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JUEVES, 9 de febrero de 2023
Lectura devocional: Lucas 13:10-17
Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. Lucas 13:13 (RV60)
Sonó el teléfono y la voz de una hermana de la iglesia, sollozante me dijo: —“Pastor, la doctora me informa que tengo un cáncer en el hígado, y que me divierta y viaje a mi tierra porque son pocos meses que me dan de vida…”
Confieso que me turbé un poco porque aquella amada era una hermana muy querida por todos nosotros, era una de las más fieles de nuestra congregación. Informé a la iglesia y hubo lágrimas en muchos ojos, pero todos empezamos a orar por un milagro, si fuere la voluntad de DIOS, sanarla.
La hermana, nunca dejó de asistir a la iglesia y con mucho gozo siguió sirviendo al SEÑOR. En nuestra iglesia, en el Servicio Dominical, tenemos un tiempo de intercesión pastoral como parte de nuestra liturgia, los hermanos pasan a orar y allí delante del SEÑOR, exponen su gratitud, interceden por otros y oran por sus propias necesidades.
Esto se hace, sin aspavientos y hasta sin acompañamiento musical, es un tiempo que denomino, suministración del amor y el poder de DIOS. Oro brevemente, y cada uno pasa a sentarse en su lugar, fue en ese instante que la hermana que estaba enferma con el cáncer se me acerca y me dice:
—“Pastor, siento que el SEÑOR ha escuchado mi oración y me ha sanado…”
Le respondí, ¡Gloria a DIOS hermana! Así fue. Al siguiente día, su doctora confirmó que la amada hermana había sido sanada y no salía de su asombro. Pues, el SEÑOR añadió diez años más de vida muy útiles para el reino a aquella hermana. ¡El toque de JESÚS hace milagros!
Lucas, nos habla de la curación de un mujer en el culto en una sinagoga, en donde JESÚS, enseñaba. Me imagino al SEÑOR enseñando, y entre los asistentes, ve a una mujer que por dieciocho años, la enfermedad la había dejado encorvada. Así con su joroba y todo, no dejaba de asistir a la sinagoga. Era una mujer fiel al SEÑOR.
Nunca se imaginó aquella mujer que DIOS premiaría su fidelidad, dándole lo que más ella ansiaba en la vida, su salud. Sin que ella se lo pidiera JESÚS se acercó espontáneamente, lleno de misericordia y de su gracia infinita: “Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad” (Lucas 13.12).
Aunque los legalistas protestaron, aquella mujer se enderezó y empezó a alabar a DIOS, porque ella había recibido, el toque de JESÚS.
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE CELESTIAL:
¡Gracias por extenderlos tu mano y alargar nuestros días en esta tierra! ¡Ayúdanos para que llenos de fe, esperanza y amor sirvamos en el reino en gratitud al buen propósito de tu voluntad a nuestro favor! En el nombre de JESÚS. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Mantengamos los ojos en nuestro SEÑOR, y Pidámosle un toque especial para nuestra sanidad física, emocional y espiritual.
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