Perlas del alma
Francisco
Aular
Lectura
devocional: 1 Corintios 13
“Y si
tuviera el don de profecía,
y
entendiera todos los misterios,
y tuviera todo el conocimiento,
y tuviera todo el conocimiento,
y si
tuviera toda la fe, de tal manera
que trasladara los montes,
y no tengo amor, nada soy”
1 Corintios 13:2 (RVC)
¡Esta canción al amor,
originalmente escrita en griego, nos habla del amor “Ágape”- el amor
desinteresado, sin condiciones- en donde ponemos el espíritu, el alma y el
cuerpo! ¡La mejor canción al amor que he escuchado, escucho y escucharé! ¡Me
deja sin aliento este poema eterno al amor! ¡Bravo mi amado Apóstol por estas
notas que ponen en su verdadero sitio al amor! ¿Qué es el amor? Drummond, quien
escribió mucho sobre el amor en la generación pasada, lo llamaba el “summun
bonun”; el bien supremo. Muchísimo antes en este poema, el apóstol Pablo, en su
brillante Capítulo 13, de a los Corintios Capítulo, demuestra que amor es
superior a cualquier cosa que hagamos en esta tierra a favor del reino de Dios.
¡La gente anda buscamos milagros y portentos; pero DIOS anda buscando a hombres
y mujeres que amen como Él, ama!
En efecto, las quince
características que el apóstol Pablo nos va a describir en este pasaje, es el
amor “ágape”. El amor que viene de DIOS y se lo considera en muchas partes del
Nuevo Testamento. Pero en ninguna otra parte de la Biblia el amor alcanza la
dimensión y posición tan elevada como en la Carta a los Corintios. Un gran
estudioso de los escritos paulinos dijo que este capítulo es “lo más grandioso,
lo más fuerte, y lo más profundo que jamás escribiera Pablo.” Ciertamente,
Pablo exalta el hecho de que lo más grande que un ser humano puede poseer es un
carácter que proyecte este amor, como lo había hecho el mismo SEÑOR JESÚS. De
tal manera que como discípulos e hijos de DIOS, los cristianos nacidos de
nuevo, podemos hacer muchas cosas, pero sin amor: nada somos.
En esta canción al amor, el autor
deja bien sentada la supremacía del amor frente a los dones y cualquier otra
virtud que el Espíritu Santo produzca en cada creyente. Comienza con el famoso
“don de lenguas”, el cual tiene que ver como utilizamos nuestra boca y nuestra
lengua. Debemos recordar que los griegos le daban mucha importancia a la
oratoria y a la elocuencia; igualmente al hablar otros idiomas. Especialmente,
los cultos esotéricos practicaban, la “glosolalia”, el hablar en lenguas. Así
que no era extraño que algunos de los hermanos de corintios, también la
practicaran. No obstante, Pablo advierte que “si hablo lenguas humanas y
angelicales” y no tengo amor, puedo hacer un ruido ensordecedor e inútil. En
cambio, lo superior es utilizar a nuestra boca para la edificación de los
creyentes con las palabras sazonadas por el amor de DIOS que vive en nosotros.
Comparado el don de lenguas con el don de profetizar o predicar, éste último es
prioritario: “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación,
exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se
edifica; pero el que profetiza edifica a la iglesia…mayor es el que profetiza
que el que habla en lenguas” (1Corintios 14:3-4,5b RV60).
Por consiguiente, el cristiano
nacido de nuevo, debe preguntarse ¿Qué hago en la tierra? Debe considerar en su
respuesta el hecho que la vida humana es breve, vamos de paso. Los dones
espirituales son herramientas para el “hacer” cosas para DIOS; pero la llenura
del poder del Espíritu Santo, y el fruto del mismo Espíritu, tienen que ver con
el “ser”, con nuestro carácter o la manera en que DIOS obra a través de
nosotros a favor de los demás, sobre todo en un mundo sin DIOS, sin fe, sin
esperanza y amor. El cristiano nacido de nuevo debe expresar el amor DIOS que
lleva en sí, desde que nació de nuevo:
”Porque el amor de Dios ha sido
derramado
en nuestros corazones por el
Espíritu Santo
que nos fue dado.” (Romanos 5:5,
RV60).
En estos días de mi ya larga vida
-moviéndome como un ser humano imperfecto en medio del pueblo de DIOS- llego a
la conclusión. Cualquier cosa que hagamos en el Reino de DIOS, debe llevar la
marca que muestre: la excelencia, belleza y el sello del amor de hacer todo
para la gloria de DIOS.
En consecuencia, nuestra fe no
esta basada en nosotros mismos porque el objeto de nuestra fe como cristianos
nacidos de nuevo, es DIOS y Su bendita Palabra. ¡Esa seguridad no descansa
sobre nuestros sentimientos, nuestras emociones –que cualquiera puede
manipular-, sino en las miles de promesas que DIOS ha dispuesto para quienes le
amamos y servimos en Su Palabra para hacer, lo único que debemos hacer: ¡Salvar
a los que no tienen todavía en ellos, el amor de DIOS! Al llegar a la presencia
de DIOS, lo único que nos llevaremos será el amor que le hemos profesado a Él y
a nuestro prójimo, por eso, haríamos mucho si nos aprendiéramos de memoria y
vivimos esta canción de amor de Primera a los Corintios 13. La canción al amor.
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE ETERNO:
Ayúdame a amar como tu amaste con
tu amor silencioso y temerario. Darme por ti, valor hasta final, sin temor a
sufrir en el Calvario. Que no sea yo el centro, sino tú, y tu amor por cada ser
humano. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Cualquier obra que hagamos en el
Reino de DIOS, debe tener un solo propósito: mostrar el amor de DIOS en
nosotros.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de
su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por
aprender
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por
obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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