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MIÉRCOLES, 8 de febrero de 2023
Lectura devocional: Marcos 1:29-31
Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía. Marcos 1:31
Hace muchos años presencié la siguiente historia en mi país de origen: Venezuela. Una mujer campesina viaja desde Caracas dónde estaba viviendo hasta su pueblo natal en Edo. Yaracuy. Llega a San Felipe, la Capital de Yaracuy, como a las ocho de la mañana. Ella quería ver a su hermano mayor, pero también ver aquella sobrina amada quien ocupaba un puesto político en la Gobernación.
La mujer apuró sus pasos hacia la casa de su hermano, y al llegar, se enteró de que su amada sobrina estaba en cama, literalmente tumbada y con una gran cantidad de medicinas en su mesa de noche. La hermana en CRISTO, sin mediar otras palabras, con su hermano y su cuñada entraron al cuarto de la sobrina. Entonces, se arrimó a la cama, puso sus manos sobre la enferma, recitó un pasaje bíblico que había aprendido de memoria, y oró.
El hermano de la mujer invitó a su hermana para visitar otros familiares. Retornaron a la casa en donde estaba la enferma, y lo que ocurrió a continuación, no puede ser más extraordinario:
—“¿Cómo siguió la sobrina…? -preguntó-
—“¡No vas a creerlo”…, respondió la cuñada:
—“¡Tú sobrina se levantó y te cocinó una sopa de gallina!
Años después, esta buena mujer y yo, visitamos a aquella familia. Nos atendió la sobrina y estaba asombrada de lo que DIOS había hecho y ayudaba a la hermana en CRISTO a relatar la historia que ella me había contado. ¡Gloria al SEÑOR! ¡Ah perdón, que se me olvidaba decirles: ¡Aquella mujer era mi madre!...
La historia original, la tienen los Evangelios. Simón, el hermano de Andrés, el SEÑOR le puso por sobrenombre Pedro. Por los evangelios sabemos que Pedro tenía un carácter impetuoso, abierto e impaciente. Sin embargo, su fibra de liderazgo, la cual en los días del SEÑOR estaba muy en el fondo de los valores, fue emergiendo poco a poco.
Así que, a aquel hombre común y corriente, el SEÑOR lo va transformando hasta llegar a ser uno de los grandes del cristianismo de todos los tiempos. De Pedro tenemos sus dos epístolas; una de ellas, nos deja marcado su criterio muy personal en cuanto a la mujer: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” (1 Pedro 3:7).
Creo que Pedro hablaba con la experiencia de primera mano de poseer una preciosa esposa que había estado a su lado en los tiempos buenos y en las pruebas de su ministerio apostólico. Y, si esto es así, la madre de su esposa, su suegra fue también amada y respetada por su yerno.
Ahora bien, muchos chistes se han hecho sobre las suegras con el objeto de ridiculizarlas, pero en el hogar de Pedro y su amada esposa, la suegra era muy bien estimada. Marcos sitúa este incidente muy temprano en el ministerio de JESÚS, de tal manera que vemos como poco a poco, el SEÑOR fue llegando a la vida de sus discípulos y sus familiares, hasta formar un equipo muy bien sustentado en las buenas relaciones.
Así, por el relato, sabemos que la suegra de Pedro estaba enferma, con fiebre. Pedro y posiblemente Andrés, hablaron de la situación a JESÚS. Acto seguido, cuando el SEÑOR entró a la casa de Pedro, buscó a la enferma, tiernamente la tomó de la mano, y al instante la mujer fue sanada y levantada.
¡Cuánta gratitud sintió aquella mujer por el SEÑOR JESÚS! Ella, inmediatamente, empieza a servirles; “agrado demanda agrado”, me decía mi viejo pastor, Eusebio Pérez Domínguez. Sin duda, la suegra de Pedro estaba dotada de un don de servicio, y al sentirse sanada, puso todo lo que era y lo que sabía hacer bajo la dirección de DIOS y a Su servicio.
Toda sanidad que DIOS nos da es con un propósito, vivir más para servir mejor. La sanidad es un milagro de la voluntad divina. Los inconversos que no conocen a DIOS, al ser sanados pueden agradecer al instrumento que DIOS usó. En mis tantos años de servicio al reino, he tenido el privilegio de ver milagros por la mano del SEÑOR. Sin embargo, soy predicador del milagro de Sus milagros, que hizo JESÚS: ¡Viajar del cielo a la tierra para el milagro de nuestra conversión y tener Su Vida Eterna! Seamos sanados físicamente o no, de todos modos, moriremos. Nacer de nuevo, es para siempre.
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE CELESTIAL
¡Te alabo PADRE porque tu majestad y poder sostiene el universo y también a tus creaciones visibles e invisible! ¡Gracias por inclinar tus oídos para oírnos y por tu gracia infinita de ti esperamos milagros! ¡Ayúdanos a clamarte con amor y respeto como el DIOS que eres! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Pidamos al SEÑOR con un corazón agradecido que nos quite toda dolencia que nos impida servirle a Él con gozo y gratitud. Por lo tanto, DIOS ha alargado nuestra vida en la tierra para honrarlo y servirlo con gratitud.
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