Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Salmos 24:1-10
La tierra es del SEÑOR y todo lo que hay en ella; el mundo y todos sus
habitantes le pertenecen. Salmos 24:1 (NTV)
Mayordomía es la doctrina bíblica que nos enseña que Dios es Dueño absoluto
de todo. En efecto, la mayordomía es el uso de los recursos dados por Dios al ser humano para
realizar las metas dadas por Dios porque Él es el legítimo Dueño de todo. ¡No
se trata de nosotros se trata de Dios! Esto lo ilustramos mejor con la
siguiente historia: El gran maestro Arturo Toscanini (1867-1957), en una
ocasión, se puso delante de la orquesta y dijo: “¡Nada soy yo, Toscanini; nada
son ustedes; Beethoven es todo!” Comprendió el gran músico que la función de
aquella orquesta, el coro y la de él como director, era transmitir a los
oyentes a Beethoven. En esa misma forma la Biblia nos presenta esta verdad
práctica de la mayordomía, nos somos nosotros los dueños ni siquiera de
nosotros mismos. Así que todos
aquí en la creación divina, debemos comprender de manera práctica como ser un
mayordomo fiel… y serlo.
El rey poeta David, refleja en los Salmos la mayoría escritos por él, que
creía que su propósito en la vida, era presentar la grandeza de Dios como Dueño
absoluto de todo. De hecho, la mayordomía es la docrina que nos enseña que Dios
es dueño de nosotros como seres humanos y debemos hacer que el mundo nos vea
como simples administradores o mayordomos que debemos dar cuenta al final del
día sobre como hemos administrado Su propiedad: “La tierra es del SEÑOR y todo lo que hay
en ella; el mundo y todos sus habitantes le pertenecen.” Salmos 24:1 (NTV).
Que agradecido estoy al SEÑOR que me llevó a una iglesia con un pastor
amoroso pero muy responsable como administrador o mayordomo de los recursos de Dios, el finado Dr.
Charles B. Clark. La primera lección de la mayordomía que recibí me dejo casi
sin aliento, “Dios es Dueño absoluto de todo”…yo pensaba que el dinero que yo
tenía en mi cartera era mío, también mi vida, mi voluntad, mi cuerpo, me
alegraba de mi propia autonomía, “soy dueño de mi propio destino”… y un largo
etcétera. “¡No, Fran todo es de Dios y algún día darás cuenta de tu mayordomía,
sobre los bienes que Él entregó en tus manos!” ¡Qué gran verdad, decidí
seguirla y allí prosigo!
Ciertamente,
Dios ha puesto ya 55 años en que empecé a practicar la mayordomía cristiana,
después de aquella primera Campaña de Mayordomía en nuestra Misión Bautista
Emanuel… y darle a Dios, lo de Dios. En este instante, mientras escribo, miro a
mi alrededor nada más, y compruebo que todo lo que tengo, no me lo llevaré al
salir. Por decirlo en alguna manera práctica, escucho el andar de mi preciosa
esposa Mary en la cocina, ¿qué digo mía? No ella, es de Dios. Pienso y oro
todos los días por otros tesoros amados que son míos, nuestros cuatro hijos y
nueve nietos, ¿qué digo, nuestros? No, ellos son de Dios. De esta manera, el
mayordomo tarde o temprano tendrá que concluir como un varón de Dios, llamado
Job: «Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo estaré cuando me vaya. El
SEÑOR me dio lo que tenía y el SEÑOR me lo ha quitado. ¡Alabado sea el nombre
del SEÑOR!». (Job 1:21,NTV).
Oración:
Amantísimo
Padre Celestial:
Aquí estoy SEÑOR inclinado ante tu grandeza y dándote las gracias por
haberme enseñado desde joven que soy simplemente un administrador, un
mayordomomo de todo de todo cuando me has dado. Ayúdame a seguir adelante
esforzándome en tu gracia, hasta que escuche tu voz decirme: “Bien, buen siervo
y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra al gozo de tu
Señor.” En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Nada soy yo, nada somos: ¡JESUCRISTO es todo!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de
su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por
aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por
obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para
llevarlo conmigo?
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