Francisco Aular
Lectura devocional: Hebreos 4:6-13
Cada palabra que
Dios pronuncia tiene poder y tiene vida. La Palabra de
Dios es más cortante que una espada de dos filos, y
penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí
examina nuestros pensamientos y deseos, y deja en claro si son buenos o malos. Hebreos 4:12
(LBLA)
Como ya les he
contado, leyendo la Biblia un día –jueves santo, por cierto-, conocí la
revelación de Dios en JESÚS como mi Señor y Salvador. En
realidad, todo conocimiento de Dios para el ser humano es
por revelación que Él nos hace de Sí mismo. Dios es quien
cruza la brecha que existe entre Él y sus criaturas, permitiendo que lo
conozcan, tanto a Él como a su voluntad, “para que comprobéis cual sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2b).
JESÚS es la máxima revelación que Dios ha hecho de Sí
mismo, “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30), así, vemos que Dios nos habla
hoy a través de la fuente inagotable de
la Biblia. Estas verdades las pude comprobar aquella tarde de
abril de 1963, fecha en la cual inicié el estudio de la Palabra de Dios, y en ese viaje
sigo. Me deleito en oír, leer, estudiar, memorizar, meditar y practicar las
verdades bíblicas porque es la única manera de tener
“poder y vida” en lo que somos y en lo que hacemos. Por eso puedo afirmar: Es ¡Palabra viva!
Los invito a viajar
conmigo por los escritos del Nuevo Testamento o Nuevo
Pacto; en el Antiguo Testamento tenemos conocimiento de
la Ley de Dios, pero en el Nuevo Testamento la Gracia es
la reina de las doctrinas, “pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por
medio de Jesucristo” (Juan 1:17). Ahora sí, demos un
viaje por el Nuevo Testamento. ¡Vengan conmigo!
Atravesando el
jardín, presenciamos el nacimiento del Rey de reyes y Señor de señores en Mateo: “Y
darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (1:21). El telegrama de
Dios al ser humano en Marcos: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”
(1:15). La Misión del Hijo del
Hombre en Lucas, “porque el Hijo del Hombre vino a buscar
y a salvar lo que se había perdido” (19:10). La divinidad de
JESÚS en Juan, “en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios” (1:1). La ascensión de JESÚS y la venida del Espíritu Santo en Los Hechos y la Gran Comisión, “pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (1:8).
Vamos
al Seminario Teológico, cuyo rector es el Dr. Pablo de
Tarso, y a toda la sistematización de la obra de Dios tratada en 13 cartas. Nos encontramos, de
pronto, con las Epístolas Generales de Hebreos, Santiago,
1 y 2 de San Pedro, 1, 2,3 de San
Juan, y por último con la de San Judas, el hermano del
Señor. Es: ¡Palabra viva!
Todavía no salgo de mi asombro y, aun me espera el broche de
oro de toda la Biblia, el Apocalipsis, que nos muestra el
fin de la historia como la conocemos, y el descenso desde
el cielo de la Nueva Jerusalén. ¡Allí está el Cordero de Dios, JESÚS, con todo su poder, majestad y gloria! Al
finalizar este viaje con ustedes, caigo de rodillas y me
uno al canto nuevo que entonaban los cuatro seres vivientes y los veinticuatro
ancianos: “¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de
recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra,
la gloria y la alabanza!”. ”¡Al que está sentado en el trono y al
Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!” (Apocalipsis 12-13). Con absoluta seguridad
puedo decirles que desde aquel entonces -1963-, siento un amor supremo por la
Biblia, porque es: ¡Palabra viva!
Los que hemos
creído en el Mensaje de la Biblia y su influencia bienhechora en nuestras
vidas, durante septiembre de cada año, celebramos el mes de la Biblia, porque tal
día como mañana 26, en 1569 se terminó de imprimir la primera Biblia traducida
al español por Casiodoro de Reina. Esta versión posteriormente fue revisa por
otro grande en la historia de la Biblia en español, Cipriano de Valera, por eso
hoy la llamamos, versión: “Reina Valera”. ¡Bendito y alabado sea el Señor! Por hacernos
llegar hasta nosotros su, ¡Palabra viva!
Oración:
Padre eterno:
Como el rey David
puedo decir “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!, más que la miel a mi
boca”. Ayúdame a amar y vivir en tu Palabra. En el nombre de
JESÚS, amén.
Perla
de hoy:
No leamos la Biblia
solamente para saber más, sino para dejar que ella nos transforme.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento a obedecer?
¿Existe
un pecado a evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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