Mis
amados, esta perla viene un “poquito larga”, pido sus disculpas. Por favor,
haga un esfuerzo y léala toda. ¡Feliz fin de semana en el SEÑOR! Su pastor y amigo.
¡Adelante, siempre adelante!
Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: 1 Juan 5:1-13
“Pues todo hijo de Dios vence
a este mundo de maldad,
y logramos esa victoria
por medio de nuestra fe”.
1 Juan 5:4 (NTV)
¡Hoy soy vencedor! “Pues todo hijo de DIOS vence a
este mundo de maldad”. Escribo este devocional en medio de la batalla que los
científicos y los gobiernos de todo el mundo enfrentan, con bríos, sin descanso,
sin renuncias y sin desfallecer. En realidad nos enfrentamos a un enemigo
invisible, sin piedad y poderoso, llamado Covid-19. Nacido en la China, a
finales del año pasado. Las noticias, llegaban; pero las sentíamos lejanas de
nosotros que estábamos en la Navidad y el Año Nuevo. Hoy la cifra de
contaminados, enfermos y muertes, avanzan cada día y la enfermedad podemos
tener cerca de nosotros, con nosotros o tal vez, en nosotros.¡Celebramos cuando
vemos también los miles que han ganado esa batalla!
¡Hoy soy vencedor”. Pero hoy, como ser humano que
soy, no me quejaré del sufrimiento; tampoco perderé el tiempo en autocompadecerme
por la parte de este sufrimiento que estamos pasando (eso sí, confieso con
siete décadas encima, nunca he visto algo igual). Por el contrario les invito a
considerar el tema: ¡Hoy soy vencedor! Basado en esta carta del “discipulo
amado del SEÑOR”, el Apóstol Juan.
·
¡Hoy soy vencedor
poque JESÚS, ha vencido!
·
¡Hoy soy vencedor
porque DIOS mismo lo testifica!
·
¡Hoy soy vencedor
porque tengo vida eterna!
·
¡Hoy soy vencedor
porque tengo seguridad de salvación!
¡Hoy soy vencedor porque JESÚS, ha vencido!:
“¿Y quién puede ganar esta
batalla
contra el mundo?
Únicamente los que creen que
Jesús es el Hijo de Dios”. V.5.
JESÚS en la Cruz perdonó nuestros pecados por Su
preciosa sangre; pero el domingo cuando JESÚS resucitó nos dio la victoria
completa. Fuimos declarados justos delante de DIOS y así como JESÚS, resucitó, ¡nosotros
también resucitaremos! Sin embargo por el poder de Su resurreción, podemos ser
victoriosos mientras vivamos en este cuerpo temporal, en el hoy, en el más acá…
Y, desde luego hoy vivimos en la “esperaza viva”, de nuestra propia
resurreción. En efecto, nos espera
un fabuloso mañana en el más allá. Porque DIOS está satisfecho con el rescate
hecho por JESÚS para que vivamos como Sus discípulos, y podamos vencer: al
mundo, al demonio y la carne. El milagro de la resurrección, hace posible que
vivamos como alguien dijo una vida intercambiada con JESÚS: Cuando Él murió, yo
morí; cuando Él resucitó, yo resucité. ¡Ahora por la fe y la obra del Espíritu Santo!
¡CRISTO vive Su vida en mí!:
“Con Cristo estoy juntamente crucificado,
y ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí;
y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo
en la fe del Hijo de Dios,
el cual me amó
y se entrego así mismo por
mí”.
(Gálatas 2:20, RV60).
¡Hoy soy vencedor porque DIOS mismo lo testifica!:
“Ya que creemos el testimonio
humano, sin duda alguna
podemos
creer el testimonio de más
valor que
proviene de Dios; y Dios ha
dado
testimonio acerca de su Hijo”. V.9.
El diccionario nos dice que testigo, es: “Persona
que ha presenciado un hecho determinado o sabe alguna cosa y declara en un
juicio dando testimonio de ello”. ¡DIOS mismo da testimonio de Su Hijo en la
ocasión de Su bautismo:
“Y una voz dijo desde el cielo:
Tú eres mi Hijo muy amado
y me das un gran gozo”.
(Marcos 2:11.NTV).
¡La influencia bienhechora de JESÚS en la
historia de nuestro mundo, a estas alturas de nuestro calendario, nadie niega!
Hoy millones de hombres y mujeres, lo amamos, servimos y proclamamos como SEÑOR
y SALVADOR. Yo, pertenezco a Sus discípulos y hemos caminado juntos por 57
años. ¡Que distinción vivir, servirlo y morir por JESÚS:
“Porque de él, y por él, y para él,
son todas las cosas. A él sea la
gloria por los siglos. Amén.”
(Romanos 11:36,RV60).
¡Hoy soy vencedor porque tengo vida eterna!:
“Y este es el testimonio: que Dios
nos ha dado vida eterna; él nos dio
vida eterna, y esa vida está en su Hijo”.
V. 11.
Qué precioso el día cuando descubrí tres palabras que significan “vida”
en griego: “Bíos. Zoé y Psiqué”… Dejo las otros dos para otro momento. Me
concreto en Zóe que es la palabra que significa “Vida eterna” y aparece 43
veces en esta forma. ¡Casí me caigo de la silla de la alegría cuando descubrí
que JESÚS mismo es la Vida Zoé! Como por ejemplo, cuando Él dijo:
“Yo soy la resurrección y la
vida;
el que cree en mí, aunque
esté muerto vivirá”.
