Francisco
Aular
Lectura
devocional: Filipenses 4:1-9
Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender.
La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús. Filipenses 4:7 (NTV).
Me acerqué entre
aquellos cables, mangueras y bolsas de suero que rodeaban a la enferma para
orar con ella y por ella. Había sufrido un accidente automovilístico y estaba
muy grave, y su esposo -nuevo creyente de la iglesia-, me pidió acompañarlo;
allí estábamos. La mujer abrió sus ojos y al ver a su esposo, lloró. Nos pidió
con sus ojos que nos acercáramos más, y eso hicimos. Hizo un esfuerzo, y como pudo
se dirigió a su esposo. “¡Gracias amor por venir!”, el hombre que la conocía
muy bien, empezó a llorar. Ella continuó hablando, “anoche al sufrir el accidente y mientras el
carro daba vueltas por el barranco, comprendí que he sido muy injusta contigo,
al criticarte tan severamente por tu nueva fe…, si tu Señor me permite
levantarme de aquí, te prometo que andaremos por caminos de paz y no más
peleas…”. El final fue feliz, porque aquella pareja rindió su vida al Señor, y
sé que todavía permanecen en senderos de paz con Dios, consigo mismos y con los
demás.
La carta del apóstol
Pablo a los Filipenses nos habla de los senderos de paz que debemos caminar
como cristianos nacidos de nuevo en la familia, en la iglesia y el mundo. Esta
carta, con propiedad ha sido llamada la Carta del gozo del cristiano. Allí,
claramente, encontramos en el capítulo cuatro de Filipenses – el cual es mi
favorito- los senderos de paz que nos llevan a mantener un carácter que muestra
el gozo de la vida cristiana. Lo cual no significa que el cristiano no pase por
los mismos sufrimientos que enfrenta todo ser humano, como nos los revela el
libro de Job, quien comprendiendo la brevedad de la vida y los sufrimientos que
enfrentamos, compara la fragilidad de una flor con la decadencia del ser humano:
“¡Qué frágil es el ser humano! ¡Qué breve es la vida, tan llena de
dificultades! Brotamos como una flor y después nos marchitamos; desaparecemos como una sombra pasajera” (Job
14:1,2; NTV) ¡Más claro, imposible!
Ahora bien, en esta
preciosa carta paulina, encontramos esta verdad principal, que por encima de
todo, el cristiano nacido de nuevo, aprende, como el Apóstol lo señala, a ser
feliz: “…pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”
(Filipenses 4:11b; RV60). El ser feliz, el tener gozo es una de las nueve
cualidades del fruto del Espíritu de Dios que mora en nosotros (Gálatas
5:22,23). ¡Todas esas cualidades viven en nosotros pero debemos aprender a
desarrollarlas! Nosotros tenemos que aprender lecciones que nos dan los hombres
y mujeres que como Pablo, han aprendido a caminar por los senderos de la paz,
en medio de las tormentas de la vida. Un gloria a Dios, a pesar de todo, surge
del corazón paulino, y por ello, nos legó en esta Carta, el texto de oro de los
cristianos: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
Senderos de paz
encontramos en la conducta diaria de los hombres y mujeres que son capaces de
mostrar firmeza en su fe, a pesar de las pruebas; reparar los rieles de las
relaciones rotas con los demás para que la paz pueda desplazarse sin
impedimentos; ser rápidos en pedir perdón al ofender y en perdonar ampliamente
a quienes los ofenden; ser pacificadores en un mundo lleno de enemistades, odio
y guerras; eliminar la violencia y ser de trato amable y gentil con los demás,
empezando por los de casa; ser cristiano que vive con la certeza de que nuestro
amado JESÚS viene pronto y estar preparado para irse con Él; dejar el afán y
poner a los pies de Cristo sus preocupaciones con oración y acciones de gracias
delante de Dios; reconocer que la paz de Dios y nuestra paz con Dios hacen un
impacto más allá de toda comprensión: La
paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús;
aprender a pensar mejores cosas, hablar mejores cosas y hacer mejores cosas
para optimizar el ambiente en donde se desenvuelven; aprender a vivir
humildemente delante de Dios y de los demás seres humanos; alejarse de toda
comodidad que impida servir al Señor en los terrenos difíciles; confiar en que
Dios lo sostendrá y proveerá para sus necesidades: “Mi Dios, pues, suplirá todo
lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses
4:19; RV60). ¡Que el Señor nos permita andar por senderos de paz!
Oración:
Al Dios y
Padre nuestro sea la gloria, y que se mueva con su mano poderosa y nos conduzca
en todo tiempo por senderos de paz.
Perla
de hoy:
Senderos
de paz nos es andar por caminos sin conflictos, sino en la presencia de Dios
Todopoderoso que nos sostendrá en medio de las pruebas de la vida.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento a obedecer?
¿Existe
un pecado a evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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