Francisco Aular
Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el
firmamento anuncia la obra de sus manos. Salmo 19:1
Tenía 16 años y el Espíritu Santo puso en mí una
búsqueda de Dios. Me sentía vacío y nada me satisfacía, así que me puse a
investigar sobre la existencia de Dios. En aquellos días, a principio de los
años sesenta, la competencia entre las dos potencias que polarizaban la opinión
mundial eran la Unión Soviética y los Estados Unidos. Las dos potencias se
lanzaron a la conquista espacial. Había un notable contraste en la manera en
como se difundían las noticias. La Unión Soviética mantenía en secreto todo lo
que hacían. Los medios de difusión de Estados Unidos no perdían la oportunidad
de informar al mundo los adelantos y los fracasos de su país en la carrera
espacial. Como adolescente, y en la búsqueda de Dios, no perdía oportunidad de
escuchar las opiniones que los científicos tenían de Dios. Así, nos enteramos
del éxito que había tenido el comandante y segundo cosmonauta ruso Gherman
Titov, al ponerse en órbita, luego de tal hecho, un periodista occidental le
preguntó si esa maravillosa experiencia de ver la inmensidad de la creación le
había cambiado su opinión de ateo, este hombre respondió: “En las 17 vueltas
que di en el espacio sideral, alrededor del mundo, lo busqué, pero no lo
encontré por ningún sitio. Decididamente, Dios no existe”.
Según puedo recordar, pocos días después, el
astronauta Allen B. Shepard, a bordo de su nave Mercury, salió también al
espacio, y a su regreso se le preguntó si él y su familia, antes de emprender
aquella gran aventura se habían sentido obligados a orar como no lo habían
hecho antes. Él respondió: “Oramos como de costumbre. Para mí y para mi
familia, Dios no es un recurso de para casos de emergencia, sino la experiencia
de todos los días”. En cuanto a mí, por aquel tiempo, resolví leer la Palabra
de Dios y estudiarla, puedo decir con certeza, que desde entonces, ella me ha
iluminado el camino por donde he andado.
Hoy en día, la mayoría de los científicos del
Centro Espacial de Houston son cristianos y miembros responsables de sus
iglesias del área en donde viven y trabajan. He tenido la oportunidad de
conocerlos personalmente y escuchar a algunos de ellos la valiosísima opinión
que tienen acerca de la Biblia, de Dios y de JESÚS, eso lo estimo en gran
manera, pero debo confesar que, después de viajar por unos casi cincuenta años
en la nave de la fe, y ver y vivir la gloria de Dios por mí mismo, mi fe no se
sostiene en las opiniones de los demás, sino en las verdades eternas de la
Palabra de Dios. Igualmente miro la creación y exclamo con la sencillez de la
fe del rey David, hace más de tres mil años: Los cielos cuentan la gloria de
Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Definitivamente,
David le creyó a Dios, y yo, también.
Oración:
Padre eterno:
Al saber que me has amado antes de que existiera, y
aun, antes de la fundación de este universo, puedo confiar plenamente en tu
misericordia y dejar a un lado mis temores para gozar de tu compañía para
siempre. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El diseño de la creación proclama que existe un
Maestro Diseñador. Créele a Dios y vive por Él y para Él.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento a obedecer?
¿Existe
un pecado a evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?