora Dios ha
colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso” (1
Corintios 12:18).
Termino de oír una predicación grabada de uno de
mis discípulos, recién graduado del Seminario, y me llenó de gozo saber que él
es y será uno de los grandes predicadores de la presente y de la próxima
generación. No existen dudas al respecto, este hombre tiene el don de
predicación con todo lo que eso significa. Al oírlo, recordé sus comienzos,
cuando le di la primera oportunidad para que predicara en nuestra iglesia, por
supuesto, hice lo posible para ayudarlo previamente, y durante varias semanas
me reuní con él, preparamos juntos el mensaje y oramos para que el Señor añadiera
su bendición.
Así llegó el ansiado domingo, el templo estaba
lleno y yo emocionado y listo para escuchar a aquel joven en su primera
predicación. Cuando aquel hombre abrió la Palabra de Dios y expuso el mensaje a
todos los que estábamos allí, supimos que Dios mismo nos hablaba y fuimos
movidos a otro nivel en nuestras vidas cristianas para la gloria de Dios.
Allí, delante del púlpito, entre todos los que
pasaron al frente haciendo alguna decisión personal con el SEÑOR, estaba yo; aquel joven predicador
y yo, nos abrazamos conmovidos, llenos de gozo y con acciones de gracias a
nuestro Dios, porque sin duda, el Espíritu Santo continuaba su trabajo de
equipar a Su iglesia: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu,
repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1 Corintios 12:11, RV60).
Sí, los cristianos nacidos de nuevo, hemos sido equipados para el Reino. ¿Está sirviendo
a la iglesia y a la extensión del reino de Dios con su o sus dones?
Oración:
PADRE
ETERNO:
Tú me
conoces y me has equipado con la finalidad de glorificarte con todo lo que soy,
hablo y hago en medio de tu pueblo. Ayúdame a servirte sin murmuraciones, sin
quejas, sin retiradas y sin lamentos. Siempre con el gozo que el Espíritu Santo
ha puesto en mí para servirte y servir a los demás con fe y con amor. En el nombre
de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
¡Nadie carece de importancia, y todos son necesarios para que el
cuerpo del Señor funcione como debe ser!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de
su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por
aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por
obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún pensamiento para llevarlo conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios