Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 1 Juan 3:14-24
Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. 1
Juan 3:18 (RV60)
Se ha dicho
que al final del primer siglo del cristianismo, un anciano acostumbraba a
visitar las congregaciones, al reconocerlo los líderes de la iglesia, con
frecuencia, le daban la oportunidad de decir algunas palabras a los feligreses.
Solemnemente se ponía de pie, con su báculo golpeaba el piso, mientras decía:
“Ámense los unos a los otros”, y todos respondían: Amén. Aquel anciano era el
apóstol Juan. Con razón es conocido como el apóstol del amor.
Cuando el Apóstol
afirma que los cristianos “no amemos de palabra, sino de hecho y en verdad”,
está diciendo que nos relacionemos de tal manera que podamos ayudarnos los unos
a los otros. Ciertamente, el amor sólo se puede conservar cuando lo ponemos en
acción. Será muy difícil encontrar la felicidad, si todo lo que poseemos es un
monumento a nosotros mismos. En cada uno de nosotros habita tanto el deseo de
amar como el de ser amados. Pero el amor es importante en la medida que nos
relacionemos con los demás, sin la relación de los unos con los otros no puede
circular el amor. Así el amor sólo fluirá en mí, si lo pongo en acción con los
demás. De lo contrario, se convierte en egoísmo que a la postre será como el
Mar Muerto, que recibe pero no da.
Una persona
que es capaz de amar y darse, sin esperar nada a cambio es la mejor imagen de
nuestro Señor JESÚS. Creo que el amor nos mantiene jóvenes y llenos de ilusión,
porque la juventud se mide por el esfuerzo y su actividad a favor de los demás.
En el otro extremo está la ancianidad, no existe nada más bello que ver a un
anciano, como el caso del apóstol Juan, sobre cuya persona flota una sensación
de vida y frescor, por su insistencia sobre el amor.
A veces
palpamos en nosotros un amor que fluye hacia todo lo que existe y que respira,
especialmente hacia el pueblo de Dios, nuestra familia espiritual aquí en la
tierra. Eso se debe a que la Biblia dice: “Y nosotros hemos conocido y creído el amor
que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor,
permanece en Dios, y Dios en él.” (1 Juan 4:16), y el apóstol
Pablo también nos dice que ese amor “fue derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo” (Romanos 5:5). De tal manera que todos, sin excusa alguna, podemos
amar como Dios ama, entonces, podemos ver que el amor es acción.
Oración:
Señor que yo pueda comprender y experimentar
que: El amor es sufrido, es benigno; el
amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada
indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la
injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán,
y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. (1 Corintios 13:4-8) En el
nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El amor de
Dios nunca deja de ser y está en el corazón de Sus hijos
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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