Francisco Aular
En el caso de que
uno de tus compatriotas se empobrezca y tenga que vender parte de su heredad
familiar, su pariente más cercano rescatará lo que su
hermano haya vendido.
Levítico 25:25 (NVI)
JESÚS
es nuestro Pariente Redentor para
librarnos de la esclavitud. Ciertamente, vemos en el Antiguo
Testamento, que en la legislación de Israel, en lo que respecta a la propiedad
de la tierra, el Señor la otorgaba a la familia correspondiente por un tiempo,
sin embargo, un hombre podía perder su propiedad al hacer un mal negocio, o
caer en la pobreza, de tal manera que no la pudiera cultivar, pero, para ello, Dios
proveyó una manera de rescatar la propiedad perdida a través de una figura
llamada el “pariente redentor”.
Esto se ve muy bien en el libro de Rut, cuando Booz, pariente
de Nohemí, las redime. En el Nuevo Testamento, vemos que JESÚS vino a
rescatarnos de la esclavitud de Satanás y a llevarnos a la libertad en Dios:
“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36; RV60).
JESÚS
es nuestro Pariente Redentor por lo
que es.
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin
él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:1-3). Pues bien, hace ya
muchos años que llegué a la siguiente conclusión: Si Dios es Dios, tiene que tener
un Plan para todo lo que Él ha creado; si Dios es Dios, Él tiene que tomar la
iniciativa y buscarnos para revelar al ser humano su Plan. Sí, en efecto, Dios
tiene un Plan que inició antes de la fundación del mundo: “Según nos escogió en
él antes de la fundación del mundo…” (Efesios 2:5ª), ese Plan nos es revelado
por las Sagradas Escrituras, la Biblia. Ahora bien, en esa eternidad pasada,
Dios predeterminó que formaría a dos seres para que vivieran con él, como su
familia por la eternidad: Los ángeles y los seres humanos. Y en cuanto a la
manera de cómo revelar su Plan a los seres humanos, lo hace utilizando su
Trinidad en un solo Dios: El Hijo habrá de gobernar en toda la creación:
“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú
creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”
(Apocalipsis 4:11; RV60), en ese gobierno divino el Padre ha planeado todo y lo
ha dado como herencia a su Hijo. Así todas las cosas son del Hijo, son por
medio del Hijo y van al Hijo “Porque de él, y por él, y para él, son todas las
cosas. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (Romanos 11:36).
Al Espíritu Santo, la tercera Persona de la Trinidad, le corresponde llevar a
cabo todo lo que el Padre ha planeado para su Hijo: “Pero cuando venga el
Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su
propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas
que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará
saber” (Juan 16:13,14).
JESÚS
es nuestro Pariente Redentor por lo
que hizo.
Pagó
el precio por nuestros pecados y nos compró un lugar en el cielo para nosotros,
el cual nos lo regala por su gracia, “quien llevó él mismo nuestros pecados en
su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,
vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Pedro 2:24), y lo
mejor de todo, para nosotros los seres humanos es que por medio del nuevo nacimiento
(Juan 3:3) Dios nos hace sus hijos, “mas a todos los que le recibieron, a los
que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan
1:12). De allí que somos coherederos con Cristo de todo lo que el Padre le ha
dado, “así que yo no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de
Dios por medio de Cristo” (Gálatas 4:7). ¡Así se cumple el maravilloso plan
para nuestras vidas desde antes de la fundación del mundo!
Oración:
Padre Eterno:
¡Gracias por la libertad que me has dado al hacerme tu
hijo y coheredero con JESÚS! ¡Bendito y alabado sea tu plan eterno de salvación
y verdadera libertad para tus hijos! Amén.
Perla de hoy:
Cualquier sistema
de libertad humano nos deja esclavos en este mundo. Nuestra libertad verdadera,
dada por JESÚS, nos pone en el cielo.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para
llevarlo conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios