Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Marcos
15:31-41
Y a la hora novena Jesús clamó
a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi,
¿lama sabactani? que
traducido
es: Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has
desamparado?
Marcos 15:34 (RV60)
La palabra de
la soledad total
Nosotros nunca
podremos imaginar lo que era el tormento de la crucifixión. La agonía en la
cruz duraba a veces varios días. En el caso de nuestro SEÑOR y SALVADOR, los
tormentos más crueles tal vez, no fueron los físicos, sino los del alma, los
del espíritu. El doctor Francisco Lacueva, gran teólogo español, sacerdote católico-romano,
convertido al Evangelio, especialista tanto en hebreo como el griego, dice que
una mejor traducción al español de estos versículos tanto en Mateo como en
Marcos, literalmente, diría:
“¡Dios mío,
Dios mío!,
¿para qué me
desamparaste?”
Si fuese “¿por
qué?”, estaría pidiendo explicaciones. En efecto, JESÚS no está demandando una respuesta
sino un propósito. No es un rebelde sino un SALVADOR. Porque el mismo había
dicho en Getsemaní:
“Padre mío, si
quieres pasa
de mí esta
copa; pero no se
haga mi
voluntad,
sino la tuya”
(Lucas 22:42).
Aquella soledad
que ahora caía sobre Él, tenía un propósito, mostrar que CRISTO vivió de algún
modo el infierno por nosotros. No en un sentido cuantitativo, pero si
cualitativo. Después de la tercera palabra como dice la Biblia:
“Hubo tinieblas
sobre toda la
tierra hasta la
hora novena”
(Marcos 15:33).
Así que en
medio de aquellas tinieblas surge esta cuarta palabra. No es un grito triste
del Siervo Sufriente en silencio, en medio de su soledad total de tres horas,
sino es también una palabra de conquista. JESÚS, destinado para ser SEÑOR desde
antes de que el mundo fuese, estaba a punto de conquistar para todos los
pecadores un lugar en el cielo.
Soledad
indecible
Igualmente, en
esta cuarta palabra, encontramos: Una soledad indecible, una salvación
indecible y un gozo indecible por el triunfo final. Una soledad indecible:
JESÚS sufrió una soledad que desafía descripción alguna, una tristeza que no
podemos entender plenamente. Nadie como Él, perfecto, puro y sin mancha puede
sentir en todo su ser divino, lo que es el pecado. Nunca nuestro sufrimiento se
podrá comparar con el de JESÚS:
Porque también
Cristo padeció
una sola vez
por los pecados,
el justo por
los injustos, para
llevarnos a
Dios, siendo a la
verdad muerto
en la carne,
pero vivificado
en espíritu”.
(1 Pedro 3:18.).
Salvación indecible
JESÚS estaba
comprando para nosotros una salvación indecible. ¿Qué podemos decir? Esta
salvación es indecible por la Persona que conquistó para nosotros un lugar en
el cielo. En efecto, Pablo dijo:
“¡Gracias a
Dios por su
don inefable!”
(2 Corintios
9:15).
JESÚS es el
Regalo de DIOS para nosotros los seres humanos. JESÚS es la ofrenda
propiciatoria por nuestros delitos y pecados. JESÚS es el sustituto en la cruz,
Él tomó nuestro lugar en la cruz. Sí, por unos instantes que parecieron una
eternidad, JESÚS fue separado del
amor y la presencia de DIOS cuando fue hecho pecado por nosotros, de esta
manera nos conquistó una salvación que nunca nos podrá separar del amor de
Dios:
¿Quién nos
separará del
amor de Cristo?
¿Tribulación,
o angustia, o persecución,
o hambre, o
desnudez,
o peligro, o
espada?
Antes, en todas
estas cosas
somos más que
vencedores
por medio de
aquel que nos amó
(Romanos 8:35,37).
Gozo indecible
por el triunfo final
Nunca
obtendremos algo bueno sin que alguien pague el precio. Todo asunto que valga
la pena tiene también su cuota de sacrificio. Debido a que el propósito de la
muerte de JESÚS era traernos una bendición muy grande a los seres humanos. De
hecho a través de la historia del Cristianismo, el gozo del Cristiano –nacido de
nuevo-, es indecible e imposible de medir. Es un gozo indecible y lleno de
gloria; la paz que poseemos sobrepasa a todo entendimiento: la salvación es
inmensurable y sin fin. A todos nos espera un fabuloso mañana en la Nueva
Jerusalén donde moraremos para siempre con el Señor. Todo esto fue hecho
posible porque JESÚS exclamó:
“¿Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has desamparado?.
¡Bendito y
alabado sea nuestro Dios!
Oración
¿Qué
quiero mi JESÚS?
Pedro
Calderón de la Barca
¿Qué
quiero mi Jesús? Quiero quererte,
quiero cuanto hay en mí del todo darte.
Sin tener más placer que el de adorarte,
sin tener más temor que el de ofenderte.
quiero cuanto hay en mí del todo darte.
Sin tener más placer que el de adorarte,
sin tener más temor que el de ofenderte.
Quiero
olvidarlo todo y conocerte,
quiero dejarlo todo por buscarte,
quiero perderlo todo para hallarte,
quiero ignorarlo todo por saberte.
quiero dejarlo todo por buscarte,
quiero perderlo todo para hallarte,
quiero ignorarlo todo por saberte.
Quiero,
amable Jesús, abismarme
en ese dulce hueco de tu herida
y en tus divinas llamas abrasarme.
en ese dulce hueco de tu herida
y en tus divinas llamas abrasarme.
Quiero,
por fin, en ti transfigurarme,
morir a mi para vivir tu vida;
perderme en ti, Jesús, y no encontrarme.
morir a mi para vivir tu vida;
perderme en ti, Jesús, y no encontrarme.
Perla de
hoy:
Las
Siete Palabras de JESÚS en la cruz expresan el propósito de Su muerte en
nuestro lugar.
Interacción:
¿Qué me
dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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