miércoles, 3 de octubre de 2018

¡JESÚS oró por mí!

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Lectura devocional: Juan 17:20-26
No te pido sólo por estos discípulos, sino también por todos los que creerán en mí por el mensaje de ellos. Juan 17:20 (NTV)

El Espíritu Santo llevaba muchos años tratando conmigo, pero aquel jueves santo de 1963 fue el día definitivo para llegar a JESÚS. Yo era de aquellos que pensaba cruzar el puente ante de llegar a él, quería tener el comportamiento de un buen cristiano, sin haberme convertido.

Me sentía confundido con tantas iglesias, denominaciones y sectas, todas diciendo ser las únicas dueñas de la verdad absoluta. Pero en esta oportunidad, el Espíritu Santo me estaba llevando a Su Palabra viva. La abrí en el Santo Evangelio según San Juan,  y primero en la mañana lo leí  completo, de manera global. Aunque por mi trasfondo religioso católico romano, yo había escuchado la historia de la pasión y muerte del SEÑODR JESUCRISTO, así que leerla era toda una experiencia diferente.

En la tarde, volví a leer el evangelio de San Juan, pero en esta ocasión, más despacio. La historia se me iba encarnando poco a poco, con la convicción producida por el Espíritu Santo. Todo me pareció tan claro y convincente. ¿Por qué no lo había entendido antes? Así, llegué al capítulo 17, versículo 20: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por lo que han de creer en mí por la palabra de ellos”. Me conmovió de una manera que no lo puedo describir en un idioma terrenal, el gran hecho de que JESÚS, el SEÑOR, había orado por sus discípulos, y los cristianos nacidos de nuevo desde entonces y hasta cuando estemos con Él en Su Segunda Venida… ¡Pero yo no sabía mucho de eso, así que me conmovió deducir que el SEÑOR había orado, ¡también por mí!, sí, en efecto, ¡yo estuve en la mente del SEÑOR JESÚS todo el tiempo desde antes de la fundación del mundo! Una cosa es compararse con otros seres humanos, porque según nuestro propio juicio, tal y como ellos somos imperfectos, pero otra cosa es compararse con el SEÑOR JESÚS; aquel hombre extraordinario y santo, había orado por mí… Si hoy todavía no lo puedo comprender a plenitud lo grande de Su misericordia y amor por el pecador, aun cuando es abril pasado cumplí 55 años de esta experiencia, menos, aquella tarde, en la azotea del apartamento donde vivía, frente al majestuoso Ávila, la montaña que rodea a Caracas, la capital de Venezuela, mi país de origen.

En medio de esta conmoción, no pude más, me arrodillé y oré pidiéndole perdón al SEÑOR JESÚS –alguien me había enseñao que hacer en un momento como aquel, y eso hice-. Por lo emotivo que soy, lloré un largo rato al considerarme amado por el SEÑOR, me levanté de allí, con la seguridad de que mi amado Padre Eterno, me había escuchado, excepto mis lágrimas, la única sensación fue, la seguridad de que desde ese momento en adelante, el JESUCRISTO religioso que yo había conocido se me había vuelto “carne de mi carne y hueso de mis huesos” (Efesios 5:30).

Al regresar a mi trabrajo compartí me experiencia espiritual con mi jefe y mis compañeros, tal vez no me entendieron; pero el Espíritu de Dios que me había llevado a esa experiencia de conversión, es el mismo que llevó a Felipe al eunuco en el libro de los Hechos, y lo hará con todo aquel que cree, y con usted si frente al toque del Espíritu Santo es dócil y humilde para entenderlo.

En aquellos años y todavía lo exclamo con gozo y gratitud como testimonio personal: ¡JESÚS oró por mí

Oración:
PADRE ETERNO:
¡Gracias por tu plan de salvación desde la eternidad y hasta la eternidad! ¡Gracias por tu Hijo amado que oró y murió por nosotros los pecadores! ¡Ayúdame a orar y compartir con otros esta salvación tan grande! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Tenga una oración de gratitud al Padre y tenga la seguridad que, si ha orado volviéndose de todo corazón a Dios por los méritos de CRISTO en la Cruz, indudablemente, el Padre le oyó y lo trajo a Él.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?


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