Francisco Aular
Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: ¿Por qué clamas a mí?
Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha. Éxodo
14:15 (La Biblia de Las Américas)
En mis años de recién convertido al Evangelio, en las
iglesias de mi denominación, teníamos una organización que se reunía todos los
domingos por la tarde: La Unión Bautista de Preparación. ¡Allí formábamos a los
líderes! Allí me formé yo. Un pensamiento que traía la revista guía de nuestros
estudios, me impactó, decía: “Pasaré por esta vida una sola vez. Si hay alguna
palabra amable que pueda decir, algún acto de bondad, o cualquier cosa buena
que puede hacer por mis semejantes, diga yo esa palabra, haga yo esa acción.
Pasaré por esta vida solamente una vez”. Esto es particularmente cierto, si
retrospectivamente, miramos al año 2012, el cual acabamos de despedir, y que sabemos
se nos fue para siempre, vino y pasó, ya es historia. Las palabras que no dije
en el momento preciso, las acciones que no hice a favor de otros, ya son
oportunidades perdidas.
Ayer fue el último día, el último momento de la
presentación de cuentas de lo que hicimos en el año que se nos fue: ¿Cuál es el
balance final? Al saber el resultado, sería muy bueno
recordar lo que alguien dijo: "El ayer es un cheque cancelado; olvídalo. El
mañana es una nota promisoria, no cuentes con ella. Pero la bendición de hoy
está presente y es en efectivo, aprovéchala porque no durará". En otras
palabras, no vivas en el pasado, no desperdicies el presente, con San Pablo
podemos afirmar: “…olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a
lo que está delante” (Filipenses 3:13; RV60).
En efecto, frente al nuevo
año tenemos que aprovechar el tiempo, no debemos desperdiciar ninguna
oportunidad para ser útiles. Como alguien dijo: “el tiempo es un gran maestro
para todos nosotros, el único problema es que este maestro acaba con sus
discípulos”… Frente al nuevo año y a los años futuros que tendemos por delante
con sus minutos y días que se irán desgranando uno tras otro, y cuyo número
disminuye implacablemente hasta llegar a cero; ¿cuántos años nos quedan por
vivir? No lo sabemos. Lo que si sabemos es lo que nos dice la Palabra: “Nadie puede retener su espíritu y evitar que se
marche. Nadie tiene el poder de impedir el día de su muerte. No hay forma de
escapar de esa cita obligatoria: esa batalla oscura. Y al enfrentarse con la
muerte, la maldad no rescatará al malvado” (Eclesiastés 8:8; NTV). La muerte es una realidad
inevitable, así como las pruebas que nos vienen en nuestro andar en este viaje
que es la vida humana. Así como Israel en su huida de
Egipto, cuyo lugar desde donde salían lo tenía detrás, y delante de ellos el
desafío del mar, nosotros tenemos la
misma perspectiva: No dejar que el miedo a lo conocido o desconocido nos
paralice, y nos robe el presente para siempre. En su búsqueda de dirección
Moisés recibió de Dios una orden: “¡Di a los hijo de Israel que
se pongan en marcha!”, nosotros ya
conocemos la historia, el pueblo de Israel marchó y cruzó el mar en seco y sus
enemigos perecieron, porque Dios no les permitió llegar a la orilla. ¡Dios hace
maravillas cuando su Pueblo se pone en marcha!
No niego que en nuestro mundo actual vivamos momentos angustiosos; pensemos
un instante en todo aquello que nos perturba: amenazas del terrorismo mundial,
tasas de criminalidad aterradora, los fenómenos naturales que nos asedian, los
tsunamis financieros que se avecinan, el incremento de la corrupción humana en
todos los niveles, todo ello, nos gritan la terrible verdad que nuestro mundo
está en llamas. Ninguna orden divina es
tan actual para nosotros en este momento en que contemplamos el primer día del
año 2013, que la orden divina: ¡Marchen!
Muy
cerca de nuestra casa están las famosísimas cataratas del Niágara. Por años, yo
había hablado y escrito sobre ellas en mis mensajes. Me las había imaginado una
y otra vez. La primera vez que las visité estaba lleno de expectación durante
el viaje. Llegamos. Su belleza me deslumbró. Me acerqué a la orilla lo más que
pude, a aquel sonido singular de sus muchas aguas, y al mirar su caída, parecía
que mi emoción subía hasta estallar en un, ¡gloria a Dios! Cerré mis ojos,
mientras caían sobre mi cara las gotas con las que la Niágara me daba su
bienvenida, en eso exclamé al Señor: ¡Oh Padre, esto es mucho más hermoso de lo
que yo me había imaginado! ¡Cuán grande eres!
En esta tierra,
nosotros los que vivimos estamos en una peregrinación hacia lo grande y
hermoso. ¡No existen palabras para describir lo que el cielo es y será para
nosotros! La única razón por la que un cristiano nacido de nuevo, todavía está
en esta tierra es para explicarle a los millones que no conocen a JESÚS quien
es Él, y lo que Él hizo por nosotros. ¡No existe un desafío más grande que el
que tenemos los cristianos en esta hora de anunciar el Evangelio, las buenas
nuevas de salvación, a esta generación! Nada puede ser más grande que la cosecha
espiritual que estamos a punto de ver en el mundo entero. ¡No podemos fallarle
a Dios! ¡No podemos paralizarnos en esta hora crucial para la humanidad!
Tenemos que proclamar en todas las formas, en todo lugar y a cualquier precio
que: ¡Si hay esperanza en JESÚS! Desde hace muchos años, he tenido un lema al
llegar a mi casa cuando el Señor me ha permitido evangelizar y cosechar un alma
para Cristo, le digo a mi familia con todo mi corazón lleno de un gozo
indescriptible: ¡Uno más para Cristo!
Como alguien que ha
dedicado su vida a Dios y está a punto de cumplir 50 años en el Evangelio,
siento en lo más íntimo de mi ser, que mi amado JESÚS, mi Señor y Salvador, me
dice: “¡Dile a mi pueblo que marche!”. ¡Feliz Año 2013!
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Tú dices en tu Palabra: “Acabamos
nuestros años como un pensamiento…Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,
que traigamos al corazón sabiduría” (Salmo 90:9; 12.) Al finalizar un año y en
el umbral de uno nuevo, vengo delante de Ti lleno de gratitud y con una súplica
en mis labios: ¡Señor pon alas a mi esperanza! ¡Me pongo en marcha para
conquistar este nuevo año para ti! En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No tienes que temer adónde vas ni lo que harás cuando JESÚS te ordene que
marches y esté contigo por dondequiera que vayas.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios