Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura
devocional: 1 Corintios 9:10-19
“Porque con esperanza debe
arar el que ara, y el que trilla,
con esperanza de recibir del
fruto”.
1 Corintios 9:10b (RV60)
“La esperanza es
el estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos…En
la doctrina cristiana, virtud teologal por la que se espera que DIOS dé los
bienes que ha prometido.”(DRAE)
¡Increíble
lo que hace la esperanza! ¡DIOS nos pone la esperaza en nosotros para que
logremos lo imposible, en esta vida y después! Sin embargo, una virtud tan
positiva como la esperanza también puede pasar por sus crisis. En
efecto, el Dr. Leonardo Polo, catedrático de Historia de la Filosofía en la
universidad de Navarra, España, afirmó: “La crisis actual es una crisis
de esperanza”.
En efecto,
hoy en día, más que nunca, han hecho su aparición magos, adivinos, brujos,
profetas de desastres a corto plazo; hablan, tuercen la historia, escriben,
utilizan los medios de comunicación y van de lugar en lugar, llevando sus
elucubraciones, cuentos y fábulas. Las librerías esotéricas hacen sus ganancias
con la gran clientela de este tipo de literatura. Y la gente les cree, y los
siguen. Igualmente, el avance de ideologías que siembran la miseria entre los
pueblos, llenan las mentes de éstos, con falsas esperanzas que terminan en
fracasos. En realidad el ser humano, desde siempre, desde que despertó a la
intriga, a la duda y a la desobediencia, ante el enigmático árbol “de la
ciencia del bien y del mal” -cuyo conocimiento le estaba prohibido-, ha gustado
de explorar y ha puesto su esperanza en los misterios del futuro que
su mente finita predice o se deja llevar por las realidades de las fuerzas
ocultas dirigidas por el mismísimo Satanás. Ciertamente, algunos
futurólogos de gran talento han estado preocupados por el porvenir de la raza
humana. Algunos piensan incluso que hay unos cuántos multimillonarios detrás del
Covid-19, y que la tierra es plana. Pero otros, van a los horóscopos y a los
adivinos para intentar superar la crisis de esperanza que los
asfixia. Pero, ¿hay alguien que puede profetizar el destino? Bueno, déjeme
decirle que si tal persona
existiera, en pocos días, llegaría a gobernar a este mundo.
Pues bien,
toda esta angustia cósmica y crisis dela esperanza a que estamos
sometidos, avanza amenazándonos a llevarnos consigo: levantamiento de los
pueblos en varios continentes, la represión de los dueños del poder contra los
manifestantes; la reacción de la comunidad internacional ante estos hechos; el
peligro nuclear entre los países que compiten por la lucha armamentista; la
debacle financiera de las principales economías; el incremento de gobiernos
corruptos que frenan la libertad y prosperidad de las naciones que gobiernan;
los millones que mueren de hambre; la inseguridad social: uno sabe que sale
pero no sabe si regresa vivo a casa, porque los delincuentes están al asecho;
crisis de valores; desmoronamiento de los matrimonios y las familias y otras
instituciones tradicionales. Y, desde luego, el incremento de los pesimistas
que nos contagian por las redes sociales, están produciendo, ante todo una
crisis de esperaza.
Existe por
decirlo de alguna manera, un debilitamiento y vacilación en las convicciones, y
no se ve a corto plazo una renovación de los valores que nos han sostenido por
siglos. La situación personal, nacional o planetaria nos agobia. No se trata de
que peligre nuestra vida, sino la vida en sí misma. Esto nos lleva a una
sensación de vacío, de cansancio; estamos simplemente agotados antes de hacer
nada. En lugar de vivir, sobrevivimos. Sin duda, tenemos una crisis
de esperanza.
Afortunadamente, el Hacedor del ser humano tiene un plan para nosotros, comenzó en la eternidad pasada, existe en el presente, y se proyecta a un fabuloso futuro. DIOS nos creó para Él, y como decía San Agustín: “Oh Dios, nos has hecho para ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en ti…”.
Afortunadamente, el Hacedor del ser humano tiene un plan para nosotros, comenzó en la eternidad pasada, existe en el presente, y se proyecta a un fabuloso futuro. DIOS nos creó para Él, y como decía San Agustín: “Oh Dios, nos has hecho para ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en ti…”.
Así como
los árboles lucen secos, como esqueletos emblanquecidos en el duro invierno,
reverdecen ante la inminencia de la primavera. El DIOS invisible, pero
presente, es según el apóstol Pablo,“la esperanza de gloria”… DIOS
nos ha preparado para salir airosos a pesar de los sufrimientos, las
circunstancias adversas y de nuestras lágrimas. Si la angustia es la realidad
de un mundo injusto y sin remedio, la esperanzade DIOS es la salvación
posible en cualquier instante; la salvación es el regalo que DIOS nos hace; así
podemos realizar el verdadero propósito de vivir en este mundo y mas allá de
esta vida humana; sí efectivamente, esta es una invitación a nacer de nuevo,
para poseer una fuente inagotable, y entre otras bendiciones,
la esperanza:
“Y
esta esperanza no
nos
defrauda, porque
Dios ha
derramado
su amor en
nuestro corazón
por el
Espíritu Santo que nos
ha dado”
(Romanos
5:5 NVI).
De esta
manera, la esperanza en el cristiano no entra en crisis por las
circunstancias inmediatas, sino que está siempre presente y se agiganta por
encima de ellas, porque se fundamenta en la fe inconmovible de un DIOS
inmutable, siempre dispuesto a cumplir su promesa, y con la certeza del
sembrador que espera a su tiempo una buena cosecha:
“Porque
con esperanza debe
arar el
que ara,
y el que
trilla,
con esperanza de
r
ecibir del
fruto”
1
Corintios 9:10b (RV60).
Ahora
bien, yo soy un esperanzado sin límites y sueño con un fabuloso mañana, y como
decía Martin Luther King, pastor bautista, estadounidense: “Si ayudo a una sola
persona a tener esperanza, no habré vivido en vano.” ¡Fuera con el
desánimo y renovemos la esperanza!
¡Adelante,
siempre adelante!
Oración:
PADRE
CELESTIAL:
Así como
el sembrador planta la semilla esperanzado en su multiplicación al final de la
cosecha, igualmente, ayúdame a descansar en ti y haz que
mi esperanza sea viva y creciente. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La esperanza es
confiar en que lo que Dios me promete en Su Palabra, lo cumplirá.
Interacción:
¿Qué me
dice DIOS hoy por medio de Su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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