Francisco Aular
Perlasdelalma@gmail.com
Lectura
devocional: 2 Corintios 12:1-10
Y me ha dicho: Bástate mi
gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. 2 Corintios 12:9a (RV60)
¿Sufrimos
los cristianos? Sí, y a veces mucho más que cualquier otro ser humano, por el
mayor conocimiento que tenemos de Dios, Su gracia y Su santidad. Uno de los grandes de la
historia del Cristianismo fue el apóstol Pablo, después del mismo JESÚS nadie
llegó a ser tan grande como él. Pablo, desde que nació de nuevo en su camino a
Damasco, disfrutó su relación con Dios al máximo de tal manera que pudo decir:
“Para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase
desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que
me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera.” (2 Corintios 12:7 RV60).
¿Cuál era el “aguijón en la carne” del Apóstol? Nunca lo sabremos, quizás una
dolencia física que lo atormentaba, aun así, Pablo no se detuvo en la extensión
del reino; acudió a la oración y Dios le respondió: Bástate
mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. (2 Corintios 12:9a RV60).
Más tarde en el cristianismo, la poeta Teresa de Ávila, puso
esta verdad en un poema que se llama “Nada te turbe”, su primera estrofa ha
dado la vuelta al mundo:
Nada te turbe,
nada te
espante,
todo se pasa,
Dios no se
muda;
la paciencia
todo lo
alcanza;
quien a Dios
tiene
nada le falta:
Sólo Dios
basta.
Pues bien, el apóstol Pablo nunca tuvo temor de revelarse en
sus aciertos y errores, en sus debilidades y flaquezas. La idea de que los
santos no pecan, vendría más tarde en la historia del cristianismo, con sus
aureolas y todo. Es muy claro que Pablo sabía que la actitud de admitir sus
fallos y sus puntos débiles daría como resultado las oraciones de los demás por
él, y la intervención de la gracia y el poder de Dios. Pablo nos enseña la
verdad de que todos tenemos debilidades. ¿Qué haremos, declarar que no las
tenemos? ¿Nos desesperaremos como los demás mortales? ¡No! Debemos presentarnos
delante de Dios como lo que somos: ¡Cristianos, nacidos de nuevo por la gracia
de Dios, en construcción hacia lo que debemos ser en Cristo! Puede ser que
nuestro pecado sea grande; ¡la gracia de Dios es mayor!; no importa el tamaño
de nuestro sufrimiento, de nuestra prueba, y de nuestro “aguijón”, lo que sí
importa es ¡lo grande de nuestro Dios! Como lo expresa la poeta Annie Flint en
su famoso himno Su gracia es mayor, que dice así:
Su gracia es mayor, si las cargas aumentan
su fuerza es mayor, si la prueba es más cruel
si es grande la lucha, mayor es su gracia
si más son las penas, mayor es su paz.
Su amor no termina, su gracia no acaba,
un límite no hay al poder de Jesús;
pues de sus inmensas riquezas en gloria,
abundan sus dones, abunda su amor.
Si nuestros recursos se han agotado,
y fuerzas nos faltan para continuar,
si al punto ya estamos de desanimarnos,
la hora ha llegado en que Dios obrará.
su fuerza es mayor, si la prueba es más cruel
si es grande la lucha, mayor es su gracia
si más son las penas, mayor es su paz.
Su amor no termina, su gracia no acaba,
un límite no hay al poder de Jesús;
pues de sus inmensas riquezas en gloria,
abundan sus dones, abunda su amor.
Si nuestros recursos se han agotado,
y fuerzas nos faltan para continuar,
si al punto ya estamos de desanimarnos,
la hora ha llegado en que Dios obrará.
¡Que el
Señor nos permita recordar siempre lo grandiosa que es Su gracia! ¡Lo
entendamos o no, Su gracia es mayor!
Oración:
Amantísimo
Padre:
Tu gracia
es un poder misterioso e indefinible. Te arremangaste y desnudaste tu brazo
para alcanzarme. No existe nada que me pueda separar de tu gracia, de tu amor y
perdón. No abusaré de tu gracia porque no es barata, a ti te costó tu Hijo, y al
Hijo le costó su muerte. Hoy te pido fuerzas para continuar sirviéndote, a
pesar de las pruebas y sufrimientos, pero con mi corazón lleno de gratitud. En
el nombre de JESÚS, amén.
Toda
prueba o sufrimiento en el hijo de Dios, solamente es una oportunidad para que
Dios obre. Su gracia es mayor.
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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