Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Efesios 4:1-6
Sean humildes, amables y
pacientes, y con amor dense apoyo los unos a los otros. Efesios 4:2 (La Biblia
en lenguaje actual)
El
diccionario nos ayuda a comenzar hoy, esa cualidad del fruto del Espíritu que
se llama, paciencia: “Capacidad para
sufrir o soportar las penas y los infortunios sin perturbarse…capacidad para
hacer trabajos minuciosos o pesados…calma y tranquilidad cuando se espera algo
que se desea”…Sin embargo, en el lenguaje corriente, usted y yo sabemos que
empleamos la palabra paciencia para designar la capacidad que un cristiano
tiene para esperar, sin dañar su salud: el tráfico vehicular en sus horas
pesadas; esperar al cónyuge que termine de arreglarse para no llegar tarde a la
iglesia; la conversaciones de los hijos en el teléfono, cuando estamos
esperando una llamada urgente; en la fila del supermercado o en la sala de
espera del médico. Entonces, nos provoca orar: “¡Señor dame paciencia, pero
dámela rápido!”…
¿Cuál
es la fuente de la paciencia? Diremos
que es el amor “ágape” el amor de Dios en nosotros por el poder del Espíritu
Santo, por eso, la paciencia es parte del fruto espiritual producido por Él: “En cambio, el fruto del
Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,
humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas” (Gálatas 5:22-23 NVI) El apóstol Pablo escribió a los romanos y le señaló
que Dios es la fuente de la paciencia: “Aunque,
en realidad, es Dios quien nos da paciencia y nos anima. A él le pido que los
ayude a ustedes a llevarse bien con todos, siguiendo el ejemplo de Jesucristo”
(Romanos 15:5 La Biblia en lenguaje actual)
Una
de las grandes verdades bíblicas es que la paciencia,
como el o los dones que Dios nos da, y el fruto del Espíritu nos viene por
medio del nuevo nacimiento. Esta virtud divina ya vive en el creyente y lo que
tenemos que hacer es aprender a desarrollarla hasta que llegue a niveles altos.
El corazón que es productivo para Dios, sin duda dará buenos frutos: “Las semillas que cayeron
en buena tierra representan a los que oyen el mensaje de Dios y lo aceptan con
una actitud obediente y sincera. Estos últimos se mantienen firmes y sus
acciones son buenas” (Lucas 8:15 la Biblia en lenguaje
actual) No obstante, esta verdad, la paciencia
puede brotar durante el tiempo de las pruebas, las tribulaciones y las
circunstancias de nuestra vida humana: “Pero también nos alegra tener que sufrir, porque sabemos
que así aprenderemos a soportar el sufrimiento. Y si
aprendemos a soportarlo, seremos aprobados por Dios. Y si él nos aprueba
podremos estar seguros de nuestra salvación. De eso estamos seguros: Dios
cumplirá su promesa, porque él nos ha llenado el corazón con su amor, por medio
del Espíritu Santo que nos ha dado” (Romanos 5:3-5 la Biblia en lenguaje actual) Santiago nos dice también: “La
prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra
completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falta cosa alguna” (Santiago
1:3-4 RV60)
El
genuino creyente en Dios sabe que la prueba no sobreviene por casualidad: “En el crisol se prueba la plata y en el
horno se prueba el oro, pero al corazón lo prueba el Señor” (Proverbios 17:3 NVI) Esos
que predican de que el cristiano no sufre, están negando, uno de los aporte mas
bellos del cristianismo: aprender a confiar absolutamente en Dios. La paciencia es una virtud que el cristiano
debe mantener, mientras espera la Segunda Venida de Cristo. Nosotros no podemos
explicar suficientemente por qué el ser humano sufre, pero si podemos usar el sufrimiento
para confiar en Dios: “Ustedes no han pasado por ninguna tentación que otros no hayan tenido. Y
pueden confiar en Dios, pues él no va a permitir que sufran más tentaciones de
las que pueden soportar. Además, cuando vengan las tentaciones, Dios mismo les
mostrará cómo vencerlas, y así podrán resistir” (1
Corintios 10:13) Se puede decir que la paciencia
en un verdadero discípulo de JESÚS, es la confianza en Dios, la certeza de que
Él nos ama como un Padre Todopoderoso y perfectamente sabio que es; por
consiguiente, aunque en los primeros días de la prueba, tenga la tentación de
preguntarle a Dios: “¿Por qué a mí?” Que lo puede llevar a la depresión. Por el
contrario, usted clama a Dios en
medio de la prueba, se levanta y le dice a su Padre amoroso: “¿Qué quieres
conmigo, Señor?”. La paciencia entonces, cobra un carácter activo y se
convierte en esperanza. Así descubre el amar a Dios sobre todas las cosas, por
eso, la paciencia es la esencia del amor.
Oración:
Padre justo:
Conoces todo en mí, y por la fe, moras en mí desde que nací de nuevo. Por
lo tanto, tú eres mi todo y mi paciencia. Abro mi corazón y te ruego que tomes
control de mis actitudes y yo pueda mostrar a los que me rodean: Tu paciencia
en mí como la escencia de tu amor por un pecador como yo, y al mismo tiempo
vivir apartado del mal como tú. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Las pruebas y la paciencia, pueden ser el camino que Dios
utiliza para llevarte hacia el triunfo.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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