jueves, 12 de septiembre de 2019

¡DIOS con nosotros en las pruebas!

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: 2 Corintios 4:13-18
Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. 2 Corintios 4:17 (NVI)

“¡Pastor Alberto sufrió un accidente con su carro y está en el hospital entre la vida y la muerte!” Era la voz entrecortada de María, la esposa de Alberto. Le di una rápida mirada al reloj de mi mesa de noche y eran las 2 y 30 minutos de la madrugada. Me levanté tan rápido como pude y acudí en auxilio de la esposa de Alberto –la cual me había llamado- para llevarla conmigo al hospital. Cuando llegué al edificio, allí estaba María, esperándome. Había un problema, yo era un nuevo habitante de la gran ciudad canadiense de Toronto, y no conocía muy bien las direcciones, María llevaba a penas meses en la ciudad también. ¡En esa época no existía ese gran auxiliar que es el GPS!

Como pudimos nos dirigimos  hacia el sur de la ciudad al Toronto Western Hospital de la esquina de Dundas y Bathurst, en alguna manera preguntaríamos por el camino. Emprendimos el viaje en oración y con un susto en el corazón.  Cuando llegamos a una de las calles del centro de la ciudad, hice un giro para estacionarme y preguntar, en eso, escuché la voz de María: “¡Pastor estamos en frente del hospital!”…

Tuve la seguridad de que el Señor estaba con nosotros. Me estacioné y corrimos a la puerta de emergencia, nos indicaron la habitación en donde deberíamos esperar noticias de nuestro amado Alberto. Seguíamos orando en silencio, pidiéndole al SEÑOR un milagro. Se abrió la puerta del quirófano, y dos médicos vinieron y nos explicaron que el accidente había sido tan grave que el enfermo estaba en coma, e igualmente quedaría parapléjico. María lloraba al escuchar a los médicos. Pidieron permiso para retirarse y uno de ellos, se retorno y nos dijo: “Yo soy el médico que voy a operarlo, por favor oren por mí”… ¡Era un médico creyente, oramos y eso nos produjo una profunda tranquilidad! Comunicamos a todos los hermanos en la fe que pudimos, que oraran. La oración se puso de moda en nuestra iglesia y DIOS hizo la obra en Alberto.

Alberto pasó varios meses en algunas de aquellas terapias de rehabilitación. Algunas veces, casi desmayaba pero la Palabra de Dios lo consolaba: “Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren”. (2 Corintios 1:3,4,NVI). Nuestra iglesia hacía oraciones por Alberto y su familia, todo el tiempo. Meses después, Alberto vino a la iglesia caminando… a agradecer las oraciones de sus amados hermanos, y sobre todo, que a pesar de la prueba tan fuerte que le había tocado vivir, aprendió en medio del dolor que había experimentado, lo que tantas veces le había dicho a los demás: ¡DIOS esta con nosostros en las pruebas!

Oración:
Padre Todopoderoso:
Hoy derramo mi corazón delante de ti porque eres mi refugio, en acciones de gracias. Soy testigo viviente de tu poder, tu amor y gracia porque en ti he confiado, no solamente en momentos críticos, sino en mi andar cotidiano. Hazme saber el camino por donde debo andar, lo que debo pensar, hablar y hacer, porque a ti elevaré mi alma en busca de dirección este día y siempre, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy
La oración es la línea abierta de comunicación del cristiano con el cielo en busca de dirección y poder.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

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