(Juan 11:25,RV60).
Dice Juan aquí, en versículo 11 en el capítulo 5 de su primera carta:
“Esa vida está en su Hijo…” ¡Que gran testimonio de uno que anduvo con JESÚS
como decimos en mi tierra: “Para arriba y para abajo” durante tres años… Ahora
bien, ¡Tengo a JESÚS en mi corazón, la Vida Zoé, vive en mí! ¡Eso significa que
debo cuidarme en estos días de cuarentena a causa del Covid-19, es una
enfermedad que puede ser mortal para la vida “bios” en mi cuerpo que es
temporal! ¡Pero tengo en mí la Vida Zoé, que tiene el control del Covid-19!
Puedo exclamar: ¡Covid-19, aquí vive JESÚS: Fuera! De todos modos, sabiendo
esto, no tiento a DIOS y me cuido. Y lo invito a usted: ¡Cuídese!
¡Hoy soy vencedor porque estoy seguro de mi salvación!
“El que tiene al Hijo, tiene la vida;
él que no tiene al hijo de
Dios,
no tiene la vida”. V.12.
Cuando los discípulos del SEÑOR JESÚS predicaban el Evangelio, no
titubeaban al exigir una decisión
frete a la Vida Zoé y la seguridad de esa decisión. Aunque mi conversión al
Evangelio, lo hice cuando estaba solo en casa. No dejé de testificar a mi
famiia y a mis compañeros de trabajo, y esa mismo convicción de pecador
arrepentido, me hizo buscar a una iglesia. Y no descansé hasta llegar allí y
hacer mi decisión pública para hacerme parte de la Iglesia del SEÑOR! A 57 años
de aquel momento inicial, ¡JESÚS es mi pasión y triunfo! Y estoy seguro que, si
hoy, DIOS ha determinado llevarme con Él, estaré allí para siempre por la
seguridad que me da la Palabra de DIOS:
“El que tiene al Hijo, tiene la vida;
él que no tiene al hijo de
Dios,
no tiene la vida”. V.12.
Una mujer de
nuestra iglesia, trabajadora como pocas, entre la quinta y sexta década de su
vida, le pedí que me contara la historia de su salvación. Me relató su
testimonio, toda su historia desde la niñez en que había nacido en un hogar
cristiano, le pedí permiso al interrumpirla y le pregunté: ¿Si murieras hoy
crees que irías al cielo?...No. Fue su triste respuesta acompañada de un
llanto. Ese mismo día, ella oró e invitó a JESÚS a su vida. ¡Luego de celebrar
ese hecho puntual en su vida, librándose de sus dudas en cuanto a esta verdad!
Sabiendo que ella conocía bien su Biblia, le pedí leyera en voz alta, lo hizo
en 1 Juan 5:11,12, y luego le hice tres preguntas:
¿Según estos versículos que tiene la persona que tiene a CRISTO? Ella
respondió con seguridad: “Vida eterna” ¡Muy bien, exclamé! “¿Qué acerca del que
no tiene a CRISTO? ¡No tiene la vida eterna! Su respuesta fue inmediata y
segura. Así que para concluir: Entonces, ¿qué posees, si tienes a CRISTO en tu
vida?…Conmovida, dijo: ¡Tengo vida eterna!...Si usted duda sobre una coversión
así. Déjeme decirle, un asunto fue conocer a aquella gran mujer antes y después
de su oración de decisión por fe. ¡Su vida cambió que hasta el punto de llegar
a mostrar el carácter de una discípula de JESÚS, en todo lo que hacía;
igualmente su familia, tambien vino a CRISTO!
Adicionalmente, puedo decir que Juan, insiste en que tengamos la
seguridad de nuestra salvación, cuando afirma:
“Estas cosas os escrito a vosotros
que creéis en el nombre del
Hijo
de Dios, para que sepáis que
tenéis eterna, y para que creáis
en el nombre del Hijo de DIOS”.
(1 Juan 5:13,RV60).
Esta convicción sembrada en mí, la recuerdo muy bien por un precioso
himno que cantábamos en la iglesia, cuando yo llegué, y que me ayudó –y todavía
mi ayuda- al cantarlo:
“Cuán glorioso es el cambio operado en mi ser,
Viniendo a mi vida el Señor;
Hay en mi alma una paz que yo ansiaba tener,
La paz que me trajo su amor.
Coro:
Él vino a mi corazón, él vino a mi corazón,
Soy feliz con la vida que Cristo me dio,
Cuando él vino a mi corazón.
(Charle H. Gabriel, Tr. Vicente Mendoza, NHP #72, CBP, 1983)
Oración:
PADRE ETERNO:
Ahora entiendo que tú me amas y que desde antes de la
creación del mundo, tú quisiste que yo fuera parte de tu familia. SEÑOR, con
humildad te pido que perdones mis pecados, me arrepiento, y te ruego que vengas
a mi vida. Gracias JESÚS por salvarme y de ahora en adelante, tú eres mi SEÑOR
y SALVADOR. Amén.
Perla de hoy:
Nuestro breve paso por esta tierra está en las manos de DIOS; nuestros
espíritus y nuestras almas están bajo Sus cuidados. ¡No temamos!
Interacción:
¿Qué me dice
DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna
promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna
lección por aprender?
¿Existe alguna
bendición para disfrutar?
¿Existe algún
mandamiento a obedecer?
¿Existe algún
pecado a evitar?
¿Existe algún
pensamiento para llevarlo conmigo?
